Pronto

“LA PANDEMIA NOS OBLIGÓ A GUARDARNOS EN NOSOTROS MISMOS Y TAMBIÉN A PENSAR MÁS EN LOS DEMÁS”

- Nicolás Peralta Fotos: Gentileza Martina Valías y archivo Publiexpre­ss

El actor, que protagoniz­a Mentiras inteligent­es en el Teatro Lola Membrives, reconoce haber sido siempre muy casero pero con la cuarentena estuvo más que nunca en su hogar. Aprendió a cocinar, se dedicó a leer y escribir y pudo llamar a personas con las que no hablaba hacía tiempo. “Charlé largos ratos por teléfono con actores y actrices y entendí que no debemos hacernos tanta mala sangre ni discutir ni preocuparn­os tanto cuando la vida de todo ser humano es tan frágil”, reflflexio­na

sta es la cuarta temporada que hago la obra y estoy muy contento porque me encanta”, señala Arnaldo André (77), quien protagoniz­a junto a Marta González la comedia Mentiras Inteligent­es en el Teatro Lola Membrives, uno de los más amplios y emblemátic­os de la ciudad de Buenos Aires. El reconocido actor está desde que se estrenó la obra y a lo largo de estos años por el elenco pasaron figuras como Betiana Blum, Mariano Martínez, Florencia Torrente, Nora Cárpena y Micaela Vázquez. Actualment­e, al staff lo completan Marta González, Federico Bal y Lula Rosenthal, quien debió salir al toro y prepararse con pocos días previos al debut tras la repentina desvincula­ción de Cinthia Fernández de la obra.

En un mano a mano con Pronto, Arnaldo se refirió a su presente profesiona­l y personal, analizó cómo lo afectó la pandemia por el coronaviru­s y en qué invirtió el tiempo durante la cuarentena.

-¿A qué atribuís el éxito de la obra?

-A que no es una comedia pasatista sino muy inteligent­e, usando si se me permite el mismo adjetivo del título de la obra. El autor maneja muy bien el humor y le permite a la gente pensar un poco sobre el conflicto de la historia. Si sos padre, te vas a plantear cómo reaccionar si en el seno de la familia tu hijo se enamora de otra chica y quiere abandonar a la mujer y su hijo. Es imposible que los padres dejen de reflexiona­r y pensar en ese conflicto. Y en el caso de un matrimonio joven, lo mismo: ¿qué me pasaría si me llegara a suceder esto?

- Sos el histórico del grupo.

-Sí. Tanto la directora Valeria Ambrosio y el producto Alberto Raimundo como yo somos los que ya hemos hecho cuatro temporadas con la obra. Para Fede sería la segunda y para Marta y Lula, la primera. Como esperábamo­s, el público reacciona de la misma manera y eso en cierta forma te da seguridad porque la obra está probada y sabemos que a la gente le gusta, se divierte y aplaude. El conflicto central está tratado con mucho humor e inteligenc­ia.

-¿Tienen cuidados especiales a la hora de actuar?

-Muchos. El piquito que mi personaje se da con el de Marta ya no se hace y salvo ese acercamien­to físico, en el resto de las escenas no tenemos un contacto muy cercano. En las puestas anteriores no ha habido abrazos ni acercamien­tos, salvo un saludo o un piquito al aire que ya lo hemos sacado. Lo mismo pasa con los chicos, Fede y Lula, que la directora también lo resolvió. Se respetan todos los protocolos arriba del escenario, las distancias y también con el público: la sala está totalmente preparada y tenemos la ventaja de que el teatro sea enorme, con más de mil localidade­s de las cuales solo puede ingresar un máximo de 300 personas. Las butacas se ocupan de por medio, al igual que las filas. No hay ningún riesgo, se le toma la temperatur­a a la gente al ingresar y se les pone alcohol en las manos. Está todo preparado para que las personas asistan a vernos y se sientan seguras y protegidas.

- ¿Imaginaste alguna vez que ibas a trabajar en estas condicione­s?

-Jamás, ¡nunca! Hasta hace poco, cuando empezamos a salir a la calle y podíamos ir a tomar un café, observaba a mi alrededor y me preguntaba: “¿Pero qué es esto?”. Ahora ya me acostumbré pero me costaba ver a la gente con su barbijo. Miraba la televisión y decía: “¿Qué mundo estamos viviendo? ¿Qué es esto?”. Luego uno se va acostumbra­ndo y ahora ya los barbijos no me llaman la atención. Es más, ahora lo que me llama la atención es el que no usa tapabocas en la calle. Está en nosotros también concientiz­ar a la gente y llamar a que nos cuidemos entre todos. Lo importante es que todos nos cuidemos, que nadie se reúna en situacione­s no permitidas, que no existan más las fiestas clandestin­as y que cada cual se proteja para el bien de todos.

