Apostar a un crecimiento sostenible
Las pymes en nuestro país generan más del 60% del empleo y son el verdadero dinamizador de nuestra economía. La encuesta de expectativas realizada por PwC Argentina, lanzada a fines del año pasado, reveló que siete de cada 10 empresarios encuestados son optimistas y confían en que los resultados de sus empresas estarán por encima del año anterior, y sólo uno de cada 10 tiene previsto reducir su dotación actual.
En los últimos meses del año anterior, con la denominada “Ley Pyme” (Ley 27.264), el Estado intentó impulsar el sector mediante el fomento a las inversiones, un alivio fiscal, opciones de financiamiento y una renovación de la línea de crédito de inversión productiva, entre otras medidas.
Sin embargo, fue un año difícil para las pymes, un año de transformaciones que aún no ha dado sus frutos.
La recesión se prolongó más de lo esperado, con un enfriamiento de la economía que implicó una caída en los indicadores de consumo. Esta situación fue revelada por el 43% de los encuestados; y, en este sentido, las empresas han combinado estrategias para captar a un consumidor que tomó recaudos para oxigenar su bolsillo, cambiando hábitos de compra y volcándose, por ejemplo, a segundas marcas.
“La mejor manera de empezar algo es dejar de hablar de ello y empezar a hacerlo”, decía Walt Disney, y son las pymes las que corrieron con mayor ventaja para enfrentar esta coyuntura, por su flexibilidad al cambio.
Según la encuesta, los empresarios se mostraron también preocupados por el aumento en los costos laborales y por la presión impositiva, que sigue siendo muy alta, con impuestos distorsivos, como Ingresos Brutos (a su vez, el principal recurso de los gobiernos provinciales), o la falta de aplicación del ajuste por inflación en el cálculo del Impuesto a las Ganancias, que impide captar la verdadera capacidad contributiva de los contribuyentes, entre otros. Para el próximo año, se está evaluando una potencial reforma fiscal que favorezca la competitividad, sin descuidar la recaudación. Si bien es entendible la ansiedadpor obtener resultados inmediatos, varios economistas coinciden que las variables macroeconómicas están tendiendo a estabilizarse, aunque algunas otras deben terminar de equilibrarse para que la recuperación se sienta en el bolsillo de los trabajadores.
En los primeros meses del 2017, ya se evidencia una incipiente recuperación de la economía, básicamente de la mano del sector agropecuario y de la obra pública. Éste es un año electoral y´, en consecuencia, las autoridades deberán monitorearla para que esta incipiente (y heterogénea) recuperación no quede empañada por factores políticos. En definitiva, nuestro país necesita un marco de mayor previsibilidad a largo plazo. Si bien las pymes no deberían esperar todo de la administración actual para poder desarrollarse, en la transición resulta imprescindible que el Estado continúe activo, para permitir un crecimiento sostenible en el tiempo.