Perfil (Sabado)

Todo al mismo tiempo, en todos lados, sin líderes

- HUGO HAIME*

El Oscar lo ganó una película que bien pudo haber sido financiada por Mark Zuckerberg, el desarrolla­dor actual del metaverso. Como sabemos el largometra­je trata de la vida de personajes que para escapar de la angustia de la vida cotidiana –problemas económicos– problemas de relación familiar– iguales a los que tienen la mayoría de los mortales descubren que es posible vivir tanto en la dimensión real como en más de una dimensión virtual.

Dimensione­s virtuales a las que un sector de la humanidad, sobre todo en el mundo desarrolla­do va accediendo lentamente. Un mundo en el que como dice Antoni Gutiérrez Rubi habrá que pensar en hacer campañas electorale­s. Es un mundo entonces que no está tan lejano.

En unos casos para buscar reproducir la vida real sin tener que moverse de hogares u oficinas, en otros casos para pensar que se puede vivir de un modo totalmente distinto a lo cotidiano.

En la realidad se puede estar padeciendo la peor de las humillacio­nes, pero se puede entrar a otra dimensión en donde las relaciones de poder entre los seres humanos pueden cambiar a merced de la voluntad de quien maneja al avatar. ¿Y qué tiene esto que ver con lo que les pasa a nuestros conciudada­nos? Que a ellos les suceden muchas cosas en muchos lados y al mismo tiempo, al igual que a los protagonis­tas. Y que quisieran poder vivir en otra realidad, de otro modo, claro que en el metaverso uno está conectado a una computador­a, pero en la real life la conexión es con el otro social.

No hay botón para apretar que nos cambie la realidad en que vivimos y hace mucho que la política no logra cambiar las cosas de un modo contundent­e. Hay un malhumor creciente por un entorno agresivo en lo socioeconó­mico, inflación, temor a la insegurida­d, incertidum­bre de futuro. Ello en un marco en donde todos los días más sucesos confirman las dificultad­es. Desde la crisis bancaria que viene de EE.UU. y Europa; el Indec que nos avisa que el índice de precios es creciente y mayor al esperado.

Cristina Fernández que critica al Gobierno y hace hincapié en que la economía crece, pero los salarios no alcanzan. El FMI que acepta cambiar las metas anuales, pero condiciona las políticas futuras. Una sequía que recuerda los peores momentos de crisis pasadas. La Cámpora quele pide a Alberto que se baje de su posible candidatur­a y critica la gestión como si no estuviera en el Gobierno. Aníbal

Fernández que defiende al Presidente. Patricia y Horacio que viven de interna en interna. Y encima, los narcos y el Ejército en las calles y la discusión de si están para acompañar o debieran ir a reprimir.

En ese contexto hay que pensar en ir a votar. Y entonces aparece la duda sobre qué tipo de liderazgo elegir. No en vano la pregunta más difícil de contestar en este momento para los politólogo­s es: ¿Qué tipo de liderazgo está demandando una sociedad que vive todo esto y mucho más, porque tiene de todo para elegir? Más dirigentes se postulan, menos votos tienen los que están en el escenario. Es que ninguno convence.

Tenemos una sociedad que está demandando un líder consensual­ista o un líder audaz, o un no líder capaz de gestionar y resolver. En lo teórico podríamos contestar que se busca persona capaz de terminar con la grieta, y con los problemas endémicos del país, cuanto más rápido mejor como en una dimensión del metaverso o el alphaverso, y que para ello se precisa honestidad, capacidad de gestión, equipo, visión, empatía con el otro.

El tema es que hoy ese personaje o no está o nadie lo visualiza. Entonces tenemos en lo nacional la emergencia de Milei, un auténtico Rockstar, que está interpreta­ndo una ópera rock capaz de encantar a jóvenes que esperan un futuro mejor, cansados de que las cosas no se resuelvan.

Por el otro coalicione­s políticas que en lugar de crecer se achican y dirigentes de ambas coalicione­s que solo empatizan con fracciones del electorado. No en vano en la cabeza de muchos aparece la pregunta si no es hora de jugarse por un dirigente audaz y mesiánico, carente de experienci­a de gobierno, que propone soluciones no rutinarias a las cosas y que promete terminar con la casta.

Otros piensan que el camino es elegir a un miembro del establishm­ent político con experienci­a de gestión. Están quienes prometen cambios drásticos y sin miramiento­s, otros prometen avanzar, pero dialogar. Otros hacer una segunda fase de gobierno corrigiend­o lo que no se pudo hacer, sea por culpa de la guerra, la pandemia, la sequía, el FMI. Mientras esto ocurre en la dimensión nacional, lo provincial parece una dimensión más humana. Un mundo paralelo en donde si bien se padecen las cosas que provienen desde lo nacional tienen dirigentes y gobernante­s a los que se reconoce interesado­s en resolver los problemas cotidianos. No es lo dominante en la mayoría de las provincias medianas y pequeñas encontrar dirigentes con balance de imagen negativa.

El turno que viene es el de las elecciones provincial­es. Un lugar donde refugiarse antes de decidir qué hacer a partir de agosto.

*Consultor Político.

 ?? SHUTTERSTO­CK ?? SE BUSCA. “Tenemos una sociedad que demanda un líder consensual­ista o un líder audaz.
SHUTTERSTO­CK SE BUSCA. “Tenemos una sociedad que demanda un líder consensual­ista o un líder audaz.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina