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“ADOPTÉ UNA PERRITA DE LA CALLE QUE ES IGUAL A MÍ: TIENE LAS PATAS LARGAS Y ESTÁ RE LOCA”

- Nicolás Peralta Fotos: Gentileza Agencia AB y álbum personal Lucas Spadafora

El youtuber e inflfluenc­er, que forma parte de la nueva obra de Muscari llamada Redes: viví tu experienci­a, revela que incorporó una nueva integrante a su familia: una perrita a la que llamó Elsa por el personaje de Frozen y porque tiene un ojo de cada color. ¿Si la mascota se parece al dueño? “Sí, es igual a mí”, remata Lucas

Sin dudas, 2020 fue un año que quedó marcado a fuego para Lucas Spadafora (20). El youtuber tuvo su gran salto a la televisión gracias al Cantando por un sueño y su paso por el reality de El Trece, junto con Lola Latorre, no pasó inadvertid­o. Además del público adolescent­e que consume los videos que sube a su canal de Youtube y que lo sigue en Instagram, donde tiene un millón de seguidores, a Spadafora lo descubrió la familia entera. “Ahora me saludan las madres y las abuelas”, comenta el muchacho oriundo de Bella Vista que cuenta con un Martín Fierro Digital en su haber. Recién llegado de México, adonde se fue de vacaciones para desconecta­rse después de un intenso año laboral, está próximo a debutar en teatro de la mano de José María Muscari en Redes: viví tu experienci­a, que se presentará a partir del 13 de abril en la sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza. “Si bien me fui de vacaciones y estuvo buenísimo, a los influencer­s el trabajo no se nos termina nunca porque nos acompaña siempre el celular”, explica Lucas.

-¿Cómo te fue en México?

-Hermoso. Me fui un mes y pude descansar. Después de la intensidad que tuve el año pasado, entre la pandemia, el Cantando y la exposición, se me dio la oportunida­d de hacer un viaje a México y me fui. ¿Si fui con amigos? No, viajé solo y allá me encontré con amigos. Pero anduve básicament­e solo. Descansé un montón.

-¿Qué balance hacés de tu 2020?

-Ufff, fue un año de crecimient­o, sin dudas. Crecimient­o personal y laboral. Fue una vorágine total porque cuando se decretó la cuarentena obligatori­a, empecé a hacer vivos en Instagram y explotaban. Luego llegó la posibilida­d de hacer el Cantando, eso me dio otro tipo de exposición y tuve que aprender a manejarme en otro medio. Fue mucho aprendizaj­e a las cachetadas.

-¿Por qué a las cachetadas?

-Porque fue muy intenso todo y para serte sincero no me puedo quejar porque la pasé muy bien. Usé mi paso por el Cantando para aprender y animarme a vivir nuevas experienci­as. Tenía 19 años y en la primera performanc­e del Cantando, me veo re chico. Aunque no fue hace tanto, miro ese video y me siento un bebé en esa pista. En el certamen aprendí tanto que salí siendo otra persona.

-¿Qué sentís que aprendiste?

-Bueno, creo que aprendí a cantar un poco, a manejarme con la gente y a trabajar en equipo, lo cual es muy importante. Estoy acostumbra­ndo a que mis obras, mis sketches y mis videos los hago yo solo con mi celular. O siempre por mi cuenta. Y el Cantando me implicaba trabajar con Lola, que era una persona que no conocía y podíamos pegar mala onda. Ella tiene todo un historial familiar en el medio porque los Latorre son una familia muy conocida y yo hasta ese momen

-to era un sapo de otro pozo. Era mi primera aparición en la tele, al lado de una familia muy expuesta. Aprendí a manejarme en el medio y a manejar mi propio discurso: lo que quería transmitir y lo que quería que se viera de mí o no en el concurso.

-¿Con Lola se hicieron amigos?

-Sí. Nos conocimos en el Cantando, nos hicimos re amigos y nos caemos re bien pero no es una persona con la que hablo todos los días. Sabe que si me pega un llamado va a contar conmigo y nos mantenemos en contacto por mensajes y demás.

-¿Y con su familia?

-También. No me puedo quejar por cómo me recibió la producción del Cantando y la familia Latorre ni hablar: Yanina me abrió las puertas de su casa y sé que cuento con ella si me pasa algo en lo personal, más allá del medio y el juego de la tele.

-Con Nacha Guevara tuvieron un cruce muy fuerte. ¿Cómo lo ves hoy a la distancia?

-Hoy lo puedo ver desde otra perspectiv­a. En ese momento no tuve mucho tiempo para resolverlo y esas cosas en vivo pasan muy rápido. Era mi primer enfrentami­ento mediático y hoy cuando miro hacia atrás siento que fue un gran aprendizaj­e. En el momento capaz estaba más angustiado y me preocupaba lo que pudiera decir la gente pero después, con el tiempo, entendí que es un juego y que hay cosas que pasan y quedan ahí. -¿Pudiste recomponer tu relación con Nacha?

-Sí. Al día de hoy, Nacha me escribe por Whatsapp y me ha invitado a su masterclas­s. Ella siempre amorosa conmigo. Quedó todo bien con Nacha por suerte y pudimos limas asperezas. En su momento pudimos hablar en la cara y aclararlo todo. Pero son cosas que la gente no se entera porque se queda solo con el quilombo. Lo resolvimos en privado. -¿Cómo te llegó la propuesta para actuar en la obra Redes?

-Estaba de vacaciones en México y me llegó un mensaje de Muscari, con toda la lista de los influencer­s que ya estaban confirmado­s. Pensé: “Esto no puede ser verdad”. No podía creer que me estuviera escribiend­o a mí y después me puse a pensar: “¿Toda esta gente le dijo que sí?”. Suele pasar que a veces se te acercan productore­s a ofrecerte laburos y te nombran a gente confirmada pero eso no es real. Entonces, cuando Muscari me dio la lista con Grego Rossello, Coni Isla, Cande Molfese, Nati Jota y todos influencer­s de palos distintos confirmado­s, dije: “Esto no puede ser verdad”. -¿No le creías? -Me resultaba una bomba. Entonces, me puse a llamar a los chicos para preguntarl­es y era verdad. En el momento, me surgieron mil preguntas y no sabía de qué iba ese proyecto porque cada creación de Muscari tiene una locura hermosa a la que te tenés que entregar. En ese momento, sentí muchos nervios e incertidum­bre y encima yo estaba tomando sol en México; ¡en otro planeta! José me pasó el guión, me encantó y me pareció un flash.

-¿Qué fue lo que más te sorprendió? -No te lo puedo ni describir porque es un show conceptual muy novedoso y en el que nosotros vamos a ir pasando por distintos estados. Cada uno puede sacar su propia conclusión y hay distintos conceptos para que el público se haga preguntas y saque sus propias respuestas. -¿Sos amigo de algún influencer en especial?

-De los que están conmigo en la obra, ya conocía a todos excepto a Srita Bimbo. Con todos tengo una gran relación y compartimo­s edades y energías similares. Con la que más confianza tengo es con Flor Jazmín Peña porque nos conocemos hace años y somos amigos. También tengo buena onda con Grego Rossello y Nati Jota. -¿Qué tal resultaron los ensayos?

-Re bien pero José es súper exigente. Además de ensayar con él, también hubo ensayos con Mati Napp porque hay coreografí­as en la obra. Me encantó volverme a meter en un lugar para aprender, como el Cantando el año pasado. Me estoy nutriendo mucho de la cabeza de José María y me asombra cómo él puede ver un producto tan claro. Somos un equipo de 15 personas y todos dependemos de los otros. Es una nueva experienci­a y todo aprendizaj­e.

-¿Con quién vivís?

-Con mi familia en Bella Vista. El año pasado me había mudado solo a Capital para estar más cerca de los ensayos del Cantando pero luego volví a la casa de mi madre y me instalé allí. Tengo mi propio cuarto con heladera y mi sillón, así que estoy re cómodo y súper instalado. Tengo las comodidade­s de la comida de mi mamá cuando vuelvo de ensayar a las 12 de la noche y ella me lava la ropa y las sábanas. Son comodidade­s que prefiero no soltar por ahora. Convivo con mi mamá, mi hermana y cinco perros. -¡Cuántos!

-Sí: teníamos cuatro y para mi cumpleaños adoptamos una perrita de la calle. Esa es mía y ahora soy padre porque ella

“CON NACHA GUEVARA QUEDÓ TODO BIEN Y NOS HABLAMOS POR

WHATSAPP”

“SOY ENCARADOR Y SI ME GUSTAS, VOY Y TE LO HAGO SABER”

es mi responsabi­lidad total. Se llama Elsa y no sabés lo hermoso que es que un animal te espere a vos. Ya tenía a los otro cuatro pero ella siente que es mía; ¡la amo!

-¿Es cachorra?

-Tiene seis meses y le puse Elsa por el personaje de Frozen y porque tiene un ojo de cada color. ¡Tiene un ojo biónico! Es como yo: larga, de patas largas y toda descontrac­turada. Dicen que los perros se parecen a los dueños y ésta es rarísima como yo. Y de carácter está re loca. Si tuviera que describírt­ela en una palabra sería locura, ¡y yo no me quedo atrás! Ahora justo la castramos y está con una lámpara en la cabeza.

-¿Estás estudiando, más?

-Sí. Estoy por empezar un curso web de community manager y publicidad. Dura unos meses y estoy fascinado. Nunca dejé de estudiar desde que terminé el colegio y al día de hoy sigo estudiando canto, baile y actuación. Voy adquiriend­o herramient­as que después le sumo a mi trabajo. -¿Es cierto que en México te robó la policía? ¿Podés aclarar qué pasó?

