Perfil (Sabado)

Un problema de escala

- RAFAEL SPREGELBUR­D

Siempre me gustó mucho lo que Borges dijo cuando se estrenó “King Kong”. Se lamentaba de que lo más especial del personaje, su descomunal tamaño, quedara opacado por una idea algo desafortun­ada del guión: el gorila gigantesco habita una isla donde todos los animales son descomunal­es. Así que su dimensión hace que parezca pequeño; lo mismo que instala el verosímil, es lo que destruye todo asombro. Es nuestra lucha. “King Kong” parece pequeño en comparació­n con otros animales y, por si esto fuera poco, se lo pone al lado del Empire State Building, fálico y enorme. En todo caso, si algo recordamos de “King Kong”, ¿qué es? La mano enorme y charolada en la que se recuesta aterrada, enamorada, la chica rubia, abrazada a un dedo.

Yo creo que va quedando poco espacio para el accionar literario. Lo digo presuponie­ndo tendencios­amente que una de

Yo creo que va quedando poco espacio para el accionar de lo literario

nuestras singularid­ades, sino la única, es tal vez la antonomasi­a. Sí: la exageració­n. Para que algo irrelevant­e o minúsculo se convierta en anécdota, en un fruto azucarado de la narración o en una reflexión duradera, es probable que haya que sobredimen­sionar alguno de sus aspectos.

Pero si desde un Ministerio Patricia Bullrich puede decir que en la enemiga provincia del Chubut no vive nadie salvo un millón de guanacos (el contexto importa poco, sobre todo si es ella misma quien intenta explicarlo), la competenci­a por crear antonomasi­as se torna desleal. Además, baja mucho la calidad de los verosímile­s: cuando ya vale todo, entonces nada vale mucho. Lo mismo pasa cuando el Presidente le da like a un meme de uno de sus gobernador­es dilectos caricaturi­zado con síndrome de Down, moviendo toneladas de litio en posteos en los que unos y otros piden desagravio­s. Son formas extraliter­arias y paraartíst­icas de expresar un conflicto de intereses, para una tribuna igualmente desaforada y a esa expresión desafortun­ada, al borde de toda semántica, la hemos ido llamando poco a poco “política”.

Es esa política la que se formula como pregunta posible, si importa más la gente de las frías provincias unidas del sur, o los acreedores de un FMI usurero, cuya segunda jefa –para demostrar que las rimas se dan tanto en la literatura como en los acontecimi­entos– se llama Gita.

Así no hay “King Kong” que aguante.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina