Pymes

TITO ÁVALOS: “TODOS PUEDEN GENERAR LEALTAD A SU MARCA”

Especialis­ta en branding, autor de Lealtad a la marca, sostiene que todas las empresas tienen una historia para contar. “Es lo que hace Disney, pero tampoco hace falta ser Disney. Se trata de pensar cuáles elementos conforman la experienci­a de marca.”

- por Laura Andahazi Kasnya fotografía Diego Waldmann

Tito Ávalos es especialis­ta en branding y socio de La Cocina Estrategia y Creativida­d. A través de su agencia trabajó para Aguas Danone, Axion Energy y Coca Cola, entre otros clientes aunque, asegura, la gestión de marca no es un tema reservado para las grandes corporacio­nes. Quizás pocos se hagan un tatuaje con el logo de una marca como algunos fanáticos de Harley Davidson, pero la lealtad es posible tanto en una empresa grande como en una pyme. De eso habla Ávalos en Lealtad a la marca (editorial Paidós).

En principio, remarca Ávalos, es necesario que las empresas, especialme­nte las pymes, empiecen a entender que el branding es mucho más que tener un lindo logo y un nombre.

Entonces, ¿qué es branding?

Es llevar adelante una estrategia de comunicaci­ón basada en los valores de la marca, que no son otra cosa que los valores de la organizaci­ón. La gran función de una marca es achicar la brecha entre la empresa y su público.

¿Y cómo están las pymes en materia de branding?

En organizaci­ones planas como son las pymes, el trabajo de branding debería ser más sencillo, pero no es así, porque las pymes están más preocupada­s por el día a día que por el largo plazo. Y las marcas funcionan a largo plazo. Lamentable­mente, muchas pymes y emprendedo­res están en un estadio de marca muy rudimentar­io y se preocupan más por un nombre y un logotipo. Eso no es una marca, en todo caso es una pequeña parte.

¿Qué hay que hacer para generar lealtad?

Algunas organizaci­ones hacen muy bien tres cosas: tener muy claro cuál es la motivación que vienen a satisfacer, dar una buena experienci­a y contar muy bien el cuento (más allá de la caja negra de la creativida­d). Con esta trilogía, a la larga, se estaría generando un alto grado de lealtad a la marca. Es hipotético, no es fácil de hacer, pero también es mucho más sencillo de lo que parece.

¿Qué es una experienci­a de marca?

Si llego a un local de venta y resulta que sólo me encuentro con un vendedor vestido normal, que me trata de una manera normal, le hago preguntas, me contesta, termino comprando (o no) y me voy: no tuve una buena experienci­a de marca. No quiere decir que haya tenido una mala atención y me vaya a quejar, pero una buena experienci­a significa que, aunque sea momentánea­mente, suspendo mi idea de la realidad para vivir en otra realidad. Si yo entro a un local y me encuentro con que me envuelve sensorialm­ente porque tiene un color distinto, porque atienden de otra forma, porque el packaging es especial, la música es otra, y de repente huelo un olor nuevo, lo que hizo ese lugar es sacarme de mi realidad cotidiana de la calle para ponerme en otro lugar. Es lo que hace Disney, pero tampoco hace falta ser Disney. Es muy fácil de hacer, se trata de ponerse a pensar cuáles son los elementos que conforman parte de la experienci­a, cómo es la música de fondo, si los cuadros que pongo, por ejemplo en un consultori­o, hablan de la marca o de su promesa. Si en un estudio de abogados, en la sala de espera me ponen un número de la revista La Ley de hace dos años, hay un problema, esa persona no entendió que ésa es una extensión de su oferta.

¿Todas las empresas tienen una historia para contar?

Sí, yo creo que sí. En una historia hay dos componente­s; la historia en sí y la estética de la historia. Todas las organizaci­ones están por alguna razón y las razones, por lo general, no pueden ser replicadas, porque tienen el ADN de las personas que la lideran. En una pyme, por lo general, hay alguien que que vio algo, así estemos hablando de vender más barato. Eso también es una buena historia, todo depende de cómo la cuente. Ahí entramos al terreno de lo plástico, de la estética, donde entra a jugar la creativida­d y la emotividad para contar la historia.

Sin vender humo...

Una cosa es contar una historia de manera atractiva y otra es armar una historia falsa. Yo creo fervientem­ente en la sustentabi­lidad de la comunicaci­ón: si no contamos lo que verdaderam­ente creemos o somos, vamos a estar perdidos en algún momento. Pero a veces se exagera tanto la comunicaci­ón, que se queda muy al borde de la mentira. Hacer atractivo algo no significa mentir, pero se necesita creativida­d.

¿Cuáles son los principale­s errores de las empresas?

Las organizaci­ones no piensan cuál es el conflicto que vienen a resolver, cuáles son los personajes que van a poner en juego y cuál es su meta final. Algunos te dicen que están haciendo, por ejemplo, una aplicación para que la gente pueda estudiar: ésa no es la razón, ése es el producto. La pregunta busca interpelar a la persona y la lleva a pensar cuestiones que a veces son muy iluminador­as.

¿Qué espera un cliente leal de la marca?

Lo que todos los seres humanos queremos es construir nuestra identidad y tener un sentido de pertenenci­a. Cuando nos volvemos fanáticos de una marca, es porque me define y me hace pertenecer a una tribu que me identifica. La lealtad se construye a base de crearle identidad al otro y decirle que pertenece a un grupo de personas que piensan de determinad­a manera. No digo que todos puedan hacen esto, pero las marcas que lo consiguen alcanzan altos porcentaje­s de lealtad. En el dominio de la dimensión psicológic­a, la narrativa y la lúdica es donde se va a jugar el futuro de la marca.

Todo esto, además, cuesta plata…

Sí, mucha plata y tiempo. Por eso el esfuerzo tiene que volver traducido en beneficios: o pagan más por vos, o te compran más seguido, o no te abandonan cuando cometés un error.

¿Cuáles son los canales para generar esa lealtad?

Puede ser un local, una oficina, un sitio web, una recepcioni­sta. Si sos una tienda online, tu sitio tiene que ser maravillos­o, no podés tener una página en la que no cuentes por qué hacés lo que hacés y mantener la conversaci­ón con tu público. No hace falta tener todo, se debe manejar de acuerdo con los recursos que se tienen.

¿Es un error habitual de las pymes?

Sí, es habitual. Creen que tienen que estar en todos lados. Tienen que estar en los lugares correctos. ¿Cómo se definen esos lugares? Fijándose dónde está tu público. Ahí es donde hay que desplegar a la máxima potencia el punto de contacto, es decir, definir cuánto puedo envolver sensorialm­ente a mi cliente. Si tengo el local a la calle y tengo la posibilida­d de hacer un ambiente en donde el cliente pueda participar, cocrear, comunicar y compartir fotos, no puedo no intentar hacerlo.

“Los seres humanos queremos construir una identidad y sentido de pertenenci­a. De ahí el fanatismo por algunas marcas.”

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