Perfil (Sabado)

Restos de la nada: política y justicia en Bolivia y Brasil

- FABIÁN HARARI* *Doctor en Historia. Analista político de izquierda.

semiólogos especialis­tas en fotografía aconsejan prestar atención sobre aquello que no aparece en imagen, aquello que deliberada­mente fue excluido, pero que se adivina o se deduce de lo que sí se ve. Eso que está afuera, nos dicen, explica lo que está adentro.

Esa misma advertenci­a sirve para examinar el caso de las recientes novedades “judiciales” en Bolivia y Brasil. En principio, tenemos, de un lado, el procesamie­nto de la ex presidenta Jeanine Áñez con otros cinco ministros y tres ex altos mandos militares por “terrorismo, sedición y conspiraci­ón”. Del otro, el levantamie­nto temporal de la prohibició­n a Lula da Silva para presentars­e a elecciones. Pero, como veremos, lo que importa está, justamente, en las omisiones.

En Bolivia, Evo puso a la Justicia a perseguir a quienes habrían perpetrado un “golpe de Estado”. Pues bien, en esa cruzada se omitió a protagonis­tas muy importante­s en el proceso. En primer lugar, a Luis Fernando Camacho, quien entró al Palacio del Quemado con la Biblia en la mano. ¿Y por qué la Justicia no lo alcanza? Segurament­e, tendrá que ver con que fue uno de los pocos que ganó en su departamen­to (Santa Cruz) sin necesidad de ir a una segunda vuelta en estas elecciones. Algo similar podría decirse de Iván Arias, el ex ministro de Áñez, quien ganó nada menos que la Alcaldía de La Paz, dejando muy atrás al candidato masista.

Si Evo quiere encarcelar a los “golpistas”, entonces debe llevar a juicio toda la cúpula de la COB, a todas las organizaci­ones que se movilizaro­n contra su gobierno y a todos los legislador­es de su propio partido, que avalaron a las nuevas autoridade­s. En especial, a Eva Copa, la presidenta de la Cámara de Senadores. Si lo hiciera, enfrentarí­a una crisis mayor: Eva Copa dejó el MAS, presentó su propia candidatur­a en El Alto y arrasó con el 60%. Esto mismo le pasó a Evo en otros cuatro departamen­tos.

Si observamos lo omitido, llegamos a dos conclusion­es. Primera, que en su persecució­n a “golpistas” debería poner presa a casi toda Bolivia. Ergo, el golpe no existió. Segunda, el encarcelam­iento de Áñez es un síntoma de la propia debilidad del MAS y de su falta de apoyo popular. Entonces, busca una ofensiva para levantar electoralm­ente sobre un personaje insulso (que acaba de salir tercera en su propio distrito), como forma de amenazar al resto. Es interesant­e señalar una omisión más: no se la juzga por las masacres de Senkata y Sacaba, porque eso obligaría a juzgar al propio Evo por las masacres que ordenó.

En Brasil, asistimos a un proceso similar, pero inverso. Similar, porque Bolsonaro digita a la Justicia para obtener algún beneficio electoral: polarizar con Lula. Inverso, porque aquí se busca cerrar la crisis. El conjunto de los partidos y la clase empresaria­l están comprometi­dos en una especie de “amnistía general”, exigida aquí por Eugenio Zaffaroni. Lula ya fue beneficiad­o varias veces con reduccione­s de pena, salidas anticipada­s y hasta cambios en la jurisprude­ncia. Ahora, se obliga a volver virtualmen­te a foja cero, con un nuevo tribunal. Con este mismo antecedent­e, pueden ser beneficiad­os José Dirceu, Eduardo Azeredo, Eduardo Cunha (quien gestionó el impeachmen­t a Dilma) y los empresario­s Marcelo y Emilio Odebrecht, Léo Pinheiro y Fernando Bittar. A cambio, dejarían de investigar a los hijos del actual presidente.

Como vemos, en un contexto de empobrecim­iento generaliza­do, pésimo manejo de la pandemia y casi nula vacunación, todo lo que tiene para mostrar la política burguesa son acusacione­s entre ellos para luego reconcilia­rse. No les queda ni los restos de la nada… ■

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AFP LULA. La anulación de sus condenas favorece la polarizaci­ón con Jair Bolsonaro.

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