-¿ Con Fede Bal charlaste sobre este tema? Cinthia Fernández lo acusó de haber participad­o de una fiesta multitudin­aria y por eso terminó saliendo de la obra.

-Sí, sí, lo hablé con Fede. Cuando Cinthia se estaba por desvincula­r, tuve mi charla con él y Fede estaba convencido de que no había hecho nada que nos pudiera haber puesto en riesgo. Me dijo que asistió a esa fiesta de fin de año en Mar del Plata y luego hizo lo que debía hacer, que es el hisopado tanto para él como para su novia. Les dio negativo, se tomó los días necesarios para volver al ensayo y de todos modos entiendo la posición de Cinthia. Era la que más escenas tenía con Fede, ella resguarda la salud suya y de sus hijas y decidió desvincula­rse. Lo he hablado con él y en la obra está todo normal. Lamento lo de Cinthia porque en el poco tiempo de ensayo que compartimo­s, que fue menos de un mes, encontré una chica con predisposi­ción para trabajar y para la comedia. Fue muy profesiona­l con nosotros y creo que puede convertirs­e en una buena comediante. Pero bueno, así es la vida, el medio y nuestro trabajo.

- ¿Cómo es el medio?

-Y, vamos haciendo y deshaciend­o familias todo el tiempo. Hoy no estoy ni con Betiana Blum ni con Nora Cárpena ni con Mariano Martínez ni Flor Torrente ni con Mica Vázquez. Cuando uno está, comparte mucho y luego van cambiando los grupos. Ya estoy acostumbra­do a eso. - Yendo hacia atrás, ¿cómo te afectó en lo personal la pandemia?

-Mirá, tuve un acto de contención para meterme dentro de mí y pensar mucho en mí y en los demás, cosa que a veces no hacemos. Estamos muy preocupado­s por los logros que queremos obtener y hay mucho egoísmo. La pandemia nos obligó a guardarnos, estar más adentro y por ende también pensar más en los demás.

De hecho, aproveché para llamar a mucha gente con la que no hablaba hace mucho tiempo: actores y actrices con los que dialogué largos ratos. Entendí que no debemos hacernos tanta mala sangre ni discutir ni preocuparn­os tanto cuando la vida de todo ser humano es tan frágil. Sin dudas que somos frágiles y lo único que podemos y debemos hacer es vivir este presente de la manera que sea, tratando de cuidarnos y dándole valor a lo que tiene que ver con el afecto y el corazón. - ¿Con qué ocupabas el tiempo?

-Leí mucho, miré muchas películas, me hice adicto a Netflix y hasta aprendí a cocinar algunas cosas nuevas, como hacer un guiso de lenteja en pleno invierno. Con el asesoramie­nto de algunas amigas, he aprendido a hacer lasagnas y reconozco que haberme metido en la cocina me salvó mucho. Es una gran terapia, que va más allá de la pandemia. Saber que tenés un tiempo ocupado cocinando para después disfrutar del resultado, está bárbaro. No la pasé mal porque vivo en un departamen­to donde tengo bastante sol y en el invierno aproveché para dedicarme a la lectura. Cuando se empezó a abrir todo, tuve caminatas por mi barrio en la primavera y todo con los cuidados permanente­s. Las únicas reuniones que tuve fueron en las fiestas, en mi casa y con pocas personas. No hicimos nada extraordin­ario y nos cuidamos muchísimo para tener la vida con mucha paz. -Después de tu película Lectura según Justino, hiciste Los deudos. ¿Cuándo sale?

-No se sabe. Los deudos está en carpeta y no imaginaba lo que iba a suceder este año, por lo tanto me estanqué. Tiene que cambiar un poco la situación para que vuelva a trabajar sobre este proyecto y poder presentarl­o al INCAA. Por ahora, está en stand by. Al comienzo de la cuarentena me habían convocado para actuar en una película paraguaya que tenía que ver con la pandemia pero eso también quedó estancado. No está saliendo y no me han vuelto a llamar. Por ahora disfruto del teatro, que me gusta muchísimo. - ¿Está escrita tu película?

-Sí. El guión ya está escrito y no es definitivo porque siempre va teniendo modificaci­ones. Con Lectura según Justino, el guión que presentamo­s al INCAA fue sufriendo modificaci­ones porque uno lo va releyendo y entiende que hay cosas que debe hacer de otra manera. Entonces, lo reescribí e inclusivo en plena filmación fui cambiando cosas. Lo importante es que la matriz de Los deudos está. Es una película que habla de la obsesión que tienen algunas personas de no desprender­se de los muertos, de los seres queridos que se murieron y que desapareci­eron físicament­e.

- ¿A vos qué te pasa con tus seres queridos que han muerto?

-Bueno, cuando murió mi padre yo era muy chico pero cuando falleció mi madre, yo ya me había estado preparando. Ella venía bien hasta que todo cambió y vimos que el final era casi inminente. Entonces, fui preparando mi mente para su partida. Sé que ella descansa en paz y como también se fue en paz, por esa razón yo tengo mucha paz dentro de mí. - ¿Tenés algún momento en el que te conectás especialme­nte con ellos?

-No, no, especialme­nte no: me conecto siempre. Pienso en ellos así como hombre católico creyente que soy. Tengo ese acercamien­to espiritual con Dios, la Virgen y en Paraguay nosotros somos devotos de la Virgen de Caacupé. Así como aquí la Virgen está situada en Luján, por ejemplo, en Paraguay está situada en la ciudad de Caacupé. Siempre le ruego por la salud, porque nos cuide y desaparezc­a

esta pandemia tan desagradab­le. Soy de rezar todos los días dos veces: por la mañana y antes de irme a dormir por la noche. Lo hice así toda la vida y lo sigo haciendo.

- Una curiosidad: ¿qué te pasa cada vez que pasás por la librería Grand Spléndid?

-Siento mucha emoción y no puedo dejar de pensar en una época tan importante de mi vida, que fue cuando debuté en teatro al lado de Mirtha Legrand. Fue en 40 kilates y fue mi primer trabajo importante, que me dio popularida­d. Mucho público fue a verla a Mirtha y a las otras figuras que estaban en la marquesina y de repente se encontraro­n con un descnocido, un chico joven de 26 años que les llamó la atención. Ahí empezaron a conocerme, despegó mi carrera y pude empezar a vivir de mi profesión. Así que no puedo dejar de emocionarm­e y de pensar en ese momento cada vez que paso. Y si tengo posibilida­d de entrar a la librería, me siento en la cafetería que hoy está donde estaba el escenario mismo y de ahí miro esa platea enorme llena de libros, que me encantaría leerlos. Miro los libros y recuerdo la cantidad de público que iba a vernos todas las noches. - ¿Con Mirtha continuast­e el vínculo en el tiempo?

-No, salvo las veces que iba a sus almuerzos. Pero no llegué a hacerme amigo. A mí me cuesta un poquitito hacerme amigos porque le dedico mucho tiempo a las amistades. Como amigo soy fiel, generoso, pendiente de ellos y si bien no tengo muchos amigos, los que conservo son de calidad y valen oro para mí. Del ambiente artístico podría decirte que una gran amiga es Marta González y no lo digo porque ahora estemos trabajando juntos; las veces que no compartimo­s un trabajo también seguimos conectados y cultivando el hermoso vínculo que tenemos.

- ¿Qué añorás para el 2021?

-Deseo que sea mejor que el año que pasó, que nos cuidemos mucho y que gracias al cuidado podamos tener más flexibilid­ad para continuar con nuestra rutina de trabajo, los paseos y tratando de olvidarnos de las muertes que se llevó este coronaviru­s. Que el sol salga para todos y que Dios nos proteja.

“REZO DOS VECES AL DÍA: UNA POR LA MAÑANA Y OTRA

POR LA NOCHE”

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A diferencia de la temporada pasada en Mar del Plata, esta vez André se quedó en Buenos Aires con la obra Mentiras inteligent­es, donde comparte cartel con Marta González, Fede Bal y Lula Rosenthal, en el lugar que iba a
ocupar Cinthia Fernández.
Verano porteño A diferencia de la temporada pasada en Mar del Plata, esta vez André se quedó en Buenos Aires con la obra Mentiras inteligent­es, donde comparte cartel con Marta González, Fede Bal y Lula Rosenthal, en el lugar que iba a ocupar Cinthia Fernández.
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Durante la cuarentena, el artista paraguayo aprendió a cocinar. “Con el asesoramie­nto de algunas amigas, logré hacer lasagnas y guisos de
lenteja”, comenta.
Manos a la obra Durante la cuarentena, el artista paraguayo aprendió a cocinar. “Con el asesoramie­nto de algunas amigas, logré hacer lasagnas y guisos de lenteja”, comenta.
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El actor se reconoce devoto de la Virgen de Caacupé, que está en la ciudad homónima en Paraguay. “Siempre le ruego por la salud, porque nos cuide y desaparezc­a esta pandemia
tan desagradab­le”, cuenta.
Hombre de fe El actor se reconoce devoto de la Virgen de Caacupé, que está en la ciudad homónima en Paraguay. “Siempre le ruego por la salud, porque nos cuide y desaparezc­a esta pandemia tan desagradab­le”, cuenta.

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