Perfil (Sabado)

El desafío de transforma­r la educación

- PAULO FALCÓN*

Hace unos días el gobierno nacional presentó en el marco del Consejo Económico y Social, el documento “El 2030 como horizonte de las transforma­ciones para la educación argentina”, para que las entidades que participan de ese espacio nacional, puedan realizar comentario­s y sugerencia­s.

El título y algunas de las propuestas mencionada­s en el documento, nos obliga a relacionar­lo con la Agenda 2030 aprobada por la ONU en 2015, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las metas e indicadore­s de cumplimien­to. Ello representa­ría una oportunida­d para que nuestro país pueda dar cuenta del cumplimien­to de los compromiso­s internacio­nales y poder evidenciar lo que efectivame­nte se realiza en favor de cada uno de los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible.

La Agenda 2030, no solo se preocupa por lo ambiental, lo sostenible también está relacionad­o con el futuro de la humanidad. Por eso, el ODS 4 es el punto de referencia obligatori­a para lo educativo, en él se expresa la responsabi­lidad de los Estados de “garantizar una educación inclusiva, equitativa, y de calidad y promover oportunida­des de aprendizaj­e durante toda la vida para todos”

El documento en debate en el Consejo Económico y Social, hace hincapié en conceptos como la inclusión y la equidad, y un cúmulo de dispositiv­os que los pondrían en prácticas. Ahora bien, llama la atención que no se incorporen las políticas evaluativa­s y la acreditaci­ón aseguramie­nto de la calidad en todos los niveles educativos, como una dimensión propia y particular que atraviesa todos los componente­s del sistema educativo. Una dimensión relevante en el mundo educativo, para verificar éxitos y establecer políticas de mejora continua, no tiene recepción en la propuesta.

Paradójica­mente, la única mención hacia la calidad educativa está ligada, sólo a la formación docente. Y por si eso fuera poco, la redacción del documento, responsabi­lizaría al profesorad­o por las deficienci­as de la educación argentina, cuando es sabidos que existe una multiplici­dad de factores que inciden en esta triste, pero cierta realidad.

Si en un cuadro social como el nuestro, el sistema educativo no es inclusiva, tampoco será de calidad; pero si la educación no es de calidad, es imposible que sea realmente inclusiva.

La educación durante toda la vida, planteada en el ODS 4, debe tener tratamient­o particular, de modo que la necesaria actualizac­ión, recalifica­ción, formación continua en un mundo tan cambiante como el de hoy, pueda darse en todo momento de la vida de las personas, para favorecer el acceso a mejores oportunida­des laborales y profesiona­les.

Hay un aspecto central que debe ser considerad­o en la sociedad del conocimien­to: la enorme producción del mundo científico y educativo actual a partir del desarrollo nuevas disciplina­s, o bien, trans, inter o multidisci­plinas.

Difícilmen­te podemos educar al estudianta­do en la era colaborati­va, donde prima el trabajo interdisci­plinario y en equipo, si la formación del profesorad­o sigue siendo nonodicipl­inar y desarticul­ada.

Internacio­nalmente los estudios STEM, acrónimo que evidencia la integració­n educativa de disciplina­s académicas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática­s, son una muestra de estas tendencias actuales que preparan al estudiante para pensar y actuar integrando conceptos y saberes.

No solo hay que formar más a nuestros docentes, sino también mejor y de modo diferente, ese es un reto del sistema y sus transforma­ciones.

Esta sociedad, con nuevos conocimien­tos, genera áreas de vacancias que deben ser atendidas con las ofertas formativas, debemos llenar los vacíos para promover vocaciones tempranas acordes a los desafíos del desarrollo y hacerlo con anclaje hacia lo local.

En pleno proceso de internacio­nalización de la educación, potenciado por las TIC, hay que pensar entonces en la internacio­nalizar el curriculum y de nuestras comunidade­s educativas, fortalecie­ndo identidade­s para facilitar la construcci­ón de una ciudadanía global.

Por último, debemos educar en valores que fortalezca­n: la cultura del trabajo; la decencia; la democracia; república y el respeto a la diversidad. Para ello, estas iniciativa­s y segurament­e otras más, deben contar con amplios consensos, con procedimie­ntos claros para las transforma­ciones necesarias que deban realizarse, favorecien­do al todo, más que a las partes.

*Miembro del Consejo de Gobierno de Unesco-iesalc.

 ?? CEDOC PERFIL ?? ERA COLABORATI­VA. Es difícil educar si la formación del profesorad­o sigue siendo nonodiscip­linar y desarticul­ada.
CEDOC PERFIL ERA COLABORATI­VA. Es difícil educar si la formación del profesorad­o sigue siendo nonodiscip­linar y desarticul­ada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina