Una nueva puesta de un clásico pop
A través del streaming, Juan Álvarez Prado, fundador de Proyecto Itaca, dirige una versión distinta de un musical multipremiado.
Uno de los íconos del género musical vuelve a representarse en Buenos Aires: el próximo jueves 25 de marzo habrá una única función vía streaming de la versión de Rent dirigida por Juan Álvarez Prado, fundador de la compañía independiente de teatro y cine Proyecto Itaca, y protagonizada por Franco Friguglietti, Cande Molfese, Federico Coates, Mariel Percossi, Lula Rosenthal, Pato Witis, Manu Victoria y Pato Arellano. Las entradas se consiguen en Ticketek.
Usando como base la célebre ópera La Bohème de Giacomo Puccini, Jonathan Larson, autor neoyorquino que murió cuando tenía apenas 35 años, escribió este musical de impronta rockera que se estrenó en el circuito alternativo de su ciudad natal y muy pronto pegó el salto a Broadway para transformarse en un gran suceso. La obra abordaba un asunto crítico –la pandemia de HIV en los años 80– con crudeza e inteligencia. Y fue un boom de doce años consecutivos que Larson no pudo ver en vida: a pocos días de su estreno, en enero de 1996, murió víctima de un aneurisma de aorta.
“El teatro es siempre un espejo de la sociedad, y en el 96 la temática de Rent interpelaba a una comunidad muy lastimada en Nueva York. Mucha gente vio en la obra la oportunidad de sacarse de encima años de sufrimiento –apunta Álvarez Prado–. La proclama de Rent es adaptable a cualquier crisis, por eso tiene mucho sentido hacerla hoy. Los paralelismos son evidentes: igual que en la época de la explosión del sida, hoy tenemos miedo a contactarnos, los prejuicios son moneda corriente y la enfermedad –ahora es el coronavirus– representan un estigma”.
Con dirección musical de Damián Mahler, dirección vocal de Matías Ibarra, coreografías de Maia Roldan y escenografía de Tato Fernández, esta versión argentina de Rent presenta a Cande Molfese –conocida por su trabajo en la exitosa serie de Disney Channel Violetta– en el papel de Mimi, una joven stripper adicta a la heroína y portadora de HIV que vive intentando tapar el dolor con adrenalina.
Álvarez Prado asegura que esta puesta busca despegarse deliberadamente del original y explica las razones: “Nunca me gusta copiar ni repetir, pero además a mediados de los 90 el material tenía que ser alivianado por la cercanía de los hechos que se estaban representando. Nosotros tratamos de profundizar, de ir a la raíz. Necesitamos un realismo extra, un abordaje más crudo que nos movilice. Con la pandemia del coronavirus, a todos se nos resignificó el presente: los vínculos cercanos, la relación con la comunidad a la que pertenecemos... Extrañamos el contacto con los demás. Y de esto justamente habla la obra. A los enfermos de sida les dejaban la bandeja con la comida en la puerta de la habitación. Con los infectados por el Covid-19 pasó lo mismo”.
Aun cuando la obra tiene momentos de vitalidad, disfrute y alegría, la idea del director fue “cargar de contenido cada momento porque no es una puesta que tiene como primer objetivo entretener, sino invitarnos a reflexionar”. Para Álvarez Prado, “la mejor manera de medir el tiempo que nos toca es festejando la diversidad de género y alertándonos sobre la marginación y los prejuicios, que son los máximos enemigos de cualquier sociedad”.