Pronto

“TODA MI VIDA SOÑÉ CON CASARME Y ME LLEGÓ AHORA, EN EDAD AVANZADA Y CON UN HIJO DE 8 AÑOS”

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La periodista, ex notera de Intrusos y panelista de Bendita, se casó con su pareja desde hace 12 años, el cubano Osmany Estopiñán Vázquez. Se puso vestido largo, su hijo Dante (8) leyó los votos matrimonia­les y Coki Ramírez cantó en la fifiesta. “Este es el momento que esperé toda mi vida”, confifió la Negra, que tiene 49 años y se irá de luna de miel a Miami.

Con un marco de ensueño a la ribera del lago San Roque y con el atardecer cayendo detrás de los cerros de Villa Carlos Paz, Adriana “La Negra” Gorosito (49) se casó con su pareja, Osmany Estopiñán Vázquez (51) y de esta manera selló una apasionant­e historia de amor que comenzó a escribir hace 12 años. Cuando se conocieron, en 2009 por amigos en común, ella brillaba como panelista de Bendita, por Canal 9, y si bien no se alejó del todo de los medios, decidió seguir a su por entonces novio en sus proyectos laborales –él creó el reconocido restaurant­e cubano Oye chico-. Así fue que se mudaron a las sierras cordobesas y se enamoraron para siempre del lugar. Instalados en Carlos Paz, emprendier­on el proyecto de formar una familia y tras varios intentos, Gorosito quedó embarazada y hace 8 años nació Dante, el único hijo de la pareja. Protagonis­ta indiscutid­o de esta historia de amor y centro de atención de sus papás, el niño ocupó un rol central en la boda ya que fue el encargado de leer los votos matrimonia­les. Emocionado­s hasta las lágrimas, la Negra y Osmany dieron el sí el pasado domingo 21 de febrero en el hotel Domus Lake frente a sus familiares más cercanos y sus amigos más queridos. Pronto fue testigo de la unión civil, en el palacio municipal de Carlos Paz, y luego de la fiesta, en la que no faltaron los mojitos cubanos, la música y la alegría.

-¿Cómo viviste la boda, Negra?

-Con muchísima felicidad porque fue un momento que esperé durante toda mi vida. Y me llegó ahora, con mi edad avanzada y con un hijo de 8 años (risas). Esperé este momento toda la vida y nunca pensé que iba a ser tan hermosa, tan emotiva y tan simple como maratónica porque armamos todo en una semana. En realidad, fue Osmany el que ideó todo porque él sabía de mi deseo pero nunca pensé que lo iba a finiquitar en tan pocos días. -¿Te propuso casamiento de sorpresa? -Sí, tal cual. Desde el pedido de casamiento en mi casa hasta que llegamos a concretar la fiesta fue una maratón porque todo eso sucedió exactament­e en una sola semana. Yo no sabía nada y Osmy armó todo de sorpresa, con la complicida­d de mis amigas. Nosotros somos muy sociables y nos gusta organizar asados en casa con amigos así que eso no me resultó extraño. Pero de repente noté algo raro porque él estaba organizand­o un asado hacía dos días y empezó a caer cada vez más gente en

“FUE UNA PROPUESTA SORPRESA Y ARMAMOS LA FIESTA EN UNA SEMANA”

casa.

-¿Te diste cuenta de algo?

-No, ¡cero! Ni se me cruzó por la cabeza. En un momento del asado, él abrió el portón y apareció con un cuadro del artista plástico Mario Lange y me ofreció casamiento delante de todos nuestros amigos y la gente que queremos. Se arrodilló, me mostró la sortija y sacó el cuadro, que decía: “Negrita de mi vida, ¿te quieres casar conmigo?”. Sacó un ramo de flores y yo no podía creerlo. Fue realmente un momento mágico y perfecto. -¿Qué se te cruzó por la mente? -¡Tantas cosas! Básicament­e fue sellar este amor de 12 años que estamos viviendo con Osmany con un compromiso frente a nuestros seres queridos. Nunca es tarde para soñar con un momento romántico y apostar al amor. Creo que influyó mucho el duro año que pasamos porque mi marido contrajo el coronaviru­s y estuvo muy complicado con eso. Esa situación nos unió muchísimo más en el sentimient­o y supongo que él habrá pensado: “Esta es la mujer de mi vida”. Digo yo, no sé, siento que fue la frutilla de la torta a pesar de lo malo.

-¿Le respondist­e que sí de una? -¿Sabés que no? Le dije que lo iba a pensar porque él sabía hacía rato que yo quería casarme y era un tema charlado entre los dos pero él siempre me decía: “Algún día te voy a sorprender”. Como pensé que este momento no iba a llegar jamás, yo le comentaba: “A mí no me propongas casarnos porque cuando lo hagas, te voy a responder que lo voy a pensar porque te esperé mucho tiempo ya”. ¡Y así fue! Todo esto en modo de chiste y cuando hizo semejante parafernal­ia y puesta en escena, sabía que me iba a derretir de amor. No había chances de que le dijera que no, por más de que me hiciera la mala o que me hiciera desear. Jamás le diría que no. ¡Fue todo tan hermoso!

-¿Y en una semana armaron toda la fiesta?

-Claro. Empezamos a pensar cómo la hacíamos, siempre con los límites y los cuidados que exige el protocolo del coronaviru­s. Por la pandemia, no podía ser multitudin­aria y tuvimos que acotarnos. Eso fue lo más difícil de todo: sentarnos a armar una lista porque conocemos mucha gente y no queríamos que nadie se enojara. Viajaron algunos amigos de Buenos Aires y ese filtro fue el más complicado. Por suerte, todo salió muy bien y en poco tiempo creamos una fiesta y un entorno inigualabl­e porque el hotel Domus Lake es soñado. El dueño, Andrés, es amigo nuestro y el lugar tiene una terraza espectacul­ar, con ese paisaje bucólico. No había marco mejor para la postal de nuestra unión.

-Cumpliste tu sueño de ponerte un vestido de novia.

-¡Por supuesto! Usé dos outfits: uno para el registro civil en color nude y otro para la fiesta. Era un vestido largo que diseñó Cris Tillard.

El estilismo me lo hizo Gustavo Resquín, que es un genio y es el padrino de mi hijo; me maquilló y me peinó él. El wedding planner fue Nelson Barrios, que también se metió en la decoración. Parecía un séquito de gente trabajando para lograr una boda soñada, que fue sencilla pero no quedó detalle librado al azar. Gracias a ellos, me pude relajar y disfrutar del momento sin estresarme.

-¿Y el novio?

-Osmany lució un traje de Divo, una casa muy conocida en Córdoba, y como él tiene pelo largo con rulos, le atamos un rodete a lo Gaudio. Estaba muy elegante; simple pero elegante. El civil fue antes de la fiesta en el auditorio de la Municipali­dad, con arroz y todo. Por el protocolo, solo pudieron concurrir los más cercanos. Y nuestro hijo, Dante, asistió a la jueza de paz, Marta Zilli, quien es la directora del registro civil y le dio una impronta muy espontánea y divertida porque es amiga nuestra y nos conoce mucho. Luego del registro civil, ella repitió la ceremonia en una unión simbólica para el resto de los invitados al aire libre en la terraza del hotel. -Y vos ahí sorprendis­te a tu marido con una respuesta artística.

-Sí porque Osmany me había regalado el cuadro de Mario Lange cuando me propuso casamiento, entonces yo mandé a hacerle la respuesta, también con Lange. Mientras Osmy empezó a armar el casamiento, yo lo llamé a Mario a escondidas y le dije que tenía una idea. “No se habla más, me encanta, ya me pongo a pintar el cuadro”, me respondió y así cerramos la historia. En medio de la boda, le regalé un cuadro con la respuesta, que dice: “Cubanito de mi vida, sí quiero”. Los cuadros son hermosos y los tenemos colgados en casa. -Dante también leyó unas palabras muy emotivas.

-Ay, ¡sí! Leyó una especie de votos, contando cómo fue nuestra historia de amor, cómo nos conocimos y el fruto que es él. Le pregunté a Dante si quería leerlo en la fiesta, me di0o ue sí y lo hi3o totalmente relajado y con una uide3 impresiona­nte. Le dio el toque de emoción a la noche y nadie pudo contener las lágrimas. Estaba mi mamá, Amelia, presente y yo perdí a mi papá hace seis meses, con 94 años. Así que el 2020 fue muy movilizado­r para nosotros. Entramos al civil de la mano de mi mamá y verla con esa felicidad fue muy hermoso para mí. -¿Osmany se recuperó bien del COVID-19?

-Sí, por suerte sí. Lo contrajo volviendo de un viaje de Miami y se enfermó en Buenos Aires. Los síntomas comenzaron a aparecer los primeros días al regresar y estuvo internado en Capital, luego lo trasladaro­n a Córdoba y estuvo 10 días muy complicado. Encima cuando se contagió, no se sabía nada del virus y las únicas imágenes que pasaba la tele eran las de las fosas en Nueva York y Brasil. No es

como ahora, que el vecino ya tuvo COVID. En ese momento no tenía nadie y en Córdoba fue la tercera persona en contagiars­e. Había poca informació­n y nosotros nos la comimos con Dante en casa solos. -¿No lo pudiste compartir con nadie?

-Casi nada. No quisimos contarlo porque en ese momento si tenías coronaviru­s era como ser leproso. Lo mantuve en silencio, con mis íntimos y la pasamos muy mal. A eso se sumó la pérdida de mi papá y fue un año muy complicado. Después, cuando Osmany se recuperó, se convirtió en un súper donante y acá en Córdoba donó seis veces plasma. Es un hombre muy generoso, cubano nacionaliz­ado argentino y ese don solidario lo lleva en la sangre. “Voy a seguir ayudando hasta que los médicos me digan que corre riesgo mi salud”, me respondía él cada vez que le pedía que se quedara tranquilo. “Si puedo, lo voy a seguir haciendo porque quiero dar algo de todo lo que me han ayudado para salir de esto”, me decía. -¿Se van de luna de miel? -Sí, a Miami a pasar unos días y quedarnos allá un tiempito. Vamos a matar dos pájaros de un solo tiro porque será nuestra luna de miel y, además, llevaremos a Dante a conocer Disney. Más allá de que es un niño, a él le transmitim­os todos nuestros dolores y angustias y después de este año tan difícil, se la bancó como un duque y se merece el premio de disfrutar de los parques de Orlando.

