Pymes

mujeres emprendedo­ras

Ejecutivas, empresaria­s, líderes sociales: se mueven en todo tipo de terreno, desde multinacio­nales hasta talleres mecánicos. Te contamos sus historias. por Natalia foletti

-

Quién no probó los bocaditos Cabsha alguna vez? Desde que irrumpiero­n en los quioscos en 1957 son una de las golosinas más populares de la Argentina, producto de la investigac­ión y dedicación de Abrascha Benski, inmigrante nacido en Rusia y criado en Rumania, que era lo que hoy sería denominado un “emprendedo­r serial”: de joven emigró a Beirut, donde instaló la primera fábrica de chocolate de la región, hasta que volvió a emigrar, esta vez a la Argentina. Aquí comenzó con una tintorería industrial, hasta que retomó su vocación por el chocolate, pero combinado con el dulce de leche, que fue el origen de los Cabsha. La historia del Cabsha es un caso de negocios en sí mismo, ya que la golosina tiene tanta personalid­ad que sobrevivió a varios cambios de manos desde que su fundador la vendió en 1984 (hoy forma parte del portafolio de Arcor).

Sus dos herederas son Cristina, más conocida como Dady, y la artista plástica Ana María “Kuki”. quienes no quisieron continuar con el legado de su padre. Al menos, hasta que la propia historia familiar se hizo presente.

“A mí me encanta cocinar y para las fiestas viene toda la familia”, cuenta Dadi Martinucci, una de las hijas de Abrascha. “Hace unos años estábamos haciendo trufas y mi hija me comenta que quería empezar a hacer chocolate nuevamente, como hacía su abuelo. Mi padre ya me había dicho en su momento que quería vender Cabsha y armar una chocolater­ía. La idea era que empezáramo­s desde cero, pero ese proyecto había quedado trunco tras su fallecimie­nto”, agrega.

“Cuando Federica, mi hija, me plantea fundar una chocolater­ia fue como retomar aquel proyecto. ¡Imaginate! Mi papá fallece cuando yo tenía treinta años, y yo por ese entonces era muy bohemia, estudiaba arte, nada que ver con los negocios. Cuando mi papá me dijo ocúpense ustedes de Cabsha, le dije que no. Me dediqué a la pintura y a la fotografía, pero cuando mi hija me vino con su propuesta me pareció que era como un juego. Si alguien me hubiese dicho que Vasalissa iba a crecer tanto, también, hubiera dicho que no.”

Así, casi tímidament­e, madre e hija crearon Vasalissa, una chocolater­ía que lleva el nombre de un cuento infantil ruso que Federica solía narrarle a su hija de pequeña, con una inversión inicial de US$ 200.000.

Dadi comenta que el origen de Vasalissa es un homenaje a su papá. “Había sido su idea y yo tenía que poner sus valores”. Madre e hija empezaron de forma artesanal. “Armábamos las cajas nosotros, le sacábamos fotos, y cuando vimos que a nuestros amigos les gustaba, abrimos el primer local en Martínez en el año 2006. Lo único que compramos fue una templadora”, cuenta Dadi.

Hoy Vasalissa cuenta con 25 empleados y una facturació­n anual de $ 40 millones. Manejan seis locales (Recoleta, Galerías Pacífico, Belgrano, Martínez, Unicenter y Nordelta) y planean abrir su primera fábrica en el exterior, en Miami, con una inversión inicial de US$ 2 millones.

“El chocolate formó parte de mi infancia, pero ahora también empezamos a comerciali­zar helado”, cuenta Dadi. Y agrega que, por el momento, no se animan a otorgar franquicia­s por el cuidado que habría que tener para que el producto siga conservánd­ose en buen estado.

DESAFIANTE

Noel Romero comenzó a plasmar sus diseños desde la escena londinense, de la que fue parte cuando fue a estudiar en la meca del diseño, el Central Saint Martins College of Art & Design. Cuando volvió creó su propia marca, “Ay not Dead!”.

“Al volver de Londres empecé a armar telas para otros diseñadore­s. Era la época del 1 a 1, la mayoría de las marcas compraba afuera, y les ofrecí diseñar acá. Con lo producido, armé mi primera colección y vendí todo. Para el momento de la tercera colección, en la Buenos Aires Fashion Week, se sumaron mis hermanos Diego y Martín y presentamo­s Ay not Dead! como marca. Ahí nos conoció todo el mundo y empezó todo”, rememora Romero.

Sus hermanos se encargan de la parte comercial y administra­tiva de la marca: “Me interesaba hacer ropa que se mezcle con la música, el arte, la literatura. Son todas cosas que me inspiran para crear mi ropa. La temporada que viene se va a llamar Nuevo Realismo, inspirada en el pintor Yves Klein”.

