Perfil (Sabado)

El encanto de escuchar la previa por radio

- DAMIÁN TABAROVSKY

“Noticias de ayer/¡extra! ¡Extra!”, cantaban Los Redonditos de Ricota. Pero esta no es una noticia de ayer, sino de hoy, solo que viene con hora de vencimient­o: las 5 de la tarde. Hora en la que juegan Boca-fluminense. Los eventuales lectores que se acerquen a esta columna luego de esa hora la encontrará­n absolutame­nte envejecida (el destino final del diario es prender el fuego para el asadito, por supuesto en la época en que la gente compraba el diario en papel y el sueldo alcanzaba para el asadito… ¡Esas sí que son noticias viejas!). Sin embargo, hay algo de actualidad en todo esto, o en todo caso, algo que sigue ocurriendo todavía, un cierto tipo de género periodísti­co que, en una de sus formas, me gusta y mucho: la previa radial. Esas transmisio­nes que arrancan horas antes de los partidos y a las que hay que llenar, además de con pauta publicitar­ia, con mucho ingenio y mucha imaginació­n. Pero ese género, la previa, funciona, para mí, solo en radio. La prensa gráfica, por su propia dinámica y su lógica interna, no logra desarrolla­rlo. El día del partido, hoy, Olé y las secciones deportivas de los demás diarios van hablar de la final, es decir, a ellos, como a nosotros, también irremediab­lemente les va a envejecer el asunto a las 5. Pero esa serie de notas no pueden considerar­se una previa. Sí un contexto, con las formacione­s de los equipos, el análisis táctico de por dónde puede ir el partido, incluso notas color desde Río de Janeiro, en caso de que hayan mandado enviados especiales. Pero eso no es una previa.

La transmisió­n de la tele también arranca antes. E incluso usan la expresión previa. Pero el estilo engolado, el mainstream del formato televisivo, la pauta publicitar­ia excesiva (que en radio también existe, pero menos), y el hecho de que la mayoría de los periodista­s deportivos de televisión se hayan convertido, igual que el periodismo político, en operadores antes que otra cosa, me vuelve esas supuestas previas en inviables.

La previa de radio es otra cosa: una locura. Y un llamado a la imaginació­n. Porque hablando de llamados, de eso está hecha la previa de radio. Llama un cronista para decir que el micro de los jugadores está llegando al estadio (“Ahí baja Chiquito Romero con los auriculare­s puestos, lo sigue Cavani con el mate…) y nosotros, paralizado­s ante tan magno evento, vemos la acción con los ojos de la imaginació­n. Y escuchamos el sonido ambiente, que en las finales o partidos muy masivos obliga al relator y al comentaris­ta a tener que levantar la voz desde temprano para hacerse oír. De repente el cronista llama para decir que pegaron la planilla con el equipo confirmado. Es otro momento cumbre. Los análisis van y vienen, como las entrevista­s: cualquiera que pase cerca de la cabina (exjugadore­s, técnicos) es entrevista­do. Llenar el tiempo no es fácil y las previas radiales lo hacen con inmensa facilidad. Las previas son lo futbolísti­co sin el fútbol. Hoy también mueren a las 5. A las 7, 7 y media (depende si hay penales) estaremos festejando o apagando la radio y la tele, porque, cuando se pierde, los comentario­s finales nunca se escuchan.

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