-En la fiesta cantó Coki Ramírez. ¿Son amigas?

-Sí. Coki está en pareja con Mariano Grimaldi, que es muy amigo de Osmany y están emprendien­do juntos un proyecto de carnes muy interesant­e. Mariano es dueño de un frigorífic­o, tiene Arte en carnes y hemos construido una hermosa amistad con él y por ende con Coki. La queremos un montón y en medio de la fiesta nos sorprendió con un toque romántico. Agarró el micrófono y nos regaló unas canciones de amor a capella, sobre pista. Coki es divina, hacen una pareja hermosa y le metió también cuarteto a la celebració­n.

-¿Tiraste el ramo y hubo ligas?

-Sí. La hicimos completa. ¡Si yo soñé durante años con esta fiesta! Las ligas las hice con un barbijo quirúrgico. En realidad, fue improvisad­o eso también y ahí en medio de la fiesta me puse un barbijo en la pierna y entregué eso a una amiga en forma de liga. -¿Qué significa Osmany en tu vida?

-En el registro civil dije algunas palabras y la jueza comentó lo importante que son los silencios para una pareja. Bueno, en nuestro caso lo que menos tuve y tengo en este matrimonio es silencio. Porque Osmany llegó a mi vida para llenarla de ruido, de música, de risas, de amigos y de mucho alboroto. El siempre va para adelante, no me deja caer y le da todo el ruido a mi corazón para vibrar más fuerte. Estoy tan embobada que parezco una poetisa, ¡tiembla Pablo Neruda, che!

-¿No extrañás la tele?

-Sí, bastante. Para serte sincera, sí, extraño. A mí me han ofrecido laburos e intenté hacer cositas pero desde Córdoba es complicado. Me pica ese bichito porque lo periodísti­co es y fue siempre mi vocación. No solo a nivel televisivo sino también gráfico y radial. Ahora tengo la comunicaci­ón ahí, guardada en un rinconcito. Miro la tele, me gusta y me da nostalgia por todo lo que viví. Pero también me gusta mucho mi vida familiar y no la cambio por nada.

"2020 FUE MUY DURO PORQUE MURIÓ MI PAPÁ Y MI MARIDO LA PASÓ PESIMO CON EL COVID-19"

Nicolás Peralta Fotos: Luis Varela y gentileza

Charly Soto Agradecimi­entos: Hotel Domus

Lake Carlos Paz, vestido de novia @tillardcri­s, traje novio @divotrajes, estilismo @gus.

resquin, wedding planner @nelsonbarr­iosbodasye­ventos,

cuadros @mariolange­art

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La novia posa con su mamá, Amelia, y sus mejores amigas, quienes fueron las damas de honor de la ceremonia. Arriba: La Negra y Osmany con el cuadro del artista Mario Lange, que el novio mandó a hacer especialme­nte para
pedirle matrimonio a la periodista en medio de un asado con amigos.
Momentos inolvidabl­es La novia posa con su mamá, Amelia, y sus mejores amigas, quienes fueron las damas de honor de la ceremonia. Arriba: La Negra y Osmany con el cuadro del artista Mario Lange, que el novio mandó a hacer especialme­nte para pedirle matrimonio a la periodista en medio de un asado con amigos.
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brillos”, expresó eufórica sobre el diseño que le hizo la modista Cris Tillard.
Arriba: los recién casados posan con Coki Ramírez y su pareja, Mariano Grimaldi, quien es amigo y socio de Osmany
Princesa por una noche orosito siem re so! co casarse o dud e o erse u llamativo vestido de ovia. “$ie arriba, co muc o escote brillos”, expresó eufórica sobre el diseño que le hizo la modista Cris Tillard. Arriba: los recién casados posan con Coki Ramírez y su pareja, Mariano Grimaldi, quien es amigo y socio de Osmany
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Dante tiene 8 años y llegó a la vida de la pareja luego de varios intentos por quedar embarazado­s. “Es la luz de nuestros ojos”, coinciden los orgullosos papás. El niño, muy desenvuelt­o y simpático, leyó los votos matrimonia­les en la unión simbólica que se hizo en el hotel Domus Lake de Carlos
Paz.
Lo primero es la familia Dante tiene 8 años y llegó a la vida de la pareja luego de varios intentos por quedar embarazado­s. “Es la luz de nuestros ojos”, coinciden los orgullosos papás. El niño, muy desenvuelt­o y simpático, leyó los votos matrimonia­les en la unión simbólica que se hizo en el hotel Domus Lake de Carlos Paz.

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