“Que se callen las armas”, reclamó el Papa en Irak
El Papa pidió a la comunidad internacional que ayude al país, devastado por el terrorismo y la ocupación, pero sin “imponer intereses políticos o ideológicos”
La Iglesia Católica siempre ha venerado a sus mártires, aquellos creyentes que a lo largo de los siglos enfrentaron tremendos sufrimientos y persecuciones y mantuvieron su fe. El papa Francisco llegó ayer a Irak precisamente con el objetivo, entre otros, de prestar devoción a una de las comunidades cristianas más perseguidas de los tiempos modernos, con decenas de miles de muertos, refugiados y expulsados de su hogar. Y su primera actividad pública fue realizar una oración en la catedral del rito siriocatólico Nuestra Señora de la Salvación, en Bagdad, donde en octubre de 2010 terroristas islámicos mataron a 58 personas que asistían a una misa.
Ante un grupo reducido de personas, recordó a los “hermanos y hermanas que murieron en el atentado terrorista (...) y cuya beatificación está en proceso” y agradeció al clero iraquí por su “presencia” y su “cercanía” con los cristianos.
En el avión que lo llevaba a Irak, Francisco confesó a los periodistas que lo acompañaban que sentía “la obligación” de visitar una “tierra martirizada” por sus guerras y el terrorismo en su primer viaje al exterior desde que se declaró la pandemia, a comienzos de 2020.
Entre fuertes medidas de seguridad y con mascarilla por las medidas anticovid, el Papa, de 84 años, viajó como
“un peregrino de la paz” para reconfortar a una de las más antiguas comunidades cristianas del mundo, marcada por la violencia y la pobreza.
Durante su visita, que terminará el lunes tras recorrer 1.445 kilómetros especialmente por aire para evitar las zonas donde se esconden los yihadistas, Francisco también tenderá la mano a los musulmanes y se reunirá con el gran ayatolá Alí Sistani, la máxima autoridad chiita.
“Que callen las armas”. En su mensaje a las autoridades que lo recibieron, encabezadas por el presidente Barham Salih, Bergoglio hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que ayude a la pacificación de Irak, y de Medio Oriente, “pero sin imponer intereses políticos o ideológicos”.
“Basta de violencia, extremismo, facciones, intolerancias”
“Espero que las naciones no le retiren al pueblo iraquí la mano tendida de amistad y compromiso constructivo, y que sigan operando en un espíritu de corresponsabilidad con las autoridades locales, sin imponer intereses políticos o ideológicos”, sostuvo el Pontífice.
El Papa pidió “callar las armas. Limitar su difusión, aquí y en todas partes. Que cesen los intereses de parte, aquellos intereses externos que no están interesados en la población local. Dar voz a los constructores, a los artesanos de la paz. A los pequeños, a los pobres, a la gente sencilla que quiere vivir, trabajar, rezar en paz”, clamó Francisco.
“Basta de violencia, extremismo, facciones, intolerancias”, completó en fuerte llamamiento en su primer discurso en Irak, frente al gobierno, el cuerpo diplomático y las autoridades civiles.
Francisco también urgió al país a dejar de reprimir a sus jóvenes que pedían justicia. “Hay que construir la justicia”, reiteró. “Y que ninguno sea considerado ciudadano de segunda clase”, reclamó, “en particular los cristianos, el uno por ciento de la población de este país musulmán”, o los yazidíes, una minoría perseguida sin piedad por Estado Islámico.
“La diversidad religiosa, cultural y étnica, que ha caracterizado a la sociedad iraquí durante milenios, es un recurso precioso al que hay que fortalecer, no un obstáculo que hay que eliminar”, planteó Jorge Bergoglio.
“Hoy Irak está llamado a mostrar a todos, especialmente a los de Medio Oriente, que las diferencias, en lugar de dar lugar a conflictos, deben cooperar en armonía en la vida civil”, profundizó en su discurso.
Periplo. Desde Bagdad, visitará hoy y mañana Nayaf, Ur, Erbil, Mosul y Qaraqosh. En cada etapa solo verá a pocos centenares de fieles, salvo por la misa del domingo en un estadio de Erbil, en el Kurdistán, en presencia de varios miles de personas.
Bagdad aseguró haber adoptado todas las medidas de seguridad “terrestres y aéreas”. Y, muestra de una inesperada calma en las tensiones entre Irán y Estados
Unidos en Irak, uno de los grupúsculos que suele revindicar disparos de cohetes contra intereses estadounidenses anunció una tregua durante la visita papal.
La principal actividad de hoy para Francisco será el encuentro, por primera vez en la historia, entre un pontífice y el gran ayatolá Alí Sistani, de 90 años, el más importante líder religioso de los chiitas iraquíes, que son mayoría entre los musulmanes del país. Ambos se encontrarán en la ciudad santa de Nayaf, en el sur de Irak.
“Una de las primeras imágenes que el Papa podrá ver apenas su avión aterrice en Nayaf es un gran póster colocado junto al aeropuerto con una imagen suya y del ayatollah Sistani”, afirmó Kayder al-khoei, director de un seminario islámico que impulsa las relaciones interreligiosas.
Las imágenes, subrayó Al-khoei, está acompañadas por una célebre cita del imán Ali, del siglo VII, el último de los califas electos, primo y yerno del profeta Mahoma, reverenciado por los musulmanes yafaríes, el nombre correcto de los chiitas: “Las personas son de dos clases: o son tus hermanos en la religión, o son iguales a ti en la Creación”.
El Papa también participará en Ur, tierra natal de Abraham, pilar de las tres religiones monoteístas, en una oración con representantes chiitas, sunitas, yazidíes y sabeos.