“Hoy, septiembre de 2021, recomendaría no vacunar a los chicos”
—En las últimas publicaciones tuyas en Instagram describís las conclusiones de un estudio de la Universidad de Oxford, publicado por el “British Medical Journal”, que confirma resultados positivos sobre los efectos secundarios de las vacunas. ¿Todas las vacunas son buenas?
—Todavía no lo sabemos. Las vacunas a las que se tuvo más miedo fueron aquellas como la de Oxford, específicamente por la trombosis. Sin embargo, ahora las de virus ARN mensajero, las sintéticas, también se sabe que pueden producir efectos secundarios como miocarditis o trombosis. No sabemos qué pasará a largo plazo, porque fueron aprobadas de manera temporaria por emergencia. La única aprobada de manera definitiva es la de Pfizer, por la FDA y solamente para adultos. No sabemos qué sucederá con las vacunas de ARN mensajero a largo plazo, porque es un mensaje genético que se introduce en una célula que, utilizando la maquinaria celular, produce una proteína que simula el antígeno viral para despertar respuesta inmune. No sabemos a largo plazo si esto puede traer alguna consecuencia o no. Es muy importante analizar el costo/beneficio. Ver el riesgo de la enfermedad y el beneficio de la vacuna. Si beneficia contra la enfermedad, aunque tenga complicaciones, vamos con la vacuna. Por eso hay que ver qué pasa con vacunar a niños sanos, que tienen muy bajo riesgo de morir. Pensamos que el riesgo será mínimo, pero no sabemos porque el tiempo no pasó todavía.
—¿Recomendarías vacunar a los chicos?
—En este momento, hoy, septiembre de 2021, diría que no. Por varias razones. La mortalidad de los niños sanos por covid-19 es de 0,17 cada 100 mil habitantes sin comorbilidades. No conocemos el riesgo de la vacuna a largo plazo. Las vacunas por ARN mensajero pueden producir miocarditis. Todos los chicos hasta ahora se recuperaron, pero algunos requirieron terapia intensiva. Algunas vacunas de ARN mensajero pueden despertar lo que se llama síndrome inflamatorio o multisistémico asociado a covid-19. También podría ocurrir por la vacuna. Hubo poquitos casos, y son todos chicos sanos vacunados. Entonces, el beneficio de la vacuna no es mayor que el riesgo, no lo justifica. Además, está la cuestión de la equidad. El mundo debe estar vacunado. Las variantes que circulan, cualquiera de ellas, afectan a personas adultas. Los que llenan las terapias intensivas son adultos. Quienes originan las nuevas variantes son adultos. En África, el 1% de la población adulta está vacunado. Debemos terminar con el covid-19 en el mundo y vacunar a la población adulta para terminar con la pandemia. También está la equidad. Por eso el Reino Unido no recomienda en este momento la vacunación a los niños sanos junto al estudio mencionado sobre la tercera dosis.
—¿La tercera dosis plantea el mismo dilema ético?
—No. Es la postura de la OMS. La OMS no dijo no vacunar. La OMS dijo dilatar y espaciar. Cuando no teníamos la vacuna, en enero, llegamos a tener 1.400 fallecimientos diarios y saturación de camas de terapia intensiva en Europa y en muchas partes del mundo. Ahora tenemos una gran cantidad de infectados con pocos fallecimientos porque tenemos las dos dosis. Pero sabemos que el efecto de la vacuna se va a los ocho o diez meses. Se debe intentar mantener la inmunidad de los países que reciben la vacuna y aumentar la producción y optimizar la distribución hacia aquellos países que la necesiten.