EL AMOR POR SUPERMAN
—¿Quién eras antes de este personaje y quién eres ahora?
—Necesito pensarlo un segundo. Siempre he sido una persona muy sensible, alguien que quiere seguir sus pasiones. Y todavía lo soy. Eso no ha cambiado. Todavía soy muy sensible. No sé si es el show lo que me ha cambiado, o cómo ha cambiado la vida, mi vida, en estos siete años del programa. Hay cosas que tienen que ver con un crecimiento natural, con ser más paciente (y eso es importante, y es algo en lo que trabajo todos los días). Siempre tuve una fascinación con el trabajo, y cada vez quiero estar más involucrado con eso. Esa es la punta del iceberg de quién era y cómo ha cambiado.
—¿Es cierto que peleabas de joven defendiendo a “Superman”?
—No, no era fanático de los superhéroes. Seguro que lo leí. Sí fui muy fanático de los films de Superman. Pero los cómics no estaban en mi radar. Superman es mi personaje favorito. Siempre lo fue. En el secundario había esas charlas de adolescentes, discutiendo vorazmente cuál era el superhéroe más fuerte. Y un amigo gritaba por Flash, que era el mejor, que tenía el mejor diseño, que vencía a todos. Y yo solo hablaba de Superman.
De hecho, hoy, en el set, me pasa que cuando hay un actor vestido de Superman
me pongo un geek al respecto, y aparece algo de mi infancia, de mi cariño por el personaje. Obvio que Flash ahora es parte de mí, que veré siempre con otros ojos.