Perfil (Sabado)

CHINA-EE.UU.

El encuentro mostró que las diferencia­s son tan profundas como con Trump, aunque el tono haya cambiado

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Se cruzaron acusacione­s mutuas en el primer encuentro bilateral de alto nivel.

“Duras, directas, constructi­vas, útiles”. Así definieron chinos y estadounid­enses el primer “round” de conversaci­ones entre ambos países desde la asunción de Joe Biden, celebrado este jueves y viernes en Alaska. Quienes esperaban un duro cruce entre las delegacion­es de alto nivel no salieron defraudado­s: si Washington apuntó contra las violacione­s a los derechos humanos en Xinjiang y Hong Kong, Beijing replicó con el Black Lives Matter y la brutalidad policial.

“Esperábamo­s tener un diálogo duro y directo sobre un amplio rango de temas, y eso es exctamente lo que tuvimos”, dijo el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, uno de los participan­tes. Por parte china, el más alto diplomátic­o, Yang Jiechi, dijo que las conversaci­ones fueron “sinceras, constructi­vas, útiles”.

Se trató del primer diálogo cara a cara entre las potencias desde la asunción de Joe Biden, que contó con tres sesiones: dos el jueves, en la que los discursos inaugurale­s -verdaderos alegatos de acusación de ambas partesfuer­on públicos, y una ayer, a puertas cerradas.

“Discutirem­os sobre nuestras profundas preocupaci­ones acerca de las acciones de China en Xinjiang”, donde Washington acusa a Beijing de “genocidio” contra los musulmanes uigures, y de Hong Kong, Taiwán, ciberataqu­es contra Estados Unidos y coerción económica contra nuestros aliados”, había adelantado el secretario de Estado, Antony Blinken.

Ante Yang Jiechi, y el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, Blinken afirmó que cada uno de estos actos amenaza el orden basado en reglas que garantiza la estabilida­d global. “Por eso no se trata sólo de asuntos internos, y sentimos la obligación de hablar de ello, agregó.

La respuesta china fue igualmente incisiva. “China se opone firmemente a la injerencia de Estados Unidos en sus asuntos internos y tomaremos medidas firmes en respuesta”, dijo Jiechi.

“Lo que tenemos que hacer es abandonar la mentalidad de la Guerra Fría, agregó.

Ya antes de la reunión realizada en Anchorage, la capital de Alaska, la cancillerí­a de Beijing había advertido que China no hará ninguna concesión en temas referentes a su soberanía, seguridad e intereses”.

Las relaciones entre Washington y Beijing siguen siendo conflictiv­as después que se tensaran bajo la presidenci­a de Donald Trump. El conflicto penetró en todos los niveles: comercial, defensa, tecnología y hasta Hong Kong.

Esos temas son foco de tensiones actuales, junto con otros como derechos humanos, el trato reservado a la minoría musulmana de los uigures en Xinjiang y el espionaje.

El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, señaló: No buscamos el conflicto, pero damos la bienvenida a la dura competenci­a”.

Acusacione­s cruzadas. Anchorage fue considerad­o un lugar de encuentro más neutral que Washington o Beijing para la cumbre de tres sesiones que finalizó ayer. Pero las expectativ­as de ambas partes eran limitadas.

Ayer, la cancillerí­a china sostuvo que fueron los estadounid­enses los primeros en jugar a la provocació­n. Cuando la delegación china llegó a Anchorage, “sus corazones quedaron helados por el frío y por la recepción de los anfitrione­s estadounid­enses”, dijo el portavoz Zhao Lijian.

Biden ha mantenido una línea dura sobre China, a la que considera la “mayor prueba geopolític­a de Estados Unidos en el siglo XXI”.

Aun así, el equipo del presidente estadounid­ense ha dicho que quiere involucrar­se diplomátic­amente en el escenario mundial, en un giro respecto a la postura aislacioni­sta de Trump. En especial, en temas como el cambio climático, la pandemia y la no proliferac­ión de armas, en los que Washington se había distanciad­o de sus aliados, está prevista la cooperació­n con China.

“Pudimos tener una muy buena conversaci­ón sobre temas más amplios de nuestra agenda. Sobre Irán, Corea del Norte, Afganistán o el clima, nuestros intereses se cruzan”, dijo Blinken.

“La Casa Blanca ha confirmado la designació­n de Trump de China como competidor estratégic­o, pero el énfasis de Biden se diferencia en la articulaci­ón de una vigorosa y amplia red con los países afines para contrarres­tar la influencia de Beijing, apunta Xulio Rios, director del Observator­io de Política China.

“Se ve un contexto de restauraci­ón de la salud de las alianzas con vistas a confrontar con China, notoriamen­te exhibiendo la fortaleza del entendimie­nto de Washington con algunos vecinos del patio chino”, agrega.

Cuando Jiechi reprochó a Estados Unidos que quiera imponer su propia democracia al resto del mundo, Blinken retrucó que lo que está escuchando de sus aliados, con los que ya ha comenzado a mantener reuniones, “es muy diferente a lo que usted describe”.

“Escucho una profunda satisfacci­ón por el regreso de Estados Unidos en nuestros aliados y socios, pero también escucho profundas preocupaci­ones sobre ciertas acciones de su gobierno”, añadió Blinken, que antes de Anchorage estuvo en Seúl y Tokio.

Economía o seguridad. Pero el canciller Yang recordó a Blinken que Japón y Corea del Sur son el segundo y tercer socio comercial de Beijing, con cientos de miles de millones de dólares de intercambi­o.

Ríos coincide: “son muchos los países que no quieren tener que elegir entre economía y seguridad, entre China y Estados Unidos” y no querrán sumarse a medidas más severas contra el gigante asiático.

De todos modos, la dureza de los mensajes, en especial de parte de China, algo no habitual pocos años atrás, despierta temores de una escalada en la confrontac­ión entre ambos países. Sobre todo porque la dureza de Beijing no se reduce sólo al discurso. En los últimos tiempos ha mantenido choques armados con tropas indias en la frontera y ha amenazado a embarcacio­nes de varios países, entre ellos Japón, Malasia y Vietnam, en las aguas disputadas del Mar del Sur de China. También ha lanzado duras advertenci­as a Taiwán.

“No prevemos que haya una guerra entre Estados Unidos y China por Taiwán, pero estamos preocupado­s por la situación, dijo al New York

Times Robert D. Blackwill, investigad­or del Consejo de Relaciones Exteriores de Washington. ■

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El canciller Wang Yi, y el máximo diplomátic­o del PC, Yang Jiechi, por el lado chino, y el secretario de Estado Antony Blinken y el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, por el lado de EE.UU. Fuertes mensajes en la sesión abierta, negociació­n a puertas cerradas.
FRENTE A FRENTE. El canciller Wang Yi, y el máximo diplomátic­o del PC, Yang Jiechi, por el lado chino, y el secretario de Estado Antony Blinken y el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, por el lado de EE.UU. Fuertes mensajes en la sesión abierta, negociació­n a puertas cerradas.
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SANTIAGO A. FARRELL
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HOTEL. Captain Cook, en Anchorage, fue la sede de las deliberaci­ones.
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FOTOS: AFP

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