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EL ÁLBUM DE LA INFANCIA DE PÍA SHAW

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La periodista, que se luce como panelista en Los ángeles de la mañana, abrió su álbum de fotos a Pronto: su infancia repartida entre Corrientes y USA, el recuerdo de sus abuelos, sus inicios en el medio y su presente pleno

María Pía Shaw, tal su verdadero nombre, nació en Corrientes capital el 17 de febrero de 1979. Su papá, Roberto, es militar retirado de Infantería y su mamá, Cristina, es docente jubilada. “La historia es así: mi mamá es correntina, mi papá es porteño y cuando él viajó destinado a Corrientes por trabajo, se conocieron y se mudaron a Buenos Aires, donde nació mi hermana Alejandra. Después se volvieron a Corrientes y ahí nací yo”, repasa Pía, quien es la menor de la familia. Su hermana es cinco años mayor y le dio a sus tres sobrinas: Martina, Catalina y Felicitas, quienes son la gran debilidad de la periodista. “¡Las amo con todo mi corazón!”, exclama. Al ser la más chica de la casa, Pía reconoce haber sido la más consentida. “Siempre fui más traviesa y mi hermana súper correcta, más seria y ordenada. De chicas éramos medio perro y gato y a medida que fuimos creciendo nos hicimos cada vez más amigas. Vivimos en Corrientes, luego en Buenos Aires y después nos mudamos a Estados Unidos. Allí vivimos en Georgina y en Texas, donde hice parte de la primaria. También viví en Santa Cruz y en Monte Caseros, Corrientes; todos lugares a los que lo iban destinando a mi papá. Las mudanzas tenían que ver con destinos que le asignaban a mi papá”, cuenta. Cursó parte de la primaria en el colegio de monjas Sagrado Corazón y fue un poco rebelde. “Me la pasaba en dirección pero no por bardera sino por divertida. Era traviesa y me costaba concentrar­me. Ya de chiquita me subía al escenario y presentaba los actos escolares, ¡me encantaba!”, comenta quien por entonces era la primera de la fila. “Siempre fui petisita pero nunca tuve rollos con eso. Como era súper segura, no me molestaba. Preescolar y primer grado los hice en Estados Unidos y no me costó el idioma porque siempre fui una kamikaze. Estaba chocha en el colegio y mientras mis compañeros se iban al recreo, yo me quedaba con apoyo por el idioma con una profe de

inglés. Y cuando volvía a casa hacía la escuela a distancia en español. Me encantó la experienci­a de vivir afuera y al regreso vivimos en Río Gallegos”, revela. “Cursé hasta sexto grado en Santa Cruz y volvimos a Buenos Aires, donde me reencontré con mis amigas del Sagrado Corazón. Hoy, mis amigas son las mismas del jardín de infantes”, agrega. De chiquita, amaba mirar televisión, leía las revistas del corazón que le compraba su tía Lucrecia y jugaba a imitar a Susana Giménez. “Creo que ahí está el origen de esta pasión por los medios y ya de niña sabía que me quería dedicar a esto”, explica. ¿Cuándo fue su primera aparición en pantalla? Ella la recuerda así: “¡Fue tremendo! Estaba por llegar a la Argentina El imbatible, el programa de Susana Giménez, y un productor me convocó para la prueba piloto. Tenía 19 años, estaba estudiando Ciencias de la Comunicaci­ón en la UBA, había empezado a tirar currículum­s y me llamaron para la prueba. Me pagaron con una tele de 14 pulgadas, que fue directo a mi cuarto. Susana tenía que practicar El imbatible y yo era una de las participan­tes para que ella ensayara. Nunca salió al aire, fue solo un piloto y esa fue la primera vez que la vi en persona a Susana. Fui extra y me encantó”. No terminó la carrera de Comunicaci­ón porque se pasó a estudiar en TEA y allí se recibió de periodista. “Desde siempre supe que quería ser periodista de espectácul­os, de chica me devoraba las revistas Tele-Clic y cada vez que entrevisto a una figura del medio quiero que sepa que estudié sobre su vida. Para que el otro note que lo respeto y que no pregunto desde la nada”, comenta.

Su primer trabajo estable en televisión fue junto a Marcela Tinayre en Nominados, que salía por Azul TV y después trabajó dos años en prensa con Fernando Maldonado. “En Carlos Paz trabajando como prensa, me enteré que se abría la señal América 24, mandé mi CV y me tomaron a prueba. La primera nota fue a Andrea Politti, la segunda a Dyango y quedé”, recuerda. Después de varios años trabajando como notera de Infama junto a Santiago Del Moro, fue haciendo colaboraci­ones en las distintas ediciones de los noticieros de América hasta que dio el gran salto y pasó a Telefe, donde fue panelista de AM, junto a Vero Lozano y Leo Montero, durante cuatro años. En 2016, volvió a América como conductora de Infama, a la par de Denise Dumas, y este año decidió renunciar al canal para pasarse a El Trece, donde actualment­e se luce en Los ángeles de la mañana, junto a Angel De Brito. “Estoy en un gran momento, tanto personal como profesiona­l. Sí: me siento plena”, cierra Pía, quien se convirtió a base de esfuerzo y mucho trabajo en una de las periodista­s más respetadas y queridas del mundo del espectácul­o.

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