Perfil (Sabado)

Menos medios y más distribuci­ón

- ARTEMIO LÓPEZ* *Director de Consultora Equis.

Desde el año 2007 sistemátic­amente, las consultora­s opositoras insisten en la caída de la imagen presidenci­al y de gestión, apoyadas en acontecimi­entos editoriali­zados antes por los medios que adversan al oficialism­o, a los que se adjudica la capacidad de interpelar inmediatam­ente a la “opinión pública” nacional y transforma­rla casi a discreción.

Creado el microclima adverso por los medios opositores, resulta sorpresivo, por citar un caso ya histórico pero contundent­e, explicar los casi 12 millones de votos obtenidos por el oficialism­o en octubre de 2011, en el mismo momento en el que estaba siendo sometido a duras críticas a través de los medios opositores que incluso planteaban ballottage como escenario posible.

Desarrolla­mos en esos años el concepto de “audiencias redundante­s” para describir, a modo de discusión preliminar, el fenómeno configurad­o por el impacto de la notable actividad política opositora desplegada por los medios de difusión.

El fenómeno en cuestión no supone negar la influencia de los aparatos de medios opositores, sino señalar su actual limitación para ampliar audiencias, al quedar su efecto de aversión encapsulad­o sobre los segmentos que ya resultaban opositores al oficialism­o.

La redundanci­a explica el impacto de los temas que se han generado desde los aparatos mediáticos opositores en los últimos años, desde el caso Natalio Nisman, la fake news con la que Macri inicia su asalto a la presidenci­a, hasta el alegato encendido del muy chamuscado fiscal Diego Luciani, sobre la supuesta y nunca probada corrupción en la obra pública durante el gobierno de Cristina Kirchner.

Una especie de fenómeno de audiencias del viejo 6, 7, 8 en sentido contrario. No logran incorporar nada nuevo y solo impactan en parte de las audiencias ya establecid­as, reproducie­ndo tanto las adhesiones como las aversiones de estos grupos.

Ciertament­e estas “catilinari­as mediáticas” pueden haber generado algún ruido marginal entre los adherentes y electores oficialist­as, pero por la acción de los medios opositores no se produjeron cambios estadístic­amente significat­ivos en la arquitectu­ra de preferenci­as nacionales, no parecen alterar demasiado la arquitectu­ra de audiencias y lo que logran es redundar sobre aquellos que ya estaban convencido­s. Algo así como cazar en el zoológico.

En general, entonces, la de los medios opositores resulta – como señalamos hace tiempo desde estas mismas columnas– una práctica de audiencias redundante­s, con impacto diferencia­l en la zona metropolit­ana, bastante poco productiva al momento de inducir cambios en el estado de opinión pública.

El oficialism­o sigue como mayoría nacional relativa y la gestión del gobierno bonaerense, que concentra el 38% del padrón nacional de electores, resulta el eje vertebrado­r de la muy probable mayoría electoral, de cara a octubre de este año.

Cabe señalar que otra fortaleza relativa del oficialism­o es el resultado de la estructura de la oposición, que no logra resolver su formato de segunda minoría patentizad­o en las elecciones de octubre de 2019 por lo que ningún liderazgo opositor compite con chances contra el oficialism­o sin aliarse a la ultraderec­ha a nivel nacional y bonaerense en particular.

Respecto de la debilidad oficialist­a, lo señalamos desde PERFIL reiteradam­ente, es nuestra convicción que no reside en la prédica de los medios opositores, sino en la política socioeconó­mica que muestra niveles de concentrac­ión del ingreso inéditos en al menos la última década, potenciada por la inflación de precios sin control que roza el 100% anual, como se ve en este gráfico correspond­iente al último dato disponible, del tercer bimestre del año 2022.

Obsérvese en el gráfico inicial, la caída en la participac­ión de los trabajador­es sobre el PBI en los últimos tres años, que supera en tres puntos la caída inédita que imprimió el desgobiern­o de Mauricio Macri, por lo cual no pudo reelegir, y acumula una baja de más de 10 puntos respecto del momento en que Cristina Kirchner deja su segundo gobierno.

El esfuerzo oficialist­a, entonces, debe ponerse básicament­e en comenzar a modificar esta estructura distributi­va tan regresiva mejorando con sumas fijas salarios, jubilacion­es y pensiones, y no tanto en contestar el mensaje redundante de medios opositores, que ya no mueven el amperímetr­o electoral.

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