“El supermercado del mundo es una expresión de deseos”
Gustavo Grobocopatel. Grupo Grobocopatel.
¿Ahora sí podremos ser el supermercado del mundo?
Es una expresión de deseos. Para ser supermercado del mundo primero tenés que estar integrado comercialmente al mundo y la Argentina no está integrada, por la falta de políticas públicas, desde hace años. Si vos querés venderle a Europa productos con valor agregado, tenés un escalamiento arancelario que hace prácticamente imposible vender. El supermercado del mundo depende de que estemos integrados, depende de la tecnología y de un montón de inversiones. Son inversiones que primero tienen que hacer los locales. Y como los excedentes de los productores locales se los lleva el Gobierno, entonces no tienen excedentes para reinvertir. Hay un montón de cosas para resolver para ser supermercado del mundo.
¿El tipo de cambio ayuda para exportar hoy?
Un tipo de cambio desfasado puede ser un aliciente, o bien algo que deprima la exportación. En la Argentina, básicamente, tenemos costos de todo tipo que nos hace poco competitivos, como los costos logísticos y la presión impositiva. Es más: nuestros impuestos son impuestos a las exportaciones. Son impuestos que deterioran la competitividad para exportar. Son muchos años sin invertir en fábricas y en productividad, hay poca inversión en investigación y desarrollo, hay poca innovación en muchos aspectos. La suma de todo esto va más allá del tipo de cambio: no exportamos porque tenemos cuestiones estructurales que lo impiden.
¿Las retenciones sirven en esta coyuntura?
Creo que todos tenemos que hacer un esfuerzo. En ese contexto creo que es un momento para apoyar. Pero este esfuerzo debe tener algún tipo de visión, de salida, de saber cómo termina la película. Con estas condiciones es muy difícil invertir, es muy difícil ser supermercado del mundo, es muy difícil diversificar la matriz exportadora y crear nuevos empleos. Ésta es una estructura de emergencia que debe desaparecer lo antes posible.
¿Hay una salida a corto plazo?
Creo que siempre hay sorpresas, a veces son negativas y otras veces, positivas. Prefiero pensar en las positivas. Creo que vamos a un año donde el sector agropecuario va a producir mucho más y va a exportar mucho más. El sector energético, con Vaca Muerta, va a generar superávit. Con este tipo de cambio, el turismo local se va a incrementar. Creo que hay señales positivas desde ese lado, pero hay señales negativas desde lo que está vinculado con el consumo interno. Quizá, el año que viene no va a ser tan malo como en los próximos seis meses y es probable que sea el comienzo de una salida; y para que eso sea consistente y sustentable, esa salida se tiene que basar en cambios estructurales y no en un golpe de suerte mágico.
¿Cómo ve los meses inmediatos?
Éste es un año bastante complicado y el mismo Gobierno lo dice. Tenemos una recesión importante, una inflación que todavía no cede y tenemos pérdidas de puestos de trabajo. Los meses que vienen van a ser muy duros. Creo que el año que viene esta tendencia debería revertirse, pero no sé con qué magnitud.
¿El agro dará buenas noticias?
Lo que sí sé es que el sector agropecuario va a empezar a generar buenas noticias a partir de enero o febrero y después tendrá muy buenas noticias