Agricultura urbana, la nueva tendencia
La movida de la alimentación saludable y libre de tóxicos generó un puñado de emprendedores especializados en construir huertas urbanas. por MARIANA ROLANDI
Para quienes viven en las afueras de las ciudades, el pedazo de tierra sembrada es algo que tiene varias generaciones de práctica. Pero la tendencia hoy es otra: la agricultura urbana. Y ya sabemos que cuando nace una tendencia, allí están surgiendo nuevos emprendimientos.
“Empezamos quizás prematuramente, en el año 2012, pero sabíamos que sacrificaríamos mucho hasta llegar a tener ganancias. Teníamos que transmitir la importancia de ser responsables de nuestra alimentación, de saber qué ponemos en la mesa para nuestra familia. Esa conciencia llegó hace muy poco tiempo y allí fue cuando el negocio tuvo real impacto”, explica Agustín Casalins, uno de los cuatro socios de Verde al Cubo.
Quizás por eso la licenciada en Ambiente Valeria Churba, que conoce de agricultura urbana desde 2009, armó su empresa el año pasado. “Trabajo con un concepto moderno e innovador de huertas, adaptándolo a la ciudad, con sus hogares que suelen
tener poco espacio exterior, pero también con distintas instituciones y centros educativos. La idea es considerar la capacidad y la necesidad, y lograr un buen proyecto a partir de esas variables”; cuenta Churba.
La necesidad de comer más saludable y escapar de los agroquímicos se instaló hace poco y no parece que vaya a desaparecer pronto. Plantero comenzó tan de a poco, esperando quizás el consumo real, que casi no hizo inversión y, sin embargo, hoy pisa fuerte en la ciudad de Buenos Aires, según estimaciones de su dueño, Federico Saravi, que tuvo que contar con la ayuda de sus propios proveedores al inicio de su trabajo.
Hay una segunda pata del negocio que pueden aprovechar los emprendedores. Además del armado de las huertas hogareñas y su instalación, están la capacitación y enseñanza que, a su vez, tienen dos variantes. Tanto Verde al Cubo como Valeria Churba y Plantero generan talleres para que todos los usuarios que compran sus desarrollos o quienes están pensando en hacerlo aprendan a mantener sus huertas, a cosechar sus frutos y a expulsar las enfermedades con productos orgánicos. El primer paso en estas clases es detallar lo mucho que perjudica consumir frutas y verduras llenas de agroquímicos, ya que la clave del éxito de estos emprendimientos es que las comunidades compartan esa idea clara. Además, generan seminarios y clases para chicos y adultos en colegios y empresas.
“Estas huertas de escalones de madera son para poder cultivar en espacios muy pequeños”, cuenta Federico Saravi.