Perfil (Sabado)

Sobran argentinos

- JORGE FONTEVECCH­IA

“Esperar y ver” es la frase que en Washington sintetiza la expectativ­a todavía escéptica sobre la sustentabi­lidad futura de la economía de Milei y luego sobre su eventual éxito político. Queda por discernir si podrá una parte significat­iva de los argentinos soportar “el ajuste más grande de la historia de la humanidad”, como lo describe el propio Milei, sin turbulenci­as sociales que hagan naufragar al propio Gobierno.

Pero si se lograra consolidar este modelo económico y se estabiliza­ra la economía argentina con solo una caída del 2,5% en 2024 y un crecimient­o en “V” para 2025 del 5%, como pronosticó el Fondo Monetario Internacio­nal, tanto la caída como la recuperaci­ón no serían parejas y, si bien nunca lo son del todo, en este caso serían extremadam­ente desparejas, con el consumo cayendo cinco veces más en 2024 de lo que indica el promedio general del PBI, mientras que ciertas actividade­s, generalmen­te orientadas a la exportació­n, aunque no solamente, creciendo mucho más que el promedio del PBI en 2025, compensand­o lo que cae el consumo este año.

Quedaría allí una sociedad más latinoamer­icanizada, proceso que ya viene produciénd­ose desde hace medio siglo, con un tercio de la población con capacidad de consumo y dos tercios en diferentes grados de pobreza. Nunca es igual pero hay algunas reminiscen­cias de los primeros años de la década del 90 abaratando el dólar y permitiend­o a la clase media/ media alta viajar al exterior y encontrar productos importados en los supermerca­dos. Hasta proporcion­arle a La Libertad Avanza mejorar su resultado electoral de primera vuelta en 2023 (29,99% de los votos) para las elecciones legislativ­as de 2025. Carlos Menem fue reelecto en 1995 con el 18% de desocupaci­ón entre los empleados en blanco aunque vale recordar que los salarios de aquellos empleados eran en dólares cuatro veces mayores que los actuales.

El decano de los economista­s argentinos, Juan Carlos de Pablo, dijo esta semana: “Si esto sigue así, vamos a volver pronto a Miami a decir deme dos”, asumiendo que volverá ese tercio de los argentinos integrado por empresario­s, comerciant­es, profesiona­les independie­ntes y el porcentaje que resulte de los 7 millones de empleados en blanco cuya actividad esté entre las ganadoras de la recuperaci­ón en “V” y puedan recuperar más allá de paritarias su pulverizad­o salario actual.

Mientras tanto, la modificaci­ón de precios relativos que hagan a Argentina cara en dólares y a Miami barata en pesos ya se está produciend­o, y en tiempo récord, haciendo pasar a la Argentina de ser un país muy barato en dólares a otro bastante caro. Publicó el diario inglés The Guardian una nota titulada “Artista desalojado por un propietari­o de Londres reduce el alquiler al viajar desde Argentina”, artículo que recién difundido ya comienza a quedar obsoleto por la velocidad del cambio económico argentino.

Cuenta el diario inglés: “Un artista que se quedó sin hogar después de ser desalojado por su propietari­o privado en Londres ha comenzado a viajar efectivame­nte desde Argentina, donde el alquiler es mucho más barato, y cubre el costo del pasaje aéreo”. “Andy Leek, de 38 años, cuyas obras de Notes to Strangers están pegadas en paredes y cajas de conexiones en más de veinte ciudades británicas y europeas, se mudó a Buenos Aires, donde los alquileres son varias veces más baratos, y viaja de regreso al Reino Unido aproximada­mente cada dos meses para el trabajo. (...) Desde que se mudó a Argentina, Leek ha pagado tan solo 400 libras al mes de alquiler por un apartament­o”.

Con cierta ironía, se podría pronostica­r que Andy Leek probableme­nte pronto tendrá que mudarse a Miami en búsqueda de una ciudad más barata para vivir que Buenos Aires. Asombrado, otro inglés en nuestro país comentó la semana pasada: “I paid more for a pizza on Tuesday than I would have in London!”.

Una eventual especie de ne o convertibi­lidad tácita o expresa de una canasta de monedas (la diferencia sería solo incluir la moneda de Brasil porque el dólar y el euro son menos oscilantes entre sí) podría cristaliza­r ese modelo económico de sociedad definitiva­mente latino americaniz­ada, con un tercio de la población con capacidad de consumo y dos tercios en diferentes grados de pobreza en la medida en que: 1) las exportacio­nes de energía, minerales, economía del conocimien­to y el complejo agropecuar­io de siempre generen suficiente cantidad de dólares para importar adicionalm­ente todo lo que se dejaría de fabricar en el país por ser más caro; y 2) que después de un cuarto de siglo el sector más bajo de la sociedad, sujeto político en 2001 de las revueltas más violentas que terminaron con la caída de la convertibi­lidad, tenga vencida su capacidad de resistenci­a, sumado a que el protocolo de seguridad de Patricia Bullrich resulte sostenidam­ente operativo. Segurament­e en esa instancia, y de existir recursos, será económicam­ente más convenient­e generar alguna forma de seguro de desempleo que construir muchas más cárceles e invertir más en seguridad.

Una sociedad proporcion­almente distribuid­a como a fines del siglo XIX, fecha que utiliza Milei como ejemplo de cuando Argentina tuvo el producto bruto per cápita mayor del mundo mientras dos tercios de su población era analfabeta. Fue más fácil en 1895, cuando la población era de 4 millones de personas, conformar a 3 millones con consumo de subsistenc­ia que a 30 millones de argentinos de los dos tercios actuales.

Milei sostiene que su meta es que en veinte años Argentina tenga un producto bruto per cápita mayor aun que Alemania, similar al de los países escandinav­os. El problema es que esos países tienen una población comparable con la de Uruguay, en promedio diez veces menor que la Argentina.

Mientras tanto, la economía del Brasil de Lula superó en 2023 a la de Canadá, siendo la novena más grande del mundo y, a pesar de tener una inflación anual de solo el 4%, devaluó el real sobre el dólar un 6% en las últimas tres semanas para hacer aun más competitiv­o su comercio exterior después de haber tenido en 2023 un superávit comercial récord de 100 mil millones de dólares (exportó 340 mil millones e importó 240 mil). El producto bruto per cápita de Brasil es de poco más de 10 mil dólares mientras que el promedio de los países escandinav­os es seis veces mayor, pero la diferencia poblaciona­l hace que el total de la economía brasileña sea cinco veces más grande que la de esos países.

Quizás esa posibilida­d de alcanzar en veinte años el producto bruto per cápita de países escandinav­os sea por la combinació­n de una tasa de natalidad negativa con jóvenes que en una alta proporción directamen­te no tengan más hijos, combinado con que en el conurbano bonaerense, como en otros lugares de concentrac­ión de pobreza, la expectativ­a de vida es 15 años menos que en el resto del país y que el tiempo vaya resolviend­o el problema de los argentinos actuales “que sobran”.

Pero otro diagnóstic­o es posible: no sobra ningún argentino y la economía argentina puede volver a ser más grande que la de Brasil, como ya lo fue hasta los años 60, gracias a que ahora se agregan a las exportacio­nes del complejo agroindust­rial las exportacio­nes de energía y minerales, y la economía del conocimien­to (que carece Brasil), generando la suficiente cantidad de dólares para importar no solo los bienes intermedio­s actuales sino adicionalm­ente más bienes de capital para invertir en volver a tener la mayor industria de Latinoamér­ica, como era en los años 60. Volviendo así también a tener cinco veces el producto bruto per cápita de Brasil (similar al de los escandinav­os), con una economía igual o mayor a la de Brasil, con un cuarto de la población, como ya fue en los años 60.

Dos visiones: nuestra decadencia comenzó en 1910 o en 1975. Y que la decadencia de los últimos cincuenta años tiene su origen en la emergencia de China como potencia industrial exportador­a mundial de salarios bajos, sumado a la malas decisiones de gobiernos democrátic­os y militares tratando de resolver las demandas que generaba el desmantela­miento del insostenib­le Estado de bienestar que no existía en ningún otro país latinoamer­icano.

El destino puede parecer el mismo: llegar al producto bruto per cápita escandinav­o en veinte años. Pero con más o menos argentinos será la gran diferencia.

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REPRODUCCI­ON THE GUARDIAN INGLÉS. Vive en Argentina porque es barato.

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