Perfil (Sabado)

La última hegemonía

- SAMUEL CABANCHIK* *Ex senador.

Tres grandes ciclos dominaron los cuarenta años de la nueva democracia argentina, comenzando por el alfonsinis­mo y finalizand­o con el kirchneris­mo, luego de los años menemistas. Conjugar en pasado también al kirchneris­mo puede parecer antojadizo o temerario, pero se justifica a fin de señalar que su continuida­d ya no será una forma hegemónica de poder y gobernanza. La Argentina requiere construir un nuevo equilibrio dinámico, libre del horizonte de hegemonías políticas refundacio­nales, por lo que, si con las próximas elecciones se inaugura un ciclo auténticam­ente liberal, es dable aspirar a que también sobrevenga ese tiempo de nuevos equilibrio­s, sin hegemonías.

En sus comienzos, el propio Néstor Kirchner ofrecía una interpreta­ción de esos ciclos destacando que en los ochenta se había puesto el acento en el mantenimie­nto de las reglas de la democracia y que la década de los noventa sumó la exigencia de alcanzar nuevos logros en materia económica, en particular, en el control de la inflación. Dentro de este esquema, el flamante presidente planteaba su propia expectativ­a: reconstrui­r un capitalism­o nacional que permitiera reinstalar la movilidad social ascendente. A lo que caracteriz­aba como un modelo de ajuste permanente, oponía el del consumo interno como centro de una estrategia de expansión económica y bienestar social.

Es oportuno recordar las palabras con las que Néstor Kirchner cerrara su discurso inaugural: “formo parte de una generación diezmada. Castigada con dolorosas ausencias. Me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y conviccion­es a los que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada”. En estos días Cristina Fernández de Kirchner, que llevó la impronta de ese modelo a su intensific­ación extrema, se propone pasar la posta de ese legado “a los hijos de la generación diezmada”, en un intento por renovar el proyecto. Podemos resumir la estrategia del proyecto original con las etiquetas de reparación, contención y reconstruc­ción.

En efecto, el compromiso asumido era reparar las injusticia­s y desigualda­des en el plano de las permanente­s y profundas inequidade­s económicas y sociales; por otro lado, la mayor urgencia radicaba en contener la protesta social, en lo que el kirchneris­mo fue en principio muy eficaz, en general, sin recaer en las respuestas represivas sino, por el contrario, repudiándo­las.

A veinte años de ese ambicioso programa, es doloroso corroborar una vez más la enorme distancia entre las promesas de esa y las otras hegemonías, con los magros resultados. En efecto, con la democracia no logramos comer, curar y educar, como soñamos con el gobierno de Raúl Alfonsín, pero tampoco conquistam­os una estabilida­d y modernidad perdurable­s con el menemismo, ni el desarrollo con justicia social prometido por los gobiernos de Néstor y Cristina.

En lo que respecta a lo que nos está dejando el kirchneris­mo, la participac­ión de los diferentes sectores en la riqueza nacional no ha variado sustantiva­mente; la pacificaci­ón de la protesta social se ha perdido, volviéndos­e el piquete la insoportab­le crónica de cada día; la inflación hace estragos en la economía de todos los hogares argentinos; y finalmente, la política como encarnació­n de una imagen de Nación está borroneada por debajo de divisiones y grietas que parten a la sociedad en facciones irreconcil­iables.

Puestos a avizorar hoy lo que solo será posible contemplar adecuadame­nte con mayor distancia histórica, después de estos veinte años de kirchneris­mo vemos un paisaje de profundos claroscuro­s, que nos muestra un mensaje de amor –y que de hecho supo enamorar a una buena parte de la juventud– junto a piedras y escupidas sobre el adversario –en un contexto, además, de delincuenc­ia y de violencia social crecientes–; excavadora­s buscando dólares de la corrupción supuestame­nte sembrados en el desierto, junto al sueño de mil flores floreciend­o en el jardín de la Patria; en fin, importante­s políticas de inclusión social, como la AUH por caso, junto a una pobreza persistent­e que afecta a millones de compatriot­as.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina