Pronto

“MI HIJA NO TIENE UN PADRE PRESENTE EN NINGÚN ASPECTO”

- Christian Banett Álbum personal de Andrea Estévez y Archivo Publiexpre­ss

La modelo y conductora está en Estados Unidos donde tuvo que viajar para presentar la demanda por alimentos contra Juan Manuel García, el padre de su hija Hannah de casi tres años. Pese a los engaños que sufrió de parte de él, a que desapareci­ó 15 días después de que la nena naciera, a que se casó en secreto con otra mujer unos meses después, Andrea igual intentó que el padre se vinculara con su hija. Pero fue en vano: solo hubo un encuentro. Y una fifirme negativa a cumplir sus responsabi­lidades. “No se puede obligar a nadie a ser papá”, afifirma

Del 14 de mayo de 2018 cuando nació Hannah a este marzo de 2021 han pasado tres años: pero para la vida de Andrea Estévez ha sido mucho más. Aquel sueño de una familia se truncó en apenas un par de días: Juan Manuel García, el padre de la nena, terminó revelando su lado más oscuro de engaños e infidelida­des, se distanció de ellas y hasta se casó misteriosa­mente con otra mujer. Aún hoy la modelo, actriz y conductora continúa con su lucha para que el padre de su hija –que se quedó en Miami - cumpla con la cuota de alimentos. De tratar de que él se vincule con Hannah, de a poco se va resignando.

- ¿Por qué estás viviendo en Miami? -Llegué acá el 21 de diciembre, es un viaje que teníamos pendiente desde que falleció mi papá hace un año. Se dijo que vine a vacunar a mi mamá pero es falso aunque si tuviera la posibilida­d, lo haría. Teníamos que resolver acá unos temas de una sociedad que tenían mis padres pero por la pandemia el año pasado, como mi mamá es persona riesgo, decidimos no viajar. Primero pensamos venir en enero pero preferimos no pasar las fiestas en Buenos Aires porque estábamos viviendo en la casa donde falleció mi papá y ya no podíamos más, necesitamo­s salir. Así que viajamos el 21 dejando definitiva­mente la casa donde vivimos con papá. También tenía que venir por el tema de alimentos de mi hija Hannah. El juez en Argentina me estaba solicitand­o presentar un exhorto vía Estados Unidos para presentar la demanda de alimentos en EEUU donde nació mi hija y dónde el padre vive y tiene sus ingresos. Requiere enviar todo el material, pero un abogado en Estados Unidos te cobra aproximada­mente 300 dólares la hora, lo cual sería imposible de afrontar para mí. Viajar significó una mezcla de emociones y de miedo porque desde el 10 de marzo del año pasado estuvimos aislados en Argentina, mi mamá prácticame­nte no había salido hasta diciembre, solamente arriba del auto conmigo a pasear, a recorrer, a tomar un poquito de sol por la ventanilla del auto y mi nena igual. Hannah terminó con psicopedag­oga por el aislamient­o que tuvo durante meses.

-Es que se habló mucho de la vuelta a clases presencial­es pero no tanto de los chicos de jardín, que son los que más sufrieron porque no pudieron sociabiliz­ar con otros chicos a una edad que es fundamenta­l.

-El caso de mi nena que la agarró la cuarentena con un año y ocho meses, en el momento que ella empezó a salir a jugar con amigos y necesitaba sociabiliz­ar, de repente se murió mi papá y se quedó encerrada en una casa con dos personas que

estaban viviendo un duelo y que ella a su manera también estaba viviendo y eso hizo que su crecimient­o fuera un poquito para atrás. Empecé a notar cambios en ella y tuve que llevarla con una psicopedag­oga que me dijo que era totalmente normal por la situación que estábamos viviendo. Me recomendó que tratara de que sociabilic­e con los cuidados que hay que tener. Con todos esos temores nos subimos a un avión y realmente lo pensé mucho por los riesgos, pero fue muy seguro viajar. Ya desde que llegás a Ezeiza no es que entran todos al aeropuerto sino solamente los que van a viajar, todo el check-in es al aire libre, las filas tienen la distancia que hay que tener más allá de los cuidados propios como el barbijo, el alcohol en gel, lavarse las manos… Y en el avión el aire sale desde el techo con tal fuerza que si uno se sacara el barbijo y saliva, inmediatam­ente se desliza hacia el piso. Igual no te dejan sacar el tapaboca, mi nena de dos años tenía que tenerlo puesto, porque a partir de los 2 años es obligatori­o. Casi no durmió, creo que llegué a Miami caminando de todo lo que recorrí el avión de punta a punta (risas).

-¿Cómo te la estás arreglando para vivir en Miami donde tenés que gastar en dólares, más después de un año de pandemia donde como todas las figuras del medio se te habrán limitado muchas posibilida­des laborales. -Cuando empezó la cuarentena los dos primeros meses realmente me asusté muchísimo. Yo estaba el aire con dos programas, Celebrity Cars en Garage TV y Distendido­s y se frenó todo. Y lo publicitar­io también porque yo trabajo mucho con publicidad a través de las redes. Pero lo que fue sucediendo mucho en la cuarentena, es que uno se va reinventan­do y en esta era más digital que nunca me permitió trabajar con marcas y conseguir sponsors. Sigo teniendo mis ingresos en Argentina trabajando acá porque lo hago a través de las redes sociales. Es difícil vivir en Estados Unidos ganando pesos argentinos, lo pasás a dólares y la diferencia es abismal. Por ahí trabajas un montón y tenés 30 dólares o menos. Una amiga que es uruguaya me dijo, “me estoy yendo hasta mayo, te dejo mi departamen­to y me encantaría que puedas venir, disfrutar, que el departamen­to tenga vida”. Porque no podría estar alquilando, así que la posibilida­d de tener una casa hasta mayo es espectacul­ar. Y a través de mis sponsors conseguí auto porque acá sin movilidad no podés estar. Eso está bueno acá por el tema del Covid, porque todo el mundo va en auto entonces por ahí salís a caminar y con suerte te cruzás a dos personas. Después es comer. No es que estamos restringié­ndonos pero sabemos el presupuest­o que tenemos para el mes.

-¿En todos estos años el padre no pagó nada?

-No recibí nada hasta hace seis meses que empezó a pagar. Si divido eso por los años de deuda, me da unos 5 mil pesos por mes. Con eso tendría que alquilar una vivienda y pagar todos los gastos. Además hay que aclarar una cosa. Yo no tengo la tenencia compartida, no tengo la posibilida­d de ir a trabajar cuatro horas porque mi hija está con el padre. Gracias a Dios, porque amo estar con ella pero la tengo 24 horas, entonces tendría que depender de una persona que la cuide mientras yo trabajo. Tengo a mi mamá que me ayuda todo el día y yo la ayu

“TUVE QUE PRESENTAR LA DEMANA POR ALIMENTOS EN MIAMI PORQUE HANNAH NACIÓ ACÁ”

do a ella con sus gastos porque si no ella tendría que ir a trabajar y no podría cuidar a la nena. La deuda de alimentos en el juzgado en Argentina es muy grande, son muchos meses. Empezó siendo una cuota de 25 mil pesos más la cobertura médica y se actualizó en marzo o abril de 2020 a creo que 60 mil pesos más la prepaga. No se está cumpliendo. Todos mis gastos acá me los estoy pagando yo. De hecho, para venir a Miami yo tenía dos caminos: pedirle al juez un permiso de salida de viaje. Pero una vez para ir a Uruguay tuve que ir con Hannah al juzgado, a los tres días volver con ella para certificar que volvió y estar dos horas ahí. No me gustó ver a mi hija en esa situación, no es justo que pase eso por tener un padre ausente que no se ocupa ni se preocupa por ella. Entonces decidí romper el hielo y buscar hablar con él para pedirle el permiso. Me costó más de un mes, fue a firmar el permiso pero me dejó claro en un mensaje que él no iba a pagar ningún gasto, ni siquiera el costo del trámite donde él tenía que firmar. ¡Encima de la deuda de alimentos que tiene, le tuve que transferir yo el dinero para pagar el trámite!

-Antes de ese encuentro, a lo largo de estos años, te escribió para ver cómo estaba su hija, te pedía alguna foto…

- En estos dos años y medio en la Argentina yo las fotos se las mandaba a los padres de él, a los abuelos de Hannah. Es la comunicaci­ón que pedí tener. Imaginate que yo me separé a los diez días de que naciera mi hija cuando descubrí infidelida­des y cantidad de mentiras. En ese momento una mujer está emocionalm­ente revolucion­ada, no dormís, tenés las hormonas que se van para todos lados, todo en pleno puerperio. Es hermoso ser mamá, pero también tenés lo otro, hay que vivir un montón de situacione­s que no son fáciles. Y en mi caso más difícil porque era cerrar una historia que era un proyecto familiar, volver a la Argentina, a un punto de partida que no era el que imaginé. Y cuando me quedo en Argentina y empiezo a escuchar “ya voy, trabajá vos que yo necesito terminar de armar el negocio acá”, “bancame con la plata con la nena…” Yo empiezo a bancar, por eso de agosto hasta noviembre no presento la demanda por alimentos. Pero después me llamó no sé si fue Pablo Layús o Ale Guatti y me dice “mirá tenemos toda la data de que tu ex estuvo en la playa con una mina, y le sacaron fotos, y la mina es ésta”. Yo me acuerdo que ese domingo 25 de noviembre había estado limpiando un departamen­tito que tengo que alquilo para turistas aunque ahora con la cuarentena también se frenó, y no llamé a la mujer de la limpieza para limpiar yo y ahorrar 500 pesos más porque él me había pedido que “banquemos esta situación, que ya pasa”. A mí no se me caen los anillos para nada, pero cuando me entero que había estado en esa situación trabajando mientras él estaba en la playa con una mina, ese lunes la llamé a Ana (Rosenfeld). Ella es amiga mía desde antes. Creo que estaba en Aruba o Cancún y le mandé un mensaje a las dos de la mañana y un minuto después me estaba contestand­o, asesorando y acompañand­o primero como amiga y después como abogada. Ahí le dije “Ana, presentemo­s todo”. Y eso que todavía no sabía que se había casado con una mujer cuatro días después de que me fui de Miami en 2018.

-Fue el momento en el que te cayó la ficha de que no había vuelta atrás.

-Si, por eso cuando me preguntast­e si teníamos algún contacto, dije que necesité aislarme y enfocarme en Hannah que necesitaba a su mamá entera y no la tenía; tenía a una mamá que estaba quebrada y lloraba todo el tiempo. Empecé a trabajar y gracias a Dios me abrieron las puertas de los canales, al toque hice un reemplazo en Intrusos y después en Involucrad­os, también con Moria Casán. Me acuerdo que estaban mis padres en la puerta de los canales, yo en los cortes le daba la teta a Hannah en el auto y volvía a retomar el aire. Por eso yo pedía que las fotos y los videos se los pudiera mandar a los abuelos porque necesitaba tomar un poco de aire. Ahora él tiene la posibilida­d de hablar. Acá una o dos veces por semana le habilito una cámara para que Hannah lo vea. Pero acá vuelvo a lo que me dijo la psicopedag­oda: Hannah necesita contacto social no tecnológic­o. - Decías que Hannah recibió la visita del papá. ¿Cómo fueron esos encuentros? Porque para ella es casi un extraño.

-Ese es otro de los puntos muy importante­s que estoy viendo con la psicopedag­oga, cómo incorporar a una persona a la vida de Hannah a la que ella no conoce. Porque si bien es el papá, lo había visto por última vez antes de cumplir los tres meses. No forma parte de su día a día, no es parte de su vida y por eso ella jamás preguntó. Yo el otro día antes de que su papá la viera, tuve una charla con ella, le hablé y le dije que iba a venir su papá a conocerla. Le expliqué que nosotros antes vivíamos en Miami y por qué volvimos a la Argentina y que ahora habíamos vuelto e iba a reencontra­rse con su padre. Claro que cuando lo vio, fue una persona extraña para ella. El le trajo unos regalos y Hannah fue directamen­te a abrirlos y después intenté incorporar juegos, les traje una pelota y jugaron, pero obvio que no tiene confianza, si la quiere subir a upa, se quiere bajar. Eso se genera con tiempo, con dedicación y con mucho amor.

- ¿Se repitieron esos encuentros?

-Yo llegué el 21 de diciembre, hoy es 1 de marzo y solo tuvieron dos encuentros. Realmente no hay ningún tipo de responsabi­lidad como papá, no hablamos ya de la parte económica sino del compromiso de padre, del día a día, del crecimient­o, del cuidado. Siento que ya hice todo y obviamente lo hice por Hannah, para que tuviera la posibilida­d de poder encontrars­e con el padre y tener un papá presente en su vida. Pero no hay que obligar a nadie a que sea papá cuando no se quiere ser, siempre estuve convencida de eso. Ahora está más que claro que Hannah no tiene un padre presente en ningún aspecto. Como lo dije el otro día en una charla íntima con mi familia: Hannah llegó hasta acá sin la necesidad de tener un papá y con muchísimo amor y así va a seguir. Con mucho amor y con el esfuerzo de todos para que nunca les falte nada. Y nunca, nunca le va faltar nada. Tener un hijo no te convierte en padre; para ser papá hay que tener ganas y es un trabajo de todos los días, tenés que aprender a ser padre, esforzarte y lo más importante de todo ¡hay que estar! Yo deseé ser mamá. Y cuando llegó Hannah a mis

brazos puse mi tiempo, mi amor, mi dedicación y todo de mi para acompañarl­a. Aprendí en el día a día a ser mamá, con momentos hermosos y otros no tanto que te frustran, te dan miedo. Tener un hijo es tener a la persona que más amás en el mundo siguiendo tus pasos, si te caes, se cae, si tropezás, se tropieza ... es una enorme responsabi­lidad y solo se sostiene cargada de amor y fuerza.

-Más allá de que la obligación es la del padre, tanto él como los abuelos tienen una posición económica como para poder afrontar esa obligación. O sea, no lo hacen porque no quieren. -Exactament­e. Yo puedo sumar muchas cosas. Cuando yo me separé y volví a la Argentina me fui a la casa de mis papás y le dije “mirá yo me tengo que alquilar un lugar para estar con Hannah, un departamen­to aunque sea algo chiquito y voy a tener estos gastos y me acuerdo que en una de las charlas que tuve la contestaci­ón de él fue “Ay, si Hannah toma teta y usa cinco pañales por día nada más”. Otra de las contestaci­ones de él fue “basta no me cuentes más que le crecen los dientes o el pelo, cuando tenga 4 años caigo con regalos y ni va a saber que no estuve cuando era chiquita”. Frente a estas situacione­s uno va juntando. Si te ponés a ver lo que pasó fue exactament­e así porque su cuota de alimentos dividida en todos estos meses fue como para que tome teta y use cinco pañales por día. El otro día cuando vino con los regalos llegó como si no hubiera pasado nada en estos 2 años y 8 meses. Y decí que yo traje a Hannah a Estados Unidos porque si no tampoco. Estoy siendo muy cruda pero también muy real. Tengo un cuaderno con cuentas de Instagram anotadas de mamás y también de cuatro o cinco papás que viven esta situación y me preguntan cómo seguir. Personas que llevan 4, 8,12 años con cuotas de alimentos fijas. La lucha que hay detrás de esas madres que crían solas a sus hijos es enorme. Y tengo ese listado porque en algún momento me gustaría armar un grupo. A muchas les voy pasando datos de lo que voy avanzando. Mi historia pública ojalá que ayude a la cantidad de mujeres que viven esto y ojalá se pueda cambiar algo. Y que sepan que si hay algún problema de alimentos, tienen que ir a un abogado e iniciar la demanda porque hasta que no la presentan no empieza a correr la cuota. Muchas me lo agradecen. Se puede tardar por el tema de alimentos dos años, tres años, cinco años… Estamos hablando de la comida, del techo, de su educación.

“EN ESTOS

TRES AÑOS ME VINIERON GOLPES MUY FUERTES Y TODOS JUNTOS”

No puede tardar eso la justicia. Acá en Estados Unidos, no pagás la cuota de alimentos y vas preso, es simple. Yo le doy mi vida entera a mi hija, pero también sé que las responsabi­lidades tienen que ser compartida­s y que no tiene que pasar necesidade­s. Porque el padre no se hace cargo de sus responsabi­lidades. - Imagino lo que te debe doler o indignar que alguien te acuse de no dejar que el padre de Hannah la vea, cuando encima de todo lo que sufriste de parte de él, permitiste cada uno de los pocos momentos en los que el padre intentó vincularse con ella.

-Ojalá tuviera un padre presente, Hannah tiene a sus “tíos”, qué son mis amigos y tiene la figura masculina a través de ellos. El otro día festejé mi cumpleaños, si hubieran visto como mi hija jugaba con todos ellos. A mí me indigna cuando dicen eso pero después me digo “esperá Andre, vos tenés todos los chats, todas las conversaci­ones, todo eso se presenta en la justicia”. Porque cuando uno presenta una demanda de alimentos, se ve la intención que tuvo el padre de contacto, en los momentos en que se quiso contactar, si vos le dijiste “no, no te la dejo ver…” Están todos los chats.

-Se ve que sos una mujer con una gran fortaleza… ¿Cómo hiciste para que estando sola con tu hija durante estos casi tres años, no le llegara todo ese dolor que sin duda estabas viviendo y a lo que después también se sumó la muerte de tu papá?

-Necesité una fortaleza muy grande. Me tocaron tres años dificilísi­mos en mi vida. Y digo “qué loco” porque tuve una vida muy linda y llena de satisfacci­ones hasta esta etapa. Después vinieron golpes muy fuertes y todos juntos. La frustració­n y la desilusión de confiar en alguien y no tener esa familia, de no tener un padre para mi hija porque siempre la imaginé con un padre más allá de no tener una relación de pareja o no…

-Más que nada por lo que tu papá significó para vos.

-Puff, si… me vas a hacer llorar… Yo tuve un ejemplo de viejo, tengo la vara tan alta con lo que fue mi papá… Yo sabía que en cualquier parte del mundo que estuviera si yo tenía un problema, de la forma que fuera él iba a llegar… Los valores que medieron mis padres, de familia, de buena actitud, de no mentir, de no engañar, de ser buena gente, de no lastimar. Mi mamá me dice a veces “sos de entregarte mucho” y yo le digo “ustedes me enseñaron así, no tenían para comer y yo comía, siempre me dieron la mejor habitación de la casa, siempre buscaron lo mejor para mi”. La pérdida de mi papá hizo que yo además perdiera la pata masculina de mi vida. Mi mamá siempre fue muy compañera de mi papá pero para ella lo que él decidiera iba a ser lo correcto. Esto lo analicé con mi psicóloga el otro día, y tiene razón, pasé de golpe a ser adulta. Siempre lo fui, de hecho a los 16 años viví sola en Nueva York tres años, cuando no existía la tecnología y hacia llamados por cobros revertidos. Pero hoy en día lo que me pasa es que yo siempre sabía que tenía el nido de mamá y papá al que podía volver si me pasaba algo y hoy no está más. Ahora soy la cabeza de la familia, tengo que tomar decisiones, las cosas dependen de mí, Hannah depende de mí, mi mamá también. Es otro lugar que me toca en la vida. Y el año pasado exploté con los ataques de pánico, viví un estrés postraumát­ico de la muerte de mi papá, de las responsabi­lidades y de todo lo que cargué durante todo este tiempo. La semana pasada me tocó un ataque de pánico fuertísimo y fue horrible, lo sigo sufriendo. Tiene que ver con esto de ser fuerte, de ponerse el armazón y saber que n podés aflojar.

-¿Podés contar lo que te pasó el otro día?

-Si, fue de los más fuertes que tuve hasta ahora. Aunque venían siendo más esporádico­s porque antes los tenía casi todos los días o día por medio. Pero ese día fue de muchos nervios, tuve varias reuniones, con mi abogada, trámites de mi

mamá, muchas cosas para resolver y sentía que no me podía equivocar. Y cuando quise bajar los nervios del día, me dije “voy a respirar porque ya está”, es como que mi cuerpo estaba relejado pero mi mente seguía a más de 220. Y se me disparó un ataque de pánico, y tuve que parar el auto en un estacionam­iento del supermerca­do, con mi mamá y mi nena. Y me empecé a desesperar. Tenía anotado el número de la ambulancia de la cobertura médica y le dije a mi mamá “tomá, tenelo” y le empecé a dar todas las indicacion­es “si yo me desmayo, o me descompong­o, salí corriendo al supermerca­do, pedí que alguien en inglés llame a este número. Y al mismo tiempo le decía “Mamá, me muero, cuidame a Hannah” y lloraba y lloraba. Justo había tenido una charla con la psicóloga con la que empecé hace dos meses por estos temas, que me dijo que en una situación de pánico fuerte así corriera a buscar hielo y me pusiera en las manos y en la cara porque te alivia el sistema nervioso. Entré corriendo al supermerca­do, asi llorando como estaba, fui a una heladera de las que tenían jugos y saqué hielo y me puse en las manos y me fui calmando. Después manejé hasta lo de una amiga que estaba a cuatro minutos de ahí y en su casa me terminé de relajar. Necesitaba también saber que estaba con alguien que me ayudara con mi mamá y mi nena si a mí me pasaba algo. Todo eso lo hace la cabeza. Los síntomas existen pero es la cabeza la que empieza a programar la muerte. Y lo que a mí me pasó es que mi viejo murió de la mano mía y me quedó la forma en que murió. Y cuando tengo un ataque de pánico siento que lo revivo. Transito los mismos síntomas que vivió él al morir, no se lo deseo a nadie.

-¿Después de todo lo que pasó, te sentís preparada para enamorarte, para confiar en un hombre? ¿Tenés ganas?

-Tengo sentimient­os encontrado­s con ese tema. Yo disfruto mucho de estar en pareja, me gusta estar acompañada. Si hay algo que siempre le tuve miedo es a la soledad, yo disfruto estando sola pero sabiendo que en mi casa tengo mi nido. Me encanta estar en pareja, tener un compañero de vida, un compañero de aventuras. O sea que siento que en algún momento me voy a volver a dar esa oportunida­d pero también sé que ahora tengo que tener muy en cuenta que tengo una hija. La persona que esté a mi lado va a ser el referente para Hannah, no va a ser el papá porque ella tiene uno, pero podrá ser una persona que la quiera mucho, que la incorpore como una hija más, si Dios quiere. Lo deseo, tengo amigas que lo han logrado y sé que se puede. Tengo que estar seguro de que sea una buena persona porque va a convivir con mi hija, pero sí, sigo creyendo, sigo apostando por el amor.

“DÍAS ATRÁS TUVE UN ATAQUE DE PÁNICO MUY FUERTE, SENTÍA QUE ME MORÍA”

-Más allá de que es tu hija y es muy loable que la antepongas, también estás vos como mujer y está la parte de confianza tuya que tenés que rearmar porque vos apostaste por un hombre que terminó siendo muy distinto del que te enamoraste en su momento.

-No es que te querés convertir en una inspectora pero ponés mucha atención en que coincidan las palabras con los actos. Igual tampoco siento que uno puede vivir perseguido por esto. A mí puntualmen­te lo que me pasó es confiar mucho en una persona a tal punto de entregar mi confianza por completo. Yo siempre fui una persona que está atenta, pero no a si me están engañando o siendo infiel. Estoy atenta a la otra persona, a cómo se viste, a cómo está a su forma de estar en el día a día… Vos te das cuenta si la otra persona está bien, si está rara, si se está escondiend­o con un mensaje o no… Uno tampoco puede vivir perseguido en la vida, ojalá encuentre una persona de corazón que quiera estar en pareja y apostar a vivir una linda relación como la quiero tener yo. Con la libertad que tienen que tener dos personas independie­ntes, con la confianza y la verdad que tiene que haber.

-Cerremos con algo lindo. Pudiste llevar a tu hija a los parques de Disney.

-La experienci­a fue buenísima, muy divertida. Tuvimos tres días de parques, nos invitó la agencia @ale_wishing. Hannah nunca había ido así que estaba super sorprendid­a y se sacaba fotos con los muñecos, quería fotos en todos lados, jugaba, corría, una emoción hermosa. Fueron varios sueños porque mi mamá también quería cumplír de llevarla. Entró a algunos juegos, otros por ahí le daban miedo porque es muy chiquita, Mi mamá también se subió a algunos juegos. Fueron dos días hermosos y el tercer día me plantaron bandera y me dijeron “mirá, es mucho caminar, nos vamos a quedar durmiendo mañana”. Pero estaban mis ganas de subir a todos los juegos. Entonces me levanté a las siete de la mañana y a las 8 estaba sola en el parque. Y fue sentir la libertad de hacer algo que a mí me gusta, era como una nena de 15 años suelta en el parque, sola como loca mala pero super entusiasma­da. Yo estoy todo el tiempo con mi hija adaptándom­e a lo que ella quiere, y fue muy lindo encontrar un momento para mí. Pero a las dos de la tarde me agarró, no culpa pero si esa cosa de “voy a ir a buscar a mi gordita para ir a pasear”. Ahí corté mi soltería de parques y nos fuimos a almorzar con Hannah y mi mamá.

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Andrea junto a sus padres, Alfredo y Adriana, en una foto de hace más de tres años. Su papá falleció hace un
año y fue un golpe durísimo para la modelo y conductora.
Ejemplos donde mirarse Andrea junto a sus padres, Alfredo y Adriana, en una foto de hace más de tres años. Su papá falleció hace un año y fue un golpe durísimo para la modelo y conductora.
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Andrea junto a Juan Manuel García el hombre con el que soñó formar una familia y a cambio recibió mentiras y engaños. Pero de esa relación
nació Hannah, la maravilla que compensa todo.
Historia trunca Andrea junto a Juan Manuel García el hombre con el que soñó formar una familia y a cambio recibió mentiras y engaños. Pero de esa relación nació Hannah, la maravilla que compensa todo.
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Una foto del verano de 2019, en San
Rafael, Mendoza, donde Andrea estaba haciendo teatro con la obra No hay dos sin tres. Ya por
entonces estaba separado del padre de su hija y necesitaba trabajar porque su ex no aparecía.
Dulce Hannah Una foto del verano de 2019, en San Rafael, Mendoza, donde Andrea estaba haciendo teatro con la obra No hay dos sin tres. Ya por entonces estaba separado del padre de su hija y necesitaba trabajar porque su ex no aparecía.
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tres días mágicos.
Momento feliz Andrea visitó junto a su mamá y su hija algunos parques de Universal Studios en Disney y disfrutaro­n de tres días mágicos.

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