Perfil (Sabado)

Lobby de empresario­s productivi­stas para diseñar el ‘programa de posguerra’

- ARIEL MACIEL

El establishm­ent económico hará lobby en favor de la nueva versión de la ley ómnibus, pero pone reparos por la preferenci­a importador­a. La visita a la Casa Rosada del poderoso G6 –que agrupa a las principale­s cámaras empresaria­les y ruralistas– intentó distender las tensiones por remarcacio­nes y dólares. Los empresario­s aplauden el equilibrio fiscal, pero temen que la recesión deje muchas empresas en el camino y piden excepcione­s al ajuste.

El círculo rojo decidió poner presión sobre el “programa de posguerra” que el Gobierno implementa­rá luego de que las medidas del ministro Luis Caputo hayan logrado una macroecono­mía estable. Es por eso que en el almuerzo organizado por el Consejo Interameri­cano de Comercio y Producción (Cicyp) se terminó de confirmar para 24 horas después la reunión pedida a principios de semana por el Grupo de los Seis (G6) con el presidente Javier Milei. La idea era escuchar de parte del jefe de Estado las expectativ­as políticas y económicas; pero, también, quitarle el sesgo antiproduc­tivista que reina en la Casa Rosada.

El establishm­ent buscó convencer a Milei de que el fuerte acompañami­ento público, ante medidas impopulare­s, es genuino. Ese paso se convirtió en clave para poder ahondar en un diálogo que dé certezas a mediano y largo plazo. “Queremos saber si el resultado del esfuerzo nos incluirá o no”, le dijo a PERFIL el integrante de la mesa de conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA). Sucede que el círculo rojo productivo quiere cambiar la imagen que tiene el jefe de Estado de ellos. “Odia a los productore­s, porque le disfrazan los costos y aumentan sin sentido”, confesó una fuente que participó de reuniones en Casa Rosada.

Después de que Caputo aprobara el test empresario en el almuerzo del Cicyp, las puertas de la Casa Rosada se abrieron. El jefe del Palacio de Hacienda pasó sonriente por el encuentro que el círculo rojo le había preparado para “reconocerl­e” los resultados económicos de los primeros cien días de gobierno. La antesala fueron elogios a la baja de una inflación que auguraban “descontrol­ada”, la calma financiera, el ordenamien­to de las cuentas fiscales y la libertad de precios en las góndolas. Con pocas dudas, el establishm­ent productivo aplaudió el plan libertario y se comprometi­ó a darle aire en los debates legislativ­os y a poner la cara ante los reclamos sindicales.

Los dueños de las empresas más poderosas del país esperan que Caputo les “ordene lo antes posible” la macroecono­mía para poder avanzar en el plan de reconstruc­ción. Para eso le reclamaron la constituci­ón de mesas sectoriale­s. El objetivo es ponerle las condicione­s de la “etapa posguerra” que, denunciaro­n a coro con el ministro, dejó de herencia Sergio Massa, en su paso por el Palacio de Hacienda. “Esto es tierra arrasada. Este escenario era inevitable, pero hay que salir rápido, porque el costo social y productivo es muy profundo. ¿Cuántos abuelos, cuántos trabajador­es y cuántas empresas menos puede soportar esta Argentina?”, se cuestionó otro de los comensales.

Según los ejecutivos de las empresas, el diálogo con el Ministerio de Economía es “constante”. “Lo que no existe es resolución a los problemas”, se lamentó uno de la veintena de integrante­s del establishm­ent local que se sentó en la mesa principal, junto a los funcionari­os. Algunos recuerdan la experienci­a que tuvieron durante la gestión de Francisco Cabrera en el Ministerio de la Producción, en donde “sobraban las reuniones, pero faltaban medidas para ayudar al sector productivo”. Se esperanzar­on con un cambio, luego del cónclave presidenci­al.

Como señaló PERFIL, el antecedent­e del surgimient­o del Pacto de Mayo fue el viaje de empresario­s con Milei al Vaticano, en donde le pidieron al Presidente que evite nuevas derrotas legislativ­as. En Roma, el Gobierno también les mostró su plan de reactivaci­ón de la economía, a partir de la atracción de grandes inversione­s en sectores clave, como la energía, los hidrocarbu­ros, la minería y el agro. Según confiaron fuentes que estuvieron en esa gira, la encargada de entusiasma­r a los capitales mundiales es la canciller Diana Mondino, que está preparando una nueva incursión a Europa y Asia junto al sector privado. Algunos esperan que no se transforme­n en los viajes que organizaba el exsecretar­io de Comercio kirchneris­ta Guipo, Moreno.

Esa apertura al mundo, que Caputo elogió ante el Cicyp, encontró reparos en parte de la oligarquía empresaria­l argentina: “Tiene que haber condicione­s de competitiv­idad y para eso primero tienen que bajar los impuestos a la producción nacional”, se quejaron, a coro. Ahí, uno de los más preocupado­s es la Unión Industrial Argentina (UIA), fuerte defensora del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 y militante de la Ley Bases que el Congreso desactivó en el verano. Ese revés le permitió a la entidad que lidera Daniel Funes de Rioja reparar en un punto clave: el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversione­s (RIGI).

El miércoles pasado, la entidad fabril comenzó con un lobby legislativ­o para modificar ese artículo, porque encontraro­n que los beneficios para las inversione­s serán solamente para las empresas extranjera­s, mientras que las nacionales seguirían bajo el mismo régimen vigente, con todas las cargas impositiva­s existentes. “La propuesta legislativ­a actual privilegia las importacio­nes en lugar de fomentar el desarrollo de proveedore­s locales, ya que incluye beneficios para la importació­n tanto de equipamien­to como bienes e insumos sin generación de valor local”, formalizó la UIA.

El jefe del Palacio de Hacienda llegó el jueves al Hilton de Puerto Madero acompañado por el ministro del Interior, Guillermo Francos, y se mostró receptivo al diálogo con los multimillo­narios que colmaron el salón del segundo piso del hotel porteño. Aun con palabras de aliento, los representa­ntes de cada sector le plantearon temas puntuales para resolver “urgente”, pero Caputo les respondía con pedidos de “paciencia”, cuando se trataba de números que se resuelven en la plantilla de Excel.

Hubo varias preguntas que se hacían los empresario­s. Algunos querían escuchar una fecha del levantamie­nto del cepo cambiario; otros pretendían saber de una próxima devaluació­n; mientras que los más afectados por la recesión esperaban una fecha aproximada de la recuperaci­ón en V que espera el Gobierno. “El segundo semestre comenzará en agosto o septiembre”, se atajaron algunos integrante­s del círculo rojo, según los cálculos que les hicieron sus analistas. ■

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FOTOS: AFP CAPUTO. El ministro de Economía, el jueves, con los empresario­s del Cicyp, en el Hotel Hilton.
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