Artistas que se le animan a la empresa.
Nada de artista de noche y contador público de día: te mostramos historias de quienes armaron su emprendimiento desde dentro del arte, y lograron generar ingresos extra. Nos cuentan cómo lo hicieron.
Qué nivel de consumo tiene el arte hoy? ¿Cuántos discos compramos por año, cuántos cuadros, cuántas esculturas? Sin dudas y por distintos motivos, cada vez menos. Por eso no es extraño ver a tantos artistas unir su pasión y su talento a una idea emprendedora que haga movilizar negocios y generar ingresos. “Los artistas tienen un desarrollo creativo que les posibilita construir ideas desde cero, lo cual es el punto clave para un emprendedor, sobre todo cuando se trata de proyectos innovadores, que implican poner a disposición toda esa creatividad”, comenta la psicóloga especializada en Recursos Humanos Carolina Tulián.
Un gran ícono del artista que pudo armar una empresa alrededor de sus cuadros es Milo Lockett. Supo rodearse bien, como afirma Tulián, para que la parte más dura de la cuestión financiera también funcione. Sus imágenes se han vuelto masivas y un foco de gran consumo. Lockett nació en Resistencia, Chaco, y su
formación es autodidacta. Comenzó su trayecto luego de trabajar varios años en la industria textil. Hoy tiene tres bares temáticos decorados con sus dibujos, un espacio de arte y, además, brinda las licencias de sus diseños, que ya están reflejadas en más de 70 objetos diferentes. “No es fácil ser emprendedor; uno se enfrenta todo el tiempo con situaciones de riesgo y estrés. La clave está en tener la valentía suficiente para jugársela y arrancar”, explica Lockett.
Otra forma de emprender con el arte es la que encontró María Inés Cámara. Ella se volvió representante de una galería de arte italiana y genera relaciones con exposiciones, ferias y otros eventos. Trabaja asesorando y guiando a otros pintores argentinos para presentarse y trasladar su obra hasta tierra italiana. “No tengo socios en el sentido estricto de la palabra, pero sí estoy asociada al trabajo de estos grupos de artistas: mi tarea es representarlos, hacer yo una primera selección básica de pinturas y luego presentarla en Italia, que tiene la última palabra en lo que elige y después yo llevo”, explica.
Como muchos otros músicos, Leandro Álvarez generó su propia productora y sello discográfico. Pero, además, sacó una línea de vinos. “A la par, me encuentro trabajando con tres álbumes en simultáneo, con gran proyección”, cuenta.
Ciruelo es un artista internacional de esos que han hecho historia. Sus dragones llegaron a las ferias del mundo y los músicos de rock han puesto su arte en las tapas de sus discos. Y armó su propia editorial: “Empecé a escribir para complementar mis pinturas. En 1998, fundamos nuestra editorial, DAC Editions, para publicar mis libros sin intermediarios. Establecida esa plataforma, me abre importantes puertas en el mundo para mis exposiciones, publicaciones y conferencias”.