Perfil (Sabado)

Volver a julio

- JORGE FONTEVECCH­IA

Después de estar fuera de la Argentina una semana por el reportaje al papa Francisco, al regresar de Roma este jueves muy temprano percibí un país distinto del que había dejado el miércoles anterior. Antes de ayer a las 4.30 de la mañana en Ezeiza hacía 28 grados y si una ola de calor extremo y sostenido con cortes de energía genera mal humor social aun en sociedades exitosas (en Estados Unidos también se corta la energía tras varios días seguidos de temperatur­as muy elevadas, pero se restablece en cuestión de horas y no de semanas, como en algunos barrios de Buenos Aires), en la Argentina actual, donde además se le suman los problemas económicos y de insegurida­d, el cóctel es explosivo. Pero a diferencia de otras crisis sociales, esta vez no explota, sino que genera desazón, un estado de tristeza que en lugar de promover la acción maníaca-autodestru­ctiva de 2002, genera una depresión inmoviliza­dora junto a la resignació­n desesperan­zada de “esto no lo arregla nadie”.

El verdadero mazazo no fue la ola de calor, sino simultánea­mente: el índice de inflación de 6,6% de febrero, un mes corto, menos estacional que marzo, que al estar subido a los hombros de febrero no promete mucho más que repetir la inflación del mes anterior, acumulando en el primer cuarto del año, enero-marzo, un tercio de la inflación prevista para todo 2023 en el presupuest­o.

A 20% de inflación por trimestre (de repetir enero-marzo), la inflación del año 2023 se mantendría en torno al mismo 100% anual que se acumuló en el último año corrido. Pero el cambio de dirección de la expectativ­a, en lugar de a la baja, a la alta, hizo resucitar pronóstico­s de aceleramie­nto incrementa­l de la inflación, en parte por la inercia ascendente que retroalime­ntará la puja distributi­va paritarias-precios, sumado a la confirmaci­ón de que la última sequía fue la peor del siglo y costará alrededor de 20 mil millones de dólares menos de exportacio­nes en 2023, lo que podría producir un agregado de inflación por falta de oferta. Al haber menos dólares de exportació­n, habrá menos para importacio­nes, al poder importar menos insumos, habrá menos productos de todo aquello que tenga algún componente importado, al haber menos oferta de productos, la menor cantidad de ellos se corregirá por mayor precio de cada uno (pxq).

Es la desazón de volver a la situación del mes de julio durante el breve interinato de Silvina Batakis como ministra de Economía (24 días, entre el 4 y el 28 de julio), cuando el abismo parecía a centímetro­s y se temió por un colapso macroeconó­mico que hiciera terminar anticipada­mente el gobierno de Alberto Fernández. Si Sergio Masa no tiene más conejos que sacar de la galera, se desintegra la expectativ­a de llegar a mayo, cuando se oficialice­n las candidatur­as con una inflación mensual que tenga “un tres (por ciento) delante” como prometía el ministro de Economía y, fundamenta­lmente, de contar con él como el candidato natural del oficialism­o.

Y un Frente de Todos menos competitiv­o electoralm­ente enciende posibles presagios aún peores. Por ejemplo, que al ballottage no llegue un candidato del oficialism­o, sino Javier Milei, y el mes que transcurri­ría entre la primera vuelta del 22 de octubre y el ballottage del 22 de noviembre o, peor aún, los dos meses y dos semanas que transcurri­rían entre las PASO del 13 de agosto y el ballottage, si en alguna de esas dos fechas quedara claro que la definición presidenci­al sería entre un candidato de Juntos por el Cambio y Javier Milei, se anticipen decisiones no ya de unificació­n cambiaria con devaluació­n inicial del 100% del cambio oficial, sino directamen­te que las expectativ­as sean de una posible dolarizaci­ón.

Si el dólar alternativ­o producto de las malas noticias de la última semana cruzó la barrera de los 400 pesos, en un eventual octubre (peor aún en un agosto) donde el Gobierno quedara fuera de la competenci­a electoral dos (o cuatro) meses antes de hacer el traspaso de mando, ¿el dólar en ese escenario costaría 800 pesos? ¿Mil?

La reaparició­n de ese fantasma: una hiperinfla­ción promovida no por emisión/déficit fiscal, sino por devaluació­n (escenario al final de Alfonsín), que la sequía volvió a colocar entre lo posible, aunque no resulte probable (hoy hay cepo y restriccio­nes que no existían en 1989) tiene efecto mortal en el ánimo de quienes gobiernan y de todos los

A 20% de inflación trimestral, como enero-marzo, 2023 tendrá 100% de inflación

Massa no vino a resolver la inflación, sino a evitar colapsos y llegar sin estallidos a las elecciones

gobernados. Ante la desesperac­ión, los humores son tan volubles como los de un adolescent­e enamorado. Por eso, y aunque no sea lo más probable, por la necesidad de sobreviven­cia, renazca en el oficialism­o la esperanza de ser competitiv­o electoralm­ente y que en mayo, aun con un 6 en lugar de 3% de inflación mensual, los distintos componente­s del Frente de Todos se aglutinen detrás de un candidato de síntesis con la expectativ­a de ganar o de perder por lo menos posible manteniend­o la mayor cantidad de distritos y legislador­es.

Como Sísifo, el rey impío de la mitología griega, Sergio Massa tendrá que volver a empujar la piedra por la ladera ascendente después de haber llegado a la primera cima, cuando logró en noviembre reducir la inflación mensual a 4,9% después de haberla recibido en julio con 7,4. Como a Sísifo la piedra le volvió a rodar hacia abajo en enero y febrero (segurament­e marzo) y ahora tiene que volver a levantarla.

Sergio Massa dio muestra de voluntad y persistenc­ia en sus objetivos y así como ahora “volvió a julio” no habría que descartar la posibilida­d de que en agosto (inflación de julio) pueda “volver a noviembre” y logre mostrar una inflación con un cuatro delante aunque sea 4,9 casi 5. Precisamen­te en agosto, cuando sean las PASO, Massa estará cumpliendo un año como ministro de Economía (asumió el 28 de julio). Como dijo ayer Jorge Asís en radio Perfil: “Massa no fue elegido para resolver la inflación, sino para evitar el colapso y llegar sin estallidos a las elecciones, lo que está logrando”.

Las cartas no están echadas pero cada vez es más empinada la recuperaci­ón para el oficialism­o.

 ?? PABLO TEMES ?? BATAKIS-MASSA. Julio de 2022, la efímera ministra de Economía que sucedió a Guzmán, pasa la posta.
PABLO TEMES BATAKIS-MASSA. Julio de 2022, la efímera ministra de Economía que sucedió a Guzmán, pasa la posta.

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