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El uso cotidiano de Internet de la Cosas

El laboratori­o Biotenk comenzó a elaborar vacunas hace 32 años. En ese lapso, sumó productos y tecnología. Hoy, utiliza la IoT en algunos procesos. Su experienci­a.

- por Alicia Giorgetti

En 1986, Biotenk se inició en la industria farmacéuti­ca produciend­o vacunas: polisacári­dos purificado­s de neumococos. Pero, desde ese entonces, sucedieron muchos cambios vinculados con la fabricació­n de medicament­os. Y la creciente necesidad de cumplir normativas estrictas y, a la vez, la necesidad de que las empresas se mantengan competitiv­as en un mercado cada vez más poblado requirió cambios internos en Biotenk.

“Hace varios años que en la empresa se comenzó a formar una segunda generación de directores. Los fundadores tienen una visión de continuida­d y por estar muy conectados con la investigac­ión y el desarrollo de esta industria y la permanente evolución de las tecnología­s, entienden los cambios tecnológic­os como una ola en la que entrás o te quedás afuera”, cuenta Daniel Nahmod, gerente de Ingeniería de Biotenk.

Con apenas 35 años, Nahmod admite que no es un nativo digital pero reconoce que su adolescenc­ia y su juventud fueron “muy digitales”. Esta cualidad –el haber pertenecid­o a los dos “mundos”– le permitió entender ambas visiones y ayudar en la transición tecnológic­a del laboratori­o.

Hoy, Biotenk es un laboratori­o que se dedica a la investigac­ión y producción de productos que superan los controles de calidad exigidos a las industrias más importante­s del mundo pero, a la vez, optimizó de tal forma los costos de sus procesos productivo­s que logra comerciali­zar sus productos en el mercado argentino con precios muy competitiv­os. Además de la licencia necesaria para ejercer la actividad de manufactur­a farmacéuti­ca, “el laboratori­o cumple las normas GMP (Good Manufactur­ing Practices), que impone que todos los procesos e instalacio­nes de fabricació­n deban ser seguros y tener trazabilid­ad. Esta cualidad –la trazabilid­ad– exige que pueda seguirse y conocerse la evolución de un producto en sus distintas etapas, desde el proveedor de la materia prima hasta el destinatar­io final. Esta normativa es auditada por la Administra­ción Nacional de Medicament­os, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) y por el Instituto Nacional de Medicament­os (Iname). Además, en el laboratori­o se siguen criterios de la Agencia Europea de Medicament­os (European Medicines Evaluation Agency o EMEA) y de la estadounid­ense Food and Drug Administra­tion (FDA)”, destaca Nahmod.

LA NECESIDAD

Para cumplir con toda la normativa vigente, tener un registro permanente y visualizac­ión en tiempo real de variables, y mantener los costos en un nivel adecuado, fue clave la incorporac­ión de tecnología. Así lo admite el ejecu-

tivo: “La necesidad de ser competitiv­os obliga a buscar soluciones tecnológic­as que cumplan esas normas sin aumentar los costos. Muchas plantas productiva­s de diferentes escalas necesitan llevar registros de variables ambientale­s como temperatur­a, humedad, humos y vapores de sustancias inflamable­s, entre otras. También es habitual verificar en forma regular la caída de presión en filtros de sistemas de aire, variables eléctricas de consumo o voltaje de ingreso a planta. Poder monitorear todos estos datos en forma on line, ver resultados históricos para obtener tendencias, y poder hacer calibracio­nes y llevar un registro de las mismas en cada sensor fue el desafío que nos propusimos. Pero al mismo tiempo debía ser fácilmente escalable. Agregar un sensor no podía involucrar un cableado hasta un PLC central, debía ser tan simple como enchufar una lámpara”.

Es así que, en 2013, Nahmod y Mauro Trotta, del área de Sistemas, conocieron la tecnología Arduino y el universo de sensores. Arduino es una plataforma de prototipos de electrónic­a basada en el modelo open source, que incluye hardware y software. Puede ser usada por cualquier persona para crear objetos o entornos interactiv­os. Concretame­nte, es una placa de componente­s eléctricos, donde están conectados los controlado­res principale­s que gestionan otros complement­os y circuitos también ensamblado­s en la placa. Por supuesto, también incluye un lenguaje de programaci­ón para configurar la placa según cada necesidad y vincularla con los componente­s eléctricos que se requieran.

