Las incubadoras de empresas de las universidades
La mayoría de las universidades nacionales, cuentan hoy con estructuras de gestión para promover actividades de relacionamiento con el sector socioproductivo. Unidades de Vinculación Tecnológica, Centros de Transferencia, Oficinas de Vinculación, Institutos Tecnológicos, Oficinas de Propiedad Intelectual, son algunos de los nombres con los que se identifican estas estructuras. Sin embargo, algunas universidades nacionales, como la Universidad nacional de Córdoba, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Nacional de Cuyo, entre otras, han desarrollado estructuras específicas para promover la creación de empresas desde el ámbito universitario, con la finalidad de generar un puente directo entre la generación de conocimiento y su aplicación en el mundo de la producción. Estas estructuras conocidas como Incubadoras de Empresas, proveen asistencia técnica a emprendedores, con una gama de recursos particulares según el caso, pero que por lo general involucran: 1) capacitación en relación a como analizar los aspectos en torno al mercado objetivo; 2) como conse- guir financiamiento para consolidar el proyecto; 3) “coaching” o “mentoring” por parte de empresarios consolidados; 4) conectividad para el ensamblado de equipos interdisciplinarios, entre otras asistencias. La universidad pública nacional está transitando un periodo de transformaciones, en lo referido a su manera de relacionarse con el sector socioproductivo, fundamentalmente traccionada por los incentivos de los mecanismos de promoción, que emanan de distintos ámbitos de implementación de políticas públicas, fundamentalmente con ministerios nacionales de: Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; Educación; e Industria. Sin embargo, estos cambios aun no dan cuenta de un fenómeno sistematizado, sino mas bien estamos en presencia de un proceso con muchos condicionantes por resolver: marcos reglamentarios; sistemas de incentivos económicos y curriculares para los actores involucrados; buenas prácticas de relacionamiento; conceptualización interna; entre otros aspectos. Para el caso particular de las Incubadoras de Empresas, quizás las estructuras que poseen mayor grado de desafío para consolidarse como ámbitos efectivos, ya que en algunos casos responden a modelos implantados provenientes de otros países, con diferentes entornos y dinámicas socioproductivas, es necesario analizar y modelar sus mecanismos de funcionamiento a las realidades regionales, para maximizar sus posibilidades de éxito. De todos modos es importante destacar que hacia el interior de las instituciones, las incubadoras de empresas cubren una demanda de formación, en algunos casos del sector estudiantil y en otros casos de los propios investigadores, desatendida hasta hace poco tiempo. Por otra parte, actúan como espacios que catalizan, la resolución operativa y conceptual de muchos de los condicionantes señalados anteriormente.