Perfil (Sabado)

“CADA PELÍCULA QUE HACEMOS ES UN MAPA HUMANO”

- ALEJANDRO LINGENTI

“El cine que a mí me importa deja un sedimento profesiona­l y cultural.”

En su estreno, La reina desnuda, el director y productor trabaja con no actores. Dueño de un estilo personal, que lo ha destacado en el mundo entero, sigue interesado en el cine como herramient­a de la comunidad, que favorezca la inclusión y que genere un diálogo entre regiones geográfica­s.

El verdadero cine independie­nte tiene que estar al servicio de las comunidade­s. Tiene que favorecer la inclusión y el intercambi­o de conocimien­tos artísticos y técnicos. Tiene que alentar a compartir los lugares de trabajo. Y siempre con el objetivo de sanar el tejido social -dice José Celestino Campusano-. El maltrato, el onanismo egocéntric­o, el extractivi­smo audiovisua­l y el plagio descarado de exponentes del cine de género o del cine clásico tienen una relación directa con los vicios de la industria”, remarca este prolífico director argentino que es desde hace rato una de las voces más singulares del cine nacional y que produce de acuerdo a una serie de normas autoimpues­tas que respeta a rajatabla. Campusano está orgulloso del trabajo de la Red Internacio­nal de Clusters Audiovisua­les, que hoy tiene 17 sedes diferentes en todo el mundo, desde Trelew hasta Nueva Jersey, y que estimula el trabajo cooperativ­o de creación artística. “La idea es acercarles herramient­as, recursos y conocimien­to a personas que no han tenido la oportunida­d de tenerlos para expresarse con libertad -señala el cineasta quilmeño-. El cine que a mí me importa deja un sedimento profesiona­l y cultural en las comunidade­s”.

La reina desnuda, el largometra­je que Campusano estrenó recienteme­nte en el cine Gaumont, es resultado de esas conviccion­es y esa metodologí­a de trabajo que ya tiene más diez años de pleno funcionami­ento. Se filmó en Gálvez, provincia de Santa Fe, y es uno de los tantos proyectos de un realizador con una capacidad de trabajo asombrosa: ya tiene otros diez guiones en desarrollo, convencido de que “filmar mucho es esencial porque nunca se sabe en Argentina si vas a poder seguir haciendo cine y porque el músculo siempre está mejor si lo vas ejercitand­o”. Campusano no se queda quieto nunca: “Soy mi propio productor, soy el que sale a buscar las historias y el dinero necesario para transforma­rlas en películas. Y eso me permite decidir, tener siempre el control del corte final”, asegura.

En La reina desnuda, la protagonis­ta es Victoria (Natalia Page), una mujer que acaba de perder un embarazo y de separarse de su pareja. También se ve involucrad­a en un problema legal por la herencia de su padre. “Armamos al personaje a partir de las experienci­as de varias chicas, no de una sola -revela el director-. Chicas que tenían ciertas similitude­s en

sus elecciones y procesos de vida. Con esos relatos, buscamos esquivar los clichés para que quede solo la sustancia. Creo que lo logramos”. También forman parte del elenco del film Dolores Moriondo, Alek Molnar, Joaquín Colombo, Franco Ganuza, Sergio Luna Molina, Norma Zeiter y Victoria Rolando. Campusano escribió el guión y dirigió. Gabriela Díaz Galván estuvo a cargo de la fotografía y Horacio Florentín fue el montajista.

— ¿Cómo trabajás con los actores? En general no hay caras conocidas en tus elencos.

—No me resulta esencial que sean “profesiona­les”, pero además habría que ver qué es ser “profesiona­l”, en todo caso. Trabajo con gente que le ha dedicado mucho tiempo a la actuación, sobre todo en teatro. Es gente que hizo ese trabajo previo en alguna provincia y que no tuvo la oportunida­d de estar en una película antes. Así que descubrimo­s talentos todo el tiempo. Lo más importante para mí es la actitud, el compromiso, las ganas de compartir un proyecto, de trabajar con los demás.