-Sí, claro. No me robaron pero sí… Sí me robaron porque me sacaron 100 dólares de coima. Te explico cómo fue: me estaba yendo de Pla

adeya del Carmen a Cancún, que es de donde salía el avión para volverme a la Argentina. Estaba con un auto alquilado haciendo ese trayecto solo a las 3 de la mañana. Había una parte sin luz de la ruta y ya me habían advertido que los policías suelen hacer negocios con los turistas. En ese trayecto sin luz, se me para atrás una patrulla como en las películas, me frenaron a un costado, se me puso un policía de cada puerta y me empezaron a apretar entre los dos.

-¿Qué querían?

-Fue así: yo no llevaba mucha plata encima porque allá la gente te dice que no salgas con más de 500 pesos mexicanos en la billetera porque la policía siempre te quiere coimear. Solo tenía 200 pesos y la policía me dijo que había cometido una infracción porque iba a mayor velocidad que la permitida. Era inchequeab­le, me querían retener la licencia y yo la necesitaba porque me estaba volviendo a Buenos Aires. En eso, un policía me dijo: “Soplame la mano” y pensé que me estaba tomando el pelo, ¿porque para qué iba a soplarle la mano?

-¿Qué hiciste, Lucas?

-Me puso literalmen­te el brazo en frente, le soplé la mano e imaginate lo que fue esa secuencia. Se huele la mano y me dice: “Usted está alcoholiza­do, lo voy a llevar detenido 24 horas”. Yo me acababa de levantar de una siestita y me estaba yendo al vuelo, ¿entendes? ¡Una locura! Le dije que no me podía llevar detenido porque iba a perder mi vuelo de regreso. Alcohol sabía que no había tomado así que eso me iba a dar negativo. Ahí tuve que darle 100 dólares porque era lo único que tenía de plata y encima me pidieron los 200 pesos mexicanos que les había dicho que tenía encima. No me dejaron ni para un café y lo peor de todo fue que no llegué al vuelo y lo perdí así que todo fue al pedo.

-¿Perdiste tu vuelo de regreso?

-Sí, ¡una bronca! Perdí el vuelo y me tuve que quedar dos días más en México hasta que me pudieron subir a otro avión y volver. Por suerte, no tuve que pagar el pasaje pero fue un estrés lo que viví y me tuve que quedar dos días más allá. Imaginate que todo esto sucedió a la madrugada, el vuelo era a las 5 de la mañana y a esa hora me tuve que volver con el auto de nuevo a Playa del Carmen. Un qui lombo.

-¿Cómo viviste el viaje respecto a la cuarentena?

-Con respecto a la pandemia, ya había tenido COVID yo pero igual me la pasé cuidándome. En México noté a la gente muy relajada y no vi tantos controles. Lo que me llamaba la atención era que ni siquiera la gente que te hacía el check in en el hotel se ponía el barbijo. La gente directamen­te no se cuida. Por suerte, no me pasó nada y me cuidé mucho.

-¿Te quedaron secuelas del coronaviru­s?

-Transité el virus en octubre, cuando estaba en el Cantando, y siento que me cambió mucho el olfato y el gusto. Más allá de que estuve cuatro meses sin gusto ni olfato, cuando me volvió todavía no se me terminó de acomodar del todo. Me cambió el sabor de muchas cosas y las carnes, por ejemplo, no saben como antes. Ya casi no como carne y le siento gusto a hierro o a metal a muchos alimentos. Si bien se lo consulté al médico, tampoco hay tanta informació­n al respecto. Supongo que se me irá acomodando con el tiempo y tengo muchos conocidos que tuvieron COVID y les pasó lo mismo.

-Te cambio de tema. ¿Cómo estás de amores?

-Bien, muy bien. No estoy de novio pero mi corazón está mejor que nunca. No en pareja pero muy bien así. En otro momento de mi vida, estaba más atento al trabajo y mis obligacion­es pero en este tiempo le di un poco más de espacio a conocer gente. Sobre todo después de la cuarentena estricta, me relajé en este sentido y estoy contento. -¿Te encaran por las redes sociales?

-Sí, re. Igual yo también soy muy encarador. ¿Viste que a la gente le cuesta o le da miedo avanzar a una persona conocida? No sé por qué pero hay cierto temor y no cualquiera se te acerca a encararte en una fiesta. Así que últimament­e tomé más confianza para ser yo quien se acerca y poder avanzar o chamuyar. -¿Te va bien?

-Depende. A veces sí, a veces no. Hay que ser más directos en la vida y yo soy de muy pocas vueltas: si me gustás, voy y te lo digo. No de forma directa pero te lo hago saber. Prefiero comerme un buen no a no intentarlo. El no ya lo tenés, así que con avanzar uno ni pierde nada.

-¿Seguís produciend­o para tu canal de Youtube?

-Ahora no; estoy en una pausa porque estoy muy metido con el teatro. No tengo tiempo para hacer contenido para Youtube y eso sigue en pausa. Tengo muchas cosas pensadas para mi canal y ya me haré un espacio para poder plasmarlo.

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