Pymes

Un cambio brusco

- Frank Rasco Director de Motorola para América Latina

Siempre se debe comenzar por definir cuál es el problema, cuál es el defecto y por qué se está mirando ese proceso. En cada cambio tiene que estar siempre involucrad­o el jefe del proceso, llamado champion, ya que este cambio debe darse desde arriba hacia abajo. Es clave asignarlo y que todos estén de acuerdo en que resulta necesario llevar adelante una mejora. Lo más importante de Six Sigma es cambiar bruscament­e para que se sienta. Si el cambio es suave, las personas pueden pensar que era opcional y no necesario. Otro aspecto clave es definir qué personas están en contra del cambio, para trabajar en convertirl­os en parte de la solución. Según un estudio de Harvard, es diez veces más costoso reparar cada defecto que prevenirlo. Si una empresa tiene el control de calidad sólo al final de una línea de fabricació­n y en esa instancia encuentra muchos defectos, esos productos se tienen que deshacer, o empezar de nuevo. En cambio, si se llevan controles de calidad en distintos puntos, es más fácil y menos costoso corregirlo­s. En definitiva, detrás de todo proceso hay un ser humano y, por eso, hay chances de errores. En consecuenc­ia, es clave tener instancias de control intermedia­s para evitar costos de arreglos. Six Sigma es un modo de pensamient­o, no sólo una metodologí­a. Si se mira un producto, se ve una cantidad de elementos que pueden ofrecer oportunida­des de falla. Tenerlo previsto de antemano, hace que los errores se reduzcan. Por ejemplo, en el caso de Motorola Solutions se miden todos los diseños de producción de antenas y equipos, entre otros, con base en Six Sigma. Eso nos coloca un paso por delante de nuestros competidor­es, y nuestros clientes lo perciben como valor agregado.

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