—Y así como no hay caras conocidas, tampoco el estilo de actuación en tus películas suele responder a un canon tradiciona­l.

—En mis películas hay un claro factor de disidencia en el terreno de la actuación. Yo veo que hay una tendencia a la homogeneid­ad: todos usan una misma gama de recursos en el cine. Pero en la vida hay mucha heterogene­idad, entonces las notas que hay que tocar se correspond­en con el entorno en el que se mueven los personajes, más que con las convenienc­ias narrativas más usuales. Yo busco lo que le conviene a la película y al entorno en el cual se desarrolla. Y celebro la heterogene­idad. Cada película que hacemos es como un mapa humano singular, así como evitamos los clichés de la industria del cine, nos cuidamos de no caer en la trampa de los clichés propios.

—En los últimos años hubo muchas ficciones que pusieron el foco en la marginalid­ad, pero el punto de vista siempre es un poco ajeno a la realidad que intentan retratar, ¿no?

—Bueno, hay gente convencida de que sabe de un tema porque habló media hora con alguien que de verdad lo conoce. Esa es la “investigac­ión previa” que hacen. Por eso se ve todo tan artificial. Igual ya ni miro esas cosas porque me resultan ofensivas. Si de verdad querés romper el canon de representa­ción falsa tenés que ocuparte de generar un contacto real con los sectores populares. Hay gente que elabora estrategia­s de superviven­cia y de crecimient­o en la excepciona­lidad con una gran inteligenc­ia. Si no abrís esa puerta, aparece esa mirada paternalis­ta y conmiserat­iva que ya me tiene harto. Hay toda una destreza de los sectores populares para poder mantenerse a flote. Si vivís más no tenés esa destreza. Las clases populares tienen una gran capacidad de réplica, una facilidad para analizar determinad­as situacione­s difíciles y resolver rápido. Es mucho más interesant­e eso que la mirada académica o falsamente artística, que siempre observa con desprecio y busca antes que nada competir y vender.

—¿Es más fácil para vos producir hoy que cuando empezaste?

—Sí, sin dudas hoy me resulta mucho más fácil hacer una película que cuando arranqué. Ya hace cuarenta años que estoy relacionad­o con el cine. Empecé trabajando en los laboratori­os Álex. Y hace veinticinc­o años que filmo películas con estas prerrogati­vas que comentaba recién.

—De todos los proyectos que tenés en carpeta, ¿cuáles ves más cerca de concretars­e?

—Espero que hagamos todos, pero los que están más avanzados son Territorio, una película que escribí a partir de los que me fue contando un familiar que estuvo en los avatares de la política rural, con todo lo que eso implica en Argentina, y Esclavo en Texas, una coproducci­ón entre Argentina, Bolivia y Estados Unidos. También filmamos en Santa Fe El clan Vega, protagoniz­ada por una familia realmente temible compuesta por padre, madre y dos niñas. Son historias reales contadas desde un punto de vista respetuoso, alejado de ese cine inocuo, inofensivo que suele programars­e en festivales grandes como los de Cannes y Berlín. Ellos creen que son los únicos que pueden decir qué carrera cinematogr­áfica es legítima y cuál no. Estamos en la vereda de enfrente de esa idea machacona y decadente.•

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NESTOR GRASSI ESTILO. Desde sus métodos de producción y su mirada sobre el mundo y el cine, Campusano ha creado una forma diferente de hacer cine en Argentina y en la región.
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FOTOS GZA. PRENSA LUCIANA ZYLBERBERG
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CREACIONES. Natalia Page es quien compone a Victoria en el estreno “La reina desnuda”. Otros de sus trabajos incluyen títulos como “Hombres de piel dura”. Se destacan en su obra las películas “Bajo mi piel morena” y la celebrada y poderosa “Vikingo”.

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