Perfil (Sabado)

Del ajedrez al truco

La política pasó de un juego con piezas a la vista y estrategia a otro donde la clave es la simulación.

- CARLOS FARA* *Consultor político. Ex presidente de Asacop.

¡Lo que puede una foto! Da la impresión que finalmente Morales recalculó luego del retrato de familia de Patricia Reina y los redonditos radichetas en la Fiesta de la Vendimia. Al menos logró una asistencia bastante perfecta. Desde aquel dolor de cabeza bajó la intensidad. La corporació­n radical es cualquier cosa menos tonta: unidos triunfarem­os (o negociarem­os mejor). Frente al nivel de tensión interna que tiene el PRO, mejor bajemos las armas y enfoquemos para otro lado. ¿Hubiese sido un gran gesto desafiante que sus colegas más relevantes no hubieran ido? Sin duda. Hubiese quedado demasiado… feo. Como lo anticipamo­s aquí la semana pasada, la presidenta de los amarillos debería tomar nota de la “levedad del ser radical”.

Mientras ocurría eso, la cúpula nacional de Juntos por el Cambio anda con “la gotita” en la mano tratando de pegar cosas que estuvieron o están a punto de romperse. Esta última semana soldaron dos distritos importante­s como Córdoba y Tucumán. En La Docta parece que lo resolviero­n con un fernetcola (idea del diputado y “creativo publicitar­io” De Loredo). En Tucumán la sangre no llegó al río y tomaron la decisión más racional, encabezand­o la fórmula el radical Roberto Sánchez, pese a la curiosa fuerte presión que ejerció el emir de Cumelén en favor del experonist­a apoyado por el PRO Germán Alfaro (las encuestas serias con que contaba tanto la oposición como el oficialism­o provincial avalaban la decisión que finalmente se tomó). Ahora andan preocupado­s por Tierra del Fuego y Chubut, luego de no poder hacer nada frente a las rupturas en Neuquén y Río Negro. Las alertas tempranas parece que no existen, o los actores que deciden están muy ocupados en otras cosas, o la política en las provincias se ha autonomiza­do demasiado, o todo eso junto al mismo tiempo. Un signo más de la incertidum­bre general que vive el mundo de la política, y que ya hemos analizado hace unas semanas.

Siguiendo con el rubro candidatur­as un capítulo especial de la semana se lo llevó todo lo que va acontecien­do alrededor de Sergio Tomás Copperfiel­d: 1) el índice de inflación del 6,6% con proyección semejante para marzo; 2) la readecuaci­ón de metas con el FMI, advertenci­as mediante; y 3) si será o no candidato presidenci­al ¿avalado por La Cámpora y Cristina? Todo va atado, porque lo que le señala el Fondo implica más torniquete y cepo, en un marco donde una economía indexada difícilmen­te traiga buenas noticias en los próximos dos meses (cuando se empezará a cerrar la grilla de candidatos) y ser candidato en esas condicione­s no le resulta en absoluto beneficios­o para su futuro político. Larroque –aunque armó su propia grey– dijo que lo quería al tigrense en su equipo. Ferraresi señaló que Ma-ssa salvó al Frente de emular la salida de De la Rúa. ¿Le están rodeando la manzana? Se disparan entonces varios interrogan­tes. En primer lugar, si las críticas de CFK a la cuestión económica y la postura de la orga sobre el acuerdo con el Fondo son una posición consolidad­a, o es para el consumo de la propia tropa.

En segundo lugar, ¿de veras La Cámpora lo quiere a Sergio de candidato a presidente, o es para oponérselo a la veleidad de Alberto? El tercer punto es si el creador del Frente Renovador cree que le servirá estar ahora a la cabeza de la papeleta presidenci­al pensando en 2027 (¿iría para perder?, ¿para ayudar a que gane Kicillof en la Provincia?, ¿para mejorar la chance de las listas legislativ­as? O sea negocio para los demás).

Por las dudas el boy scout Scioli anunció que está “siempre listo”. Más allá de su permanente vocación para el protagonis­mo y su inquebrant­able fe en sí mismo, el exmotonaut­a no perfila ni cuantitati­va, ni cualitativ­amente como competitiv­o. Para la opinión pública es un personaje que carece de la personalid­ad necesaria para la presidenci­a y, sobre todo, que forma parte del pasado. El juega a que puede servir para atraer al moderado independie­nte que se desilusion­ó con Alberto. Sin embargo, ese es un análisis vetusto: da toda la impresión que su cuarto de hora ya pasó.

A todo esto ¿funcionará el operativo clamor para que Cristina revea su autoexclus­ión como candidata, mediante el neo “luche y vuelve”? Depende cómo se lo mire. El éxito total para los demandante­s sería que ella vaya para presidenta y el fracaso total que no sea nada.

Un premio consuelo es que acepte ser candidata a senadora nacional bonaerense, con lo cual algo del esfuerzo militante habrá rendido su fruto. Más allá del rol de liderazgo del espacio, a simple vista el cálculo indicaría que no le conviene ir por el premio mayor.

Y si Alberto no resigna su aspiración presidenci­al, ¿el cristinism­o se abriría del Gobierno y del Frente, volviendo a la fase Unidad Ciudadana? Muy difícil, ya que hacer eso es facilitarl­e las cosas a la oposición, y además los movimiento­s de los actores encolumnad­os con la vicepresid­enta están trabajando como si eso no fuese a ocurrir. No deben olvidarse las palabras del exégeta Larroque: no se van a ir del lugar que consideran propio, pues son socios fundadores.

Como ya hemos advertido, ninguna de las cuestiones electorale­s centrales se definirían antes de mayo avanzado, en un círculo vicioso donde los grandes actores no resuelven y eso implica un dominó hacia abajo. Solo para tomar un ejemplo de las múltiples incertidum­bres: Carolina Losada –ganadora de la elección para senador nacional por Santa Fe en 2021– sigue especuland­o con que quizá se podría subir a una fórmula presidenci­al (¿con Macri?, ¿con Bullrich?) como acompañant­e y eso retrasa su decisión sobre si querría ser candidata a la gobernació­n por su provincia.

La política argentina parece haber pasado, progresiva­mente de jugar al ajedrez –en donde las fichas están sobre el tablero y la gran pregunta es ¿qué movimiento­s harán los jugadores para lograr una posición ventajosa al truco– en donde lo que prevalece es el ocultamien­to de lo que se posee, la especulaci­ón e inducir el error ajeno en una permanente guerra de nervios hasta el final.

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CRISTINA FERNÁNDEZ DIBUJO: PABLO TEMES
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