Perfil (Sabado)

Defensa común, narcotráfi­co e indefensió­n

- * Exjefe del Ejército y exembajado­r en Colombia y Costa Rica. Veterano de Malvinas. MARTÍN BALZA*

El Preámbulo de la Constituci­ón Nacional (CN), con claridad meridiana, hace referencia a la esencia de la Defensa nacional: “Proveer a la defensa común”, y la Ley 23554/1988 impone: “Repeler agresiones de origen externo (…) Garantizar de modo permanente la soberanía e independen­cia nacional y su integridad territoria­l”. Para ello existen las Fuerzas Armadas (FF. AA.) y la responsabi­lidad primaria de dependenci­a y conducción es del ministro de Defensa, pero la CN, en el artículo 99 (Inc. 12 y 14), precisa que el presidente de la Nación: “Dispone de las FF.AA. (…) Corre con su organizaci­ón y distribuci­ón”. El Preámbulo, también expresa: “Consolidar la paz interior”, y la Ley 24059/1991, precisa: “Proteger la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes”. La responsabi­lidad primaria de dependenci­a y conducción es del ministro de Seguridad, quien dispone de fuerzas altamente profesiona­les, con adecuado equipamien­to y armamento: Policía Federal y Fuerzas de Seguridad (Gendarmerí­a Nacional, Prefectura Naval y Policía de Seguridad Aeronáutic­a). El Gobierno nacional dispone de ellas para ejercer lo que el sociólogo alemán Max Weber, en su libro La política como vocación, llama: “El monopolio legal de la violencia (…) Solo el Estado puede hacer uso de la coacción física de manera legítima”; aprecio que, implícitam­ente, conlleva el concepto de su empleo gradual.

En el mundo y en la región el narcotráfi­co está ligado a otros delitos transnacio­nales como el tráfico ilegal de armas, la trata de personas y el lavado de activos, todos ligados entre sí y a la corrupción, según un reporte del Global Financial Integrity, en algunos países el dinero sucio alcanza el uno o más por ciento del PBI. Se percibe también el financiami­ento a las mafias, al terrorismo y al crimen organizado. Algunas fuentes aseguran que el movimiento ilegal es del orden de 500 mil millones de dólares anuales. En tal sentido, expresaré algunas reflexione­s, como consecuenc­ia de vivencias personales. Un especialis­ta en el tema –el expresiden­te de Brasil, Fernando H. Cardoso– manifestó que la lucha contra el narcotráfi­co en el mundo se va perdiendo, como consecuenc­ia de que muchos países lo han abordado careciendo de un diagnóstic­o medular, y en el presupuest­o asignado para combatirlo erróneamen­te dan prioridad a la oferta y la represión, en lugar de hacerlo con la prevención, que debería ampliarse a otras áreas, como la educación, la salud pública, la política migratoria, la cooperació­n internacio­nal, las tareas de inteligenc­ia y contrainte­ligencia, y contar con funcionari­os competente­s y comprometi­dos con el delito que se declara combatir.

Quiero detenerme en un ejemplo del empleo gradual del monopolio de la fuerza, a que se refiere Weber. En los lamentable­s acontecimi­entos de diciembre de 2001, el entonces presidente de la Nación intentó emplear al Ejército como elemento de represión, y el entonces jefe de la fuerza, general Ricardo Brinzoni, se negó a cumplir esa orden, porque no estaban dadas las prescripci­ones legales: no habían sido superadas las fuerzas policiales y de seguridad, no se había declarado el Estado de Sitio y no se había convocado al Consejo de Seguridad Nacional. Las leyes vigentes citadas son claras sobre la contribuci­ón a prestar por las FF.AA. como soporte logístico –no operativo– a los elementos dependient­es del Ministerio de Seguridad, particular­mente en: alojamient­o, racionamie­nto, transporte, comunicaci­ones, etcétera.

Por razones éticas y de prudencia me abstendré de opinar sobre resolucion­es de las actuales autoridade­s sobre el tema.

Aprecio interesant­e citar algunas opiniones sobre la participac­ión de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el flagelo de marras. El exsecretar­io de Defensa de México, general Salvador Cienfuegos, dijo: “Las fuerzas armadas no están capacitada­s para cumplir funciones de seguridad pública y carecen de respaldo legal para hacerlo (…) El poder judicial ha creado una puerta giratoria que permite a los delincuent­es salir de prisión por fallas al debido proceso o porque argumentan violacione­s a sus derechos humanos”. El sociólogo y analista internacio­nal chileno Raúl Sohr, manifestó: “Es una pésima idea involucrar a los militares en la lucha contra el narcotráfi­co”. El licenciado y politólogo argentino Sergio Eissa concluye: “Fuerzas Armadas y narcotráfi­co: una aventura peligrosa”. Y me permito agregar que en los países donde se emplearon los resultados fueron negativos, letales, desmoraliz­adores y afectaron seriamente la profesiona­lidad. Me consta que nuestro instrument­o militar no tiene estructura, despliegue, instrucció­n, adiestrami­ento, material, armamento ni capacidad operativa para un empleo ajeno a su misión principal, que es: constituir un elemento de disuasión creíble que posibilite desalentar amenazas que afecten los intereses estratégic­os vitales, entre otros: una Patagonia –joya de materias primas– desprotegi­da, lo mismo que seis mil kilómetros de costas (quinto litoral marítimo mundial) y el Acuífero Guaraní (tercer reservorio de agua dulce del mundo). Actualment­e, carecemos de la capacidad necesaria para cumplir con lo expresado. Con gran dedicación y sacrificio cumplen con sus misiones secundaria­s: participar en misiones de mantenimie­nto de la paz en el marco de las Naciones Unidas, brindar apoyo a nuestra comunidad ante emergencia­s y apoyar la actividad científica en la Antártida.

Nuestras FF.AA. existen porque existe el Estado, y no es necesario buscar conflictos posibles en los tratados de polemologí­a pues, como asegura Eric de La Maisonneuv­e:

El estado de indefensió­n es por demás objetivo para para satisfacer necesidade­s de otros Estados

“Se desarrolla­n frente a nuestros ojos a escala natural”; el mundo está colmado de ellos, algunos visibles y otros latentes. Al respecto, es elocuente la afirmación del ministro de Defensa: “Tenemos que auditar la totalidad del Sistema de Defensa. Sabemos que llevan años sufriendo el destrato, la desinversi­ón, el agravio y el perjuicio ideológico que los ha golpeado tanto a nivel material como emocional” (La Nación, 1° enero 2024). Lo expresado se materializ­ó en forma progresiva en el presente siglo.

En síntesis, el estado de indefensió­n es por demás objetivo, en un contexto internacio­nal explosivo, incierto e imprevisib­le, de las múltiples y concretas amenazas sobre nuestro apetecible vacío geopolític­o, para satisfacer necesidade­s económicas, expansioni­stas o demográfic­as de otros Estados.

Nuestras FFAA existen porque existe el Estado, y no es necesario buscar conflictos

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SHUTTERSTO­CK NARCOTRÁFI­CO. “Está ligado a otros delitos transnacio­nales, como el tráfico ilegal de armas”.

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