En la actualidad, Ay not dead! tiene 13 locales, y ya comenzaron a franquicia­r. “Primero empezamos vendiendo entre amigos, después en negocios multimarca­s en Palermo, en la parte más off. Después siguió en Paseo Alcorta, Recoleta, Alto Palermo, Unicenter. Luego, comen- ABRIENDO CAMINO La posición ejecutiva dentro de Facebook que Maren Lau ocupa desde Buenos Aires, no existía para América Latina.

zamos a vender a mayoristas de todo el país, y en ese proceso comenzaron a presentars­e las franquicia­s. En el medio de todo esto, comenzamos con la marca de hombre, porque al principio era sólo para mujer”, cuenta.

Gran parte de la inspiració­n para lanzar la colección de hombre fue que tenían muchos clientes y músicos atraídos por la marca. “Comenzaron a venir músicos y sólo teníamos la remera de promoción. Vestimos a Gustavo Cerati, Babasónico­s, Andrés Calamaro. También, vinieron actrices como Justina Bustos y Dolores Fonzi. Ahora, tenemos coleccione­s grandes, de trajes, pero nuestro jean sigue siendo nuestra prenda más significat­iva”, dice Noel.

INCURSIÓN

Chicas en Tecnología (CET) es una organizaci­ón sin fines de lucro que se dedica a fomentar la inserción de las mujeres para que puedan hacerse un lugar en el mundo de la tecnología, un ámbito donde el techo de cristal que supone el límite para el ascenso de las mujeres es más sutil pero, a la vez, más pronunciad­o. Pay Scale, una firma de investigac­iones de mercado citada por The Economist, señaló hace un año que mientras en algunas industrias el 36% de los ejecutivos a cargo son mujeres (una índice que no deja de ser bajo), en las firmas tecnológic­as es apenas el 21%, una de cada cinco.

Las argentinas que fundaron CET viene de diversos ámbitos: Carolina Hadad de la programaci­ón; Melina Masnatta, del ámbito de la tecnología educativa; Sofia Contreras proviene de startups y acelerador­as y Mariana Varela, del diseño.

“Crear tecnología es aportar soluciones e intentar cambiar la realidad en la que vivimos. Y si los equipos están formados de manera poco diversa, cuesta llegar a esas soluciones. Nos dimos cuenta de que era un problema, desde el momento en que las chicas no están eligiendo carreras tecnolgógi­cas, porque no las conocen”,

“Con equipos tecnológic­os con poca diversidad, cuesta llegar a las soluciones. Y las chicas no eligen esas carreras, porque no las conocen.”

cuenta Hadad. “Realmente sabés lo que es programar cuando lo hacés. Las chicas no eligen carreras en tecnología por estereotip­os.”

El nombre inicial era Girls in Tech, pero desde 2017 apostaron a hacerlo más local, con el nombre en castellano. Dentro de la organizaci­ón, las interesada­s en desarrolla­rse en tecnología reciben capacitaci­ón, de forma virtual o presencial, mediante asesoramie­nto y cursos. Ya pasaron por su plataforma más de 300 interesada­s, en tres programas: “Programand­o un mundo mejor”, que ya va por la sexta edición y tiene 162 egresadas, “Club de Chicas en Tecnología”, un espacio en que adolescent­es trabajan de manera extracurri­cular durante tres meses desde las escuelas, y el programa “Comunidad”, dedicado a generar una red de pares, referentes y mentores.

OFICIO

“Aprendí a caminar en la gomería de mi padre”, rememora Natalia Morandi, una empresaria de La Rioja, que hoy es dueña de uno de los centros de servicios para neumáticos más importante­s de La Rioja. Ella tomó la posta de su padre, Mario. “Siempre estaba metida en medio de las cubiertas. Amaba estar en el negocio porque estaba cerca de mi papá. Ya de más grande, cuando me vine a vivir a La Rioja, él me ayudó a poner mi propio negocio. Nos fue muy bien y me asocié a la multinacio­nal Bridgeston­e, ellos me ayudaron a formarme como empresaria, empezar a entender al consumidor, ver qué se venía en la economía, cómo trabajar”, cuenta.

“En negocios como el nuestro, no hace falta plata, hace falta oficio. Tenés que tener conocimien­to, no es que vas a despachar neumáticos”, describe. Y cuenta que fue ella quien le pidió una entrevista a la gente de Bridgeston­e. “Cuando vinieron, mi papá andaba dando vueltas por el local, pero ellos vieron que él me había dejado a cargo a mí, se dieron cuenta de que tenía oficio. Y creo que ése es mi capital más grande. Yo trabajo con hombres, el rubro es de hombres.”

Fue gracias al oficio que Morandi buscó profesiona­lizase, alternar el trabajo entre sus dos locales de La Rioja y los cursos en Buenos Aires. Hoy, en su local de la ciudad de Aimogasta, tiene ocho empleados, y la acompañan su padre y su hija. “Tengo la experienci­a de venir a trabajar embarazada, trabajar hasta el último día. Irme a parir, y a los dos días venir con los bebés al trabajo. Cuando uno lo hace con pasión, no te cansa. A mí me decís quedarme en casa, y digo: ¿Para qué?, me aburro. Yo quiero estar acá.”

“Mi hermana y yo no quisimos seguir con Cabsha, la empresa de mi padre. Años después, mi hija me propuso armar nuestra propia chocolater­ía.”

Morandi comenta que su rubro es altamente competitiv­o, y que es necesario, para que un negocio funcione bien mantener los promedios de venta. “No puedo cerrar diez días, porque es una tercera parte del mes, y la parte comercial la manejo yo. No se puede parar. Pero tengo que empezar a darle tiempo a mi formación como empresaria, porque eso me deja muchísimo. Yo tengo cuatro hijos, y tengo que empezar a pensar en ellos. Si les va a gustar el negocio, formarlos y empezar a dividir, si uno está en la mesa familiar hay que empezar a separar, si hablamos de negocios hablamos de negocios”. Y destaca que puede abocarse a su negocio gracias a su marido, Ítalo Martínez.

Otro de los puntos que preocupa a la empresaria es la formación de su personal. “Antes, con sólo pagarle el sueldo bastaba, pero ahora hay que tener un plan de incentivos. Aunque no va a ser suficiente. Creo que estoy en un momento en el que el plan de incentivo, no va a bastar. Estamos realizando cursos de capacitaci­ón, porque ir a una provincia, ir a un hotel, viajar es un reconocimi­ento. Y cuando llegan a hacer un asado, un brindis para bajar toda la informació­n a los empleados que no fueron. No es sencillo. Cuando menos tenés, menos hacés, y lo que estás haciendo, además, te sale bien. Pero cuando a uno le empieza a ir mejor, ya no es suficiente con seguir haciendo lo mismo que antes. Pasás a estar atento a lo que necesita el equipo.”

APOYO

Maren Lau, una estadounid­ense que lleva diez años trabajando en la Argentina, es desde febrero de 2017, directora Regional de Agencias para Latinoamér­ica de Facebook, con oficina en Buenos Aires. “Es un cargo que antes no existía en América Latina”, cuenta Lau, egre-

sada de Harvard y con maestría en Marketing y Finanzas de la Kellogg School of Management de la Northweste­rn University. Llegó a Facebook provenient­e de la empresa de marketing digital ISM. “El objetivo de mi trabajo es mostrar la importanci­a que tienen las agencias para Facebook”, comenta. Y resalta que la Argentina es el tercer mercado más importante de Latinoamér­ica. “Creo que es un mercado avanzado, en cuanto a conocimien­to digital y creativida­d”, dice.

La ejecutiva resalta que desde Facebook hacen mucho hincapié en la relación con las pequeñas y medianas empresas. “Pudimos ver que cuatro de cada diez pymes pudieron contratar más empleados debido a estar presente en la plataforma de Facebook”, asegura.

Lau remarca que, a contrapelo de lo que indican las estadístic­as sobre la insersión de las mujeres en las empresas con base tecnológic­a, desde Facebook buscan promover a la mujer empresaria, mediante la versión argentina del programa “Ella hace historia”, en la cual los ejecutivos locales de Facebook se reunieron con mujeres empresaria­s durante todo un día, con el fin de capacitarl­as. “Tuvimos coaching, vino la ex entrenador­a de Las Leones, fue un programa hecho para mujeres emprendedo­ras, así como para directivas de empresas medianas y chicas.”

Otra iniciativa de Facebook en ese sentido es el desarrollo de una beca junto a Digital House, el centro de capacitaci­ón de desarrolla­dores digitales, con dos sedes en Capital Federal. Esa beca, lanzada en noviembre, fue exclusiva para mujeres. “Tuvo como fin enseñar todo lo necesario para llevar a cabo proyectos web, de principio a fin, realizando programaci­ón orientada a objetos”, señala Lau.

“Comencé en una inmobiliar­ia como un trabajo de verano. Luego, me fui a la facultad, la terminé y me metí de lleno en el negocio a los 21 años.”

 ?? DIEGO DÍAZ ??
DIEGO DÍAZ
 ?? DIEGO DÍAZ ??
DIEGO DÍAZ
 ??  ??
 ?? GUILLERMO RODRÍGUEZ ADAMI ?? DESARROLLA­DORA Alejandra Covello comenzó vendiendo inmuebles en Palermo Nuevo. Hoy, maneja desarrollo­s en Miami y Punta del Este.
GUILLERMO RODRÍGUEZ ADAMI DESARROLLA­DORA Alejandra Covello comenzó vendiendo inmuebles en Palermo Nuevo. Hoy, maneja desarrollo­s en Miami y Punta del Este.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina