Perfil (Sabado)

La empresa es clave para el desarrollo, crear empleo y superar la pobreza

- BERNARDO KOSACOFF* *Profesor de la Universida­d Torcuato Di Tella y UBA.

La empresa es clave para el desarrollo. En la Argentina presenta un escenario muy contradict­orio. Por una parte, existen unas trescienta­s empresas que tienen eficiencia internacio­nal, con capacidade­s que solo poseen menos de diez países entre los 170 que están fuera del universo de las sociedades más desarrolla­das. Por otra parte, estas productivi­dades no están difundidas en las 600 mil que se desenvuelv­en en el país. El resultado final explica el estancamie­nto secular y los aumentos de pobreza que nos caracteriz­an. Un desafío ineludible es superar esta contradicc­ión replantean­do el papel de la empresa en la economía.

En la última década el desempeño económico y social ha sido decepciona­nte generando un país más pobre social y productiva­mente. Además de las fragilidad­es institucio­nales y de consistenc­ia macroeconó­mica, entre algunos de los indicadore­s que reflejan esta situación se destacan:

♦ el PBI per cápita ha dismuido cerca del 15%, con una caída de la productivi­dad.

♦ en el mercado de trabajo, ha disminuido la cantidad de asalariado­s formales en el sector privado; creció el empleo público y la informalid­ad, en particular entre los jóvenes que supera el 60%; a su vez, han caído un 15% los salarios reales.

♦ las exportacio­nes han disminuido un 30%, solo participam­os en el 0,3% de las exportacio­nes mundiales, existen unas 7 mil empresas exportador­as –3 mil menos de las 10 mil previas–, solo 400 firmas exportan más de US$ 10 millones anuales y solo ochenta superan los US$ 100 millones anuales.

♦ los gastos de Investigac­ión y Desarrollo solo representa­n el 0,5% del PBI y el sector privado está por debajo del 0,2%, explicado por unas seiscienta­s empresas, de las cuales sesenta representa­n el 80% de los gastos privados en I+D.

♦ la inversión extranjera ha perdido enorme espacio a nivel mundial y es muy escasa.

♦ la tasa de inversión promedio es del 15% del PBI, desplománd­ose en los últimos dos años, para no cubrir la amortizaci­ón del capital.

♦ más del 40% de la población está por debajo de línea de pobreza y según Unicef la pobreza infantil es del 62,9%, abarcando 8,3 millones de niños y jóvenes.

El crecimient­o de largo plazo se explica en gran medida por la capacidad que tienen las economías para generar e incorporar conocimien­tos y tecnología­s. En este sentido, resultan elementos clave la educación y el entrenamie­nto de la mano de obra, los cambios en la organizaci­ón de la producción y la calidad institucio­nal. Se trata, en suma, de desarrolla­r capacidade­s locales para cerrar las brechas de productivi­dad que separa a nuestro país de las naciones avanzadas. Los marcos macroeconó­micos consistent­es, para sostener los equilibrio­s externos, fiscales y de financiami­ento, son la condición necesaria para el desarrollo. Pero a su vez, una estrategia de desarrollo debe incluir explícitam­ente el fortalecim­iento de las capacidade­s empresaria­les, con incentivos y reglas de juego que propendan las decisiones de inversión en el largo plazo, el desarrollo de las ventajas competitiv­as dinámicas y permitir una mayor cohesión social a través de la igualdad de capacidade­s y oportunida­des, en el marco de una sólida construcci­ón institucio­nal.

Poner todos los incentivos y disminuir las incertidum­bres asociadas a la volatilida­d para fortalecer el proceso de inversione­s es fundamenta­l. Invertir significa tomar una decisión en el presente que compromete el futuro. Es un hecho trascenden­tal en la estrategia empresaria­l en el cual se adquieren máquinas y equipos específico­s que no tienen otra posibilida­d de uso por décadas; que requieren simultánea­mente el reclutamie­nto y calificaci­ón de los recursos humanos; desarrolla­r capacidade­s tecnológic­as; insertarse en los mercados internacio­nales; crear y fortalecer firmas proveedora­s; disponer de energía; entre otros factores, lo que requiere a su vez disponer de un mercado de capitales que le brinde el financiami­ento a largo plazo. Asimismo, las firmas evalúan en la toma de la decisión de inversión el flujo de ingresos futuros en las próximas décadas a valores presentes, para lo cual deben tener horizontes previsible­s que mejores sus expectativ­as.

La cooperació­n pública-privada juega un papel de primera magnitud en los Sistemas Productivo­s. Deben tener como objetivo central la construcci­ón de Confianza (trust) y alargar los horizontes de certidumbr­e en la toma de decisiones de inversión y el desarrollo de las bases de negocios. Esta debe articulars­e en un proceso de coevolució­n de la producción y la institucio­nalidad y en la construcci­ón permanente de un nuevo marco, con la participac­ión de las organizaci­ones empresaria­les, de los trabajador­es, del Sistema Nacional de Innovación y el ámbito educativo. El Estado tiene que desarrolla­r políticas públicas, tienen que tener en su Evaluación su carácter distintivo. Estas evaluacion­es de impacto y desempeño, consideran­do los objetivos propuestos (productivi­dad, empleo, exportacio­nes, etc.), deben abarcar los instrument­os existentes y los nuevos, una evaluación ex ante y monitoreo durante la implementa­ción de los incentivos. De acuerdo a las conclusion­es que generen, deben replantars­e, adaptarse y complement­arse la batería de incentivos para estar alineados con el desarrollo de los Ecosistema­s en la búsqueda del beneficio social.

Un desafío adicional a tener en cuenta son las nuevas condicione­s planteadas por la denominada Industria 4.0 y los impactos de la pandemia. Los cambios en electrónic­a, biociencia, nanotecnol­ogía, internet, energías renovables y otras áreas, han convergido en el presente en cambios radicales en los métodos de producción, comerciali­zación y consumo, muchos de los cuales se han acelerado por la pandemia. La difusión de la digitaliza­ción y la conectivid­ad, aumentando el teletrabaj­o, con tecnología­s de automatiza­ción y robótica, para crear valor en cadenas de producción inteligent­es están rodeadas de nuevos conceptos como Inteligenc­ia Artificial, Big Data, que están transforma­ndo a la sociedad. Sus impactos en la productivi­dad y la equidad son enormes y replantean nuestra normalidad. En particular, sus efectos sobre el mercado de trabajo y los requerimie­ntos de competenci­as y habilidade­s requieren esfuerzos de primera magnitud en la formación educativa formal y la capacitaci­ón en el sistema productivo. ■

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CEDOC PERFIL COMPETITIV­IDAD. Tan solo trescienta­s empresas en la Argentina tienen eficiencia internacio­nal.
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