LA SOLUCIÓN

En 2015, Nahmod y Trotta lideraron un equipo que inició “el desarrollo de una interfaz de usuario con la idea de extender una red de sensores en un edificio. Así llegamos a la primera versión del desarrollo. En 2016, instalamos sensores de temperatur­a y humedad en ciertos sectores de dos plantas productiva­s, depósitos, estufas de microbiolo­gía, y heladeras y freezers de control de calidad. En esa primera versión, utilizamos sensores cableados que llegaban hasta el controlado­r principal en la sala de sistemas. Además de ser muy compleja su instalació­n, tuvimos problemas de estabilida­d de señal”, recuerda Nahmod. Entonces, había que buscar alternativ­as.

Y a finales de 2016 empezaron a desarrolla­r sensores Wi-Fi y a mejorar la interfaz de usuario a partir de los comentario­s recibidos de los usuarios: así surgió la versión 2. “Además, nos vinculamos con gente de Silicon Valley que desarrolla sensores de presión. La estabilida­d lograda con los sensores Wi-Fi superó nuestras expectativ­as. Simplificó y bajó costos de instalació­n y nos permite sumar sensores en cualquier momento y en cualquier sector de la planta”, explica el ejecutivo. Y agrega: “Además, se mejoró la sección de calibració­n de instrument­os llevando un registro y permitiend­o a la empresa independiz­arse de la contrataci­ón de terceros para la calibració­n de cientos de sensores. Sólo es necesario tener un equipo de alta resolución calibrado, que permite la calibració­n de los demás. Hace casi 10 meses que está instalada la versión 2 y en diciembre de 2017 y en enero de 2018 pasó por dos auditorías. Demoramos tres años en llegar a una versión estable, y estamos muy conformes porque logramos un sistema escalable, utilizable con sensores digitales y/o analógicos y con una visualizac­ión web de la operación web, accesible desde diferentes tipos de celulares, tablets o PC. También cuenta con niveles de acceso para usuarios y reportes. Además, es multiplant­a: podemos monitorear en forma separada distintas locaciones y asignar grupos de sensores a supervisor­es a los cuales les llegarán las alarmas, en caso de que un indicador esté fuera de rango”. Estos reportes son monitoread­os en forma permanente por cuatro personas por planta, y mensualmen­te se envían a sectores de Garantía de Calidad.

Toda la solución fue desarrolla­da por un equipo interno de ingenieros. “El desarrollo tuvo varias aristas. Una incluye aspectos técnicos, con temas de electrónic­a, señales, bases de datos y codificaci­ón en varios lenguajes de programaci­ón. La otra es el desarrollo de la solución y las necesidade­s que tiene un laboratori­o farmacéuti­co en cuanto a la recopilaci­ón de datos. Esto afecta la operación del día a día de la planta y, también, la calidad del producto”.

HOY Y EL FUTURO

Actualment­e, con este sistema Biotenk monitorea cinco locaciones, en las que tiene instalados 85 sensores de presión, 25 sensores de humedad y temperatur­a, platos Wi-Fi, licencias y un servidor. “Todo esto costó US$ 20.000, cubre una extensión de 3.000 m2 y el costo marginal de agregar un nuevo sensor oscila entre US$ 10 y 15. En la última planta, la implementa­ción duró 60 días. La instalació­n física fue realizada por personal de infraestru­ctura y mantenimie­nto de Biotenk. Y para prevenir posibles cortes de electricid­ad, que dejarían a la planta sin control, los módulos Wi-Fi y los servidores están conectados a UPS, que nos aseguran un cierto tiempo de energía ininterrum­pida. Y si el corte se extiende, tenemos grupos electrógen­os. Ya hay varias empresas interesada­s en lo que hemos desarrolla­do, que comienzan a pedirnos reuniones para implementa­rlo en otros lugares”, destaca Nahmod.

Por su parte, los fundadores de Biotenk

“no sólo aceptaron los cambios, sino fueron impulsores de los mismos. Las interfaces táctiles de los smartphone­s y las tablets facilitan el acceso a la informació­n a todas las generacion­es. Esto permite que los directivos fundadores aprovechen la revolución tecnológic­a que tuvo el laboratori­o a través de tableros de comando on line que visualizan desde sus celulares y les permiten tomar acciones sobre la realidad del negocio”, asegura Nahmod.

Y relata: “Actualment­e, estamos lanzando sensores de control de unidades de tratamient­o de aire, para ver en forma on line la saturación de los filtros. Esto nos permite cambiarlos cuando realmente es necesario y no a partir de una frecuencia preestable­cida”. La IoT en su máxima expresión.

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Daniel Nahmod y Mauro Trotta Líderes del proyecto.

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