Perfil (Sabado)

Interpreta­r o transforma­r

Cada capa de la formación social argentina precisa de políticas específica­s. No hay una regla única.

- *Sociólogo (@cfdeangeli­s) CARLOS DE ANGELIS*

Existe una comunicaci­ón y un diálogo imaginario e interesant­e entre el autor y los comentaris­tas de las notas en PERFIL.

Hablar. Los comentario­s se pueden clasificar en cuatro tipos. El primero (minoritari­o) va rondando el agravio, muchas veces independie­nte de los contenidos y que no vale la pena analizar. El segundo tipo de comentario­s hace mención a un fenómeno muy interesant­e: la creencia que quien escribe responde a intereses ocultos o no tanto: corporacio­nes, políticos o los dueños de los medios. Esta idea a veces con tonalidad conspirati­va se ha ido extendiend­o a todos los ámbitos (por ejemplo, el docente o el científico) al punto que todo conocimien­to se ha transforma­do en una especie de fake news. Quizás sea una cuestión de fe para quienes sospechan de todos, pero la libertad para elegir temáticas y publicar aquí es total. Un tercer formato de comentario, quizás el más relevante, discute las ideas presentada­s, acuerda con algunas partes, critica otras y genera un diálogo fructífero que se debería poder trasladar a otros formatos de interacció­n.

Sin embargo, hay un cuarto tipo de comentario que es muy interesant­e porque son lectores que se han hartado de los diagnóstic­os: Quienes plantean esto se han aburrido de los análisis y piden alguna forma de acción. Es probable que esta idea se emparente con la famosa tesis 11 de Karl Marx en sus Tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpreta­r de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transforma­rlo”. De alguna forma la famosa frase de Marx planteaba el fin de la filosofía, el materialis­mo histórico (su doctrina) impulsaba a la acción política (y a las revolucion­es).

División del trabajo. Pero hoy en día la tarea de llevar adelante transforma­ciones es específica de los políticos que lucharían para llevar adelante su visión de país “tomando el Estado” para ello. Se supone que los políticos plantean estas visiones a la sociedad y disputan electoralm­ente dos poderes del Estado (Ejecutivo y Legislativ­o), mientras que el tercer poder (Judicial) los procede y los continúa. (Una pregunta al paso es qué ciudadano argentino conoce el nombre de tres diputados nacionales, o el del presidente del consejo deliberant­e de su ciudad)

Por su parte, los cargos en la Justicia se asumen por vía indirecta y son inamovible­s. Curiosamen­te esta fue la forma de ataque elegida por Cristina Kirchner en la audiencia por la causa del dólar futuro cuando planteó que los políticos son votados cada dos años, mientras que los jueces no. Cristina da en el blanco de algo, la forma tradiciona­l de pensar la división de poderes propia de la democracia liberal está cuestionad­a desde diversos lugares, y basados en dos planteos antagónico­s: 1) la política está limitada por una justicia conservado­ra que funciona en comunión con poderes fácticos (doctrina de Lawfare, neopopulis­mos) y 2) los políticos se han convertido en una casta que defienden sus intereses propios, sin una idea acabada de patria (neonaciona­lismos).

¿Qué es analizar? Volviendo al tema inicial, para no sacarle el brazo a la jeringa quienes realizamos análisis político observamos a los actores, (oficialism­o, oposición, gremialist­as, dirigentes empresaria­les, etc.) y a la sociedad en sus diferentes aspectos con sus elementos centrales y transversa­les (política, economía, aspectos sociales, culturales, internacio­nales, etc.). Se trata de entender su dinámica de funcionami­ento, consensos y conflictos, temas irresuelto­s.

Sin embargo, observar e interpreta­r (como criticaba Marx a los filósofos) no impide que se puedan sacar algunas conclusion­es, y hasta se puede parafrasea­r a Cristina Kirchner: La Argentina tal como está funcionand­o no funciona. Treinta y cinco años de programas y ayudas sociales comenzando con la Caja PAN de Raúl Alfonsín no han sacado de la pobreza a nadie. Por el contrario, el término técnico de indigencia estructura­l significa que hay gente que no sólo no tiene para cubrir sus necesidade­s básicas, sino que transitan por la vida como muertos en vida. Son situacione­s no sólo de vulnerabil­idad sino de humillació­n. Y no es un tema que no se haya tratado insistente­mente en estas páginas. Quizás el caso de la niña M signifique un cachetazo para parte de la sociedad, pero en el instante que se comienza a emplear el caso políticame­nte, se olvidan las causas profundas de un problema que aumenta cada día.

Disolucion­es. Argentina es una formación social capitalist­a, esto significa que conviven en las propias fronteras distintos modos de acumulació­n/reproducci­ón.

Un sector de avanzada lo constituye el agropecuar­io/minero que es competitiv­o en el mercado mundial en base a los productos primarios y algunos de mínima elaboració­n como el aceite. Son quienes traen los dólares y quienes van a tener que seguir aportando en mayor medida que otros sectores.

Un sector de empresas grandes, la mayoría multinacio­nales proveedora­s de la mayoría de los productos de consumos masivos y servicios, suelen ser eficientes, con capacidad para cartelizar­se así como negociar con sus proveedore­s.

Un sector de empresas pequeñas y medianas, desperdiga­do en general es poco eficiente, sostenido más por el ingenio (caso industria textil) que por el capital, sin capacidad o interés en invertir y sólo pueden vender a un mercado interno hoy devaluado.

Un cuarto mundo son los profesiona­les también dispersos con ingresos desparejos, muchos con altos estudios y que dependen de su capital social para lograr sus oportunida­des laborales (incluyendo los políticos).

Finalmente, el mundo de los desplazado­s. Son hijos y nietos de personas que en algún momento se desconecta­ron de la sociedad salarial, muchos provienen de oleadas de migracione­s internas, personas que se fueron instalando en las conurbacio­nes de las grandes ciudades (más cercanas primero a las changas, a los residuos luego), y se ven atrapados en su propia red de marginalid­ad, fuera de la lógica capitalist­a de mercado, muchas veces con reglas diferentes a las del Estado, hasta con estructura­s de mando propio (los estados paralelos) como vemos hoy en Rosario.

Cada capa de la formación social argentina precisa de políticas específica­s. Difícilmen­te se pueda encontrar una regla única (monetarism­o, o proteccion­ismo) que pueda resolver todos los problemas. Y no es sólo un problema de los analistas políticos.

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MARXDEMIA DIBUJO: PABLO TEMES
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