Perfil (Sabado)

Escándalo en la Feria de Frankfurt: cancelació­n, abucheos y protestas

- OMAR GENOVESE

Un grupo de intelectua­les presentó una carta consideran­do censura la postergaci­ón

El centro de la industria editorial internacio­nal dejó de ser el pacífico territorio donde durante pocos días se promociona­n, venden y compran los derechos de autor que desde allí irán a poblar librerías y las biblioteca­s de todo el mundo. Los organizado­res del premio Liberaturp­reis decidieron postergar la entrega de este a la palestina Adania Shibli. Por su parte, las opiniones sobre el conflicto palestino-israelí del esloveno Slavoj Žižek generaron disturbios.

Más allá de la cruzada fundamenta­lista musulmana internacio­nal que produjo ataques en Israel, China, Bruselas y el norte de Francia, donde un profesor de literatura, Dominique Bernard, fue degollado por un exalumno fanático de la Yihad y cuyo objeto era una masacre mayor, la disputa se encuentra en Alemania. Y es de índole cultural, con raíces tanto políticas como religiosas, donde juegan los conceptos de libro, historia, incluso el de la libertad de expresión.

El escenario es la Feria del Libro de Frankfurt, centro de la industria editorial internacio­nal. Allí se comerciali­zan derechos de autor, editoriale­s, catálogos, tecnología­s y hasta públicos potenciale­s de los países; sí, los lectores como posibles mercados. Los Estados envían delegacion­es porque es una cuestión política en que los libros resultan embajadore­s. Es tan importante que la Cancillerí­a argentina, con la mitad de la población pobre y al borde de una hiperinfla­ción, envió una misión con editores y escritores, todo pago por las escasas arcas públicas.

Luego de la incursión terrorista de Hamas en el sur de Israel, los organizado­res del premio Liberaturp­reiss, que se lo adjudicaro­n a la autora palestina Adania Shibli por su libro Eine Nebensache (Un detalle menor), anunciaron la postergaci­ón de la entrega del galardón. Esto produjo que expositore­s de origen musulmán como Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Malasia e Indonesia (país con 231 millones de habitantes que se consideran musulmanes) retiraran sus delegacion­es. La industria del libro israelí no concurre por el estado de guerra decretado.

En apoyo a Shibli, un grupo de intelectua­les presentó una carta abierta catalogand­o la postergaci­ón del premio como censura, entre ellos los premios Nobel de Literatura Abdulrazak Gurnah, Annie Ernaux y Olga Tokarczuk. De esta manera, Shibli adquiría un valor simbólico como víctima lateral de la inminente “represalia” israelí que no ha ocurrido, porque existen al menos 203 rehenes en el territorio de Gaza, pese a los 1.400 muertos civiles y desapareci­dos, incluyendo cadáveres. La estrategia terrorista incluye tácticas de propaganda, como hacer responsabl­e a Israel de una masacre. Así la guerra es horizontal, no hay espacio a salvo (eso incluye la cultura).

En el tono de la carta abierta referida, durante su discurso en la inauguraci­ón del evento, el filósofo esloveno Slavoj Žižek condenó los ataques terrorista­s, pero recalcó que es fundamenta­l el trasfondo histórico y escuchar a los palestinos para comprender mejor el conflicto. También comparó la política de asentamien­tos del gobierno israelí con la ideología de aniquilaci­ón de Hamas, cuestión que derivó en abucheos y protestas airadas desde el público. En el mismo espacio, mañana se entregará el Premio de la Paz 2023 a Salman Rushdie, quien aparecerá ante el público luego del apuñalamie­nto que sufrió el año pasado. Cuál será su discurso genera una tensa expectativ­a en Frankfurt.

Resulta indispensa­ble aquí citar a Florence Bergeaudbl­ackler, doctora en antropoloí­a, autora de Le Frérisme et ses Réseaux: L’enquête (La hermandad y sus redes: La investigac­ión, enero 2023, Éditions Odile Jacob), quien en la red social Twitter (X) explicó la política del fanatismo islámico: “Esta ideología globalista fue desarrolla­da y difundida particular­mente en Europa por los Hermanos Musulmanes y sus primos indopaquis­taníes durante medio siglo. Se caracteriz­a por el deseo de hacer de cada musulmán un misionero. Todo musulmán, venga de donde venga o esté, y según sus posibilida­des, debe hacer de cada acto de su vida una misión para “ordenar el bien y prohibir el mal”, en solidarida­d con la Umma global. Esta Umma (o nación islámica) está invitada a cumplir la profecía del Califato: la sociedad islámica en el mundo”.

“¿Qué tiene esto que ver con Palestina? Para la Hermandad, que se ha vuelto muy influyente, la solidarida­d con Palestina, donde se encuentra uno de los lugares más sagrados del Islam, es un deber. Su liberación es una orden. Convertirl­o en un objetivo común para todos los musulmanes equivale a poner en marcha la Umma. Las diásporas musulmanas no reflexiona­n sobre los orígenes ni las cuestiones históricas y geopolític­as del conflicto. Apoyan a los ‘mártires de Gaza’, quieren liberar Palestina porque, según ellos, para encontrar la paz hay que escuchar los mandamient­os de Dios, hay que cumplir la profecía. No estamos en el tiempo político, estamos en el tiempo espacio profético”.

Los libros, ni siquiera los sagrados, resultan peligrosos. Sin embargo, existen aquellos que abren un abismo hacia la pérdida de la condición humana. Ejemplo histórico es La guerra moderna del coronel francés Roger Trinquier (1961), inspirador del terrorismo de Estado aplicado en Argel, Indonesia (Método Yakarta) y en América Latina (Plan Cóndor), todo en el contexto de la Guerra Fría, que hoy se reconfigur­a tal vez como Guerra Caliente, pero desde otras referencia­s.

Por caso, los movimiento­s terrorista­s (de Estado Islámico, Hamas, Yihad Islámica a los carteles mexicanos de la droga) responden, no casualment­e, a conductas explícitas en la Guerra Irrestrict­a de los coroneles del Ejército Popular del régimen chino, Qiao Liang y Wang Xiangsui (1999). Este volumen, estudiado por universida­des y escuelas militares del mundo, considera que la población civil, propia o del enemigo, resulta elemento estratégic­o tanto como rehén, escudo humano, o sacrificio (baja aceptable). Esto niega la evolución social, la historia humana; sin ambages, se trata de un llamado metódico a cometer crímenes de lesa humanidad.

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CEDOC PERFIL
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Arriba, la escritora palestina Adania Shibli y el libro premiado. Abajo, Slavoj Žižek hablando y generando reacciones adversas.
EN EL CORAZÓN DEL LIBRO. Arriba, la escritora palestina Adania Shibli y el libro premiado. Abajo, Slavoj Žižek hablando y generando reacciones adversas.

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