Tau Delta y Dos Anclas.
Santiago de Diego creó la marca de saborizantes hace una década y desde 2009 viene produciendo para la centenaria marca de sal, que ahora le compró 60% de su emprendimiento.
Su vida profesional siempre estuvo ligada al paladar ajeno. En 2003, cuando lanzó su primer emprendimiento, Santiago de Diego se dedicó a plantar arándanos en Tucumán.
Tras dos cosechas exitosas y un traspié financiero, decidió arrancar de nuevo en Buenos Aires, con un producto que prácticamente no existía en el mercado local: una línea de aderezos para ensaladas.
Así nació, en 2008, Tau Delta. “En realidad, la idea original era arrancar con comidas deshidratadas, pero las primeras cadenas de supermercados a las que nos acercamos mostraron mucho interés en los aderezos y muy poco en lo deshidratado, con lo cual fueron los clientes los que nos marcaron el camino”, cuenta De Diego, hoy presidente de la compañía que fundó hace poco menos de una década. Luego sumaron una línea de salsas dulces.
El crecimiento de Tau Delta se hizo exponencial: incorporó tecnología para automatizar los procesos (“antes envasábamos y etiquetábamos a mano botella por botella y yo iba todos los días a los mayoristas a adquirir materias primas”, recuerda De Diego) y aparecieron los grandes clientes corporativos, que utilizan los aderezos en sus locales gastronómicos o los incorporan en sus propias propuestas: Subway, KFC, Wendy’s, YPF, Mostaza, Havanna, KraftHeinz, y El Club de la Milanesa, entre otros.
Hacia 2009, se había producido el primer acercamiento con Dos Anclas, una marca de Compañía Introductora de Buenos Aires con más de 100 años en el mercado argentino. “Nosotros no vendemos sal: vendemos sabor. Por lo tanto, estamos siempre evaluando opciones en el mercado, que nos permitan mejorar nuestra
oferta y la propuesta de Tau nos pareció original y una gran oportunidad”, señala Sergio López, gerente comercial de Dos Anclas.
De hecho, la compañía ofrece una variedad de productos cada vez más diversa, que incluye desde especias hasta productos de repostería, desde jugo de limón hasta salsas dulces para postres y desde aceite de oliva, vinagre y aceto balsámico hasta saborizantes. De modo que a partir de aquel año, la producción de salsas gourmet de Dos Anclas quedó en manos de Tau Delta.
EVALUACIÓN
La relación frecuente con Dos Anclas y su historia de casi 120 años en el mercado argentino, permitió a De Diego aprovechar esa experiencia para sopesar las fortalezas y debilidades de su propio emprendimiento.
“Somos ágiles, livianos e innovadores, hasta tal punto que nos toma la misma cantidad de tiempo lanzar un nuevo producto al mercado que lo que una multinacional demora en armar una reunión con el director”, bromea.
Pero, cuenta, esa moneda tiene dos caras. “Por estar tan inmersos en hacer lo que nos gustaba, dejamos de lado aspectos como administración, recursos humanos o manejo del flujo de caja”, agrega. Y concluye: “Aprendimos que, cuando se descuidan las bases, aquello que tardás años en construir se puede caer con una ventisca”.
Al mismo tiempo, el negocio de salsas gourmet experimentó un incremento notable para Dos Anclas, por lo que la empresa comenzó a evaluar una integración vertical hacia atrás.
Así nació la idea de esta alianza. Tau Delta aporta su experiencia y su llegada al mercado gourmet y Dos Anclas, su experiencia, su estructura
“Las buenas ideas solas a veces no alcanzan. Para pelear con los grandes es necesario poder disponer de tu lado de las mejores herramientas.”
empresarial (en especial, las áreas de finanzas, legales, producción, marketing y ventas) y sus canales comerciales.
En el plano formal, Dos Anclas adquirió el 60% de las acciones de
Tau Delta. “En este encuentro, se produjo una combinación perfecta de innovación con una sólida estructura comercial”, apunta López. “Además, el posicionamiento de Tau Delta es atractivo y en línea con nuestros objetivos –agrega López–. La idea es evaluar inversiones para mejorar la productividad y realizar nuevos lanzamientos de productos, manteniendo la independencia de marca y la personalidad de cada una.”
De Diego también se muestra entusiasmado: “Es una inmensa oportunidad y tenemos mucho trabajo por delante. Vamos a refrenar nuestros impulsos adolescentes para escuchar y aprender de la experiencia que nos aporta Dos Anclas”, cuenta, con humor. “Las buenas ideas solas a veces no alcanzan. Para pelear con los grandes, es necesario disponer de las mejores herramientas”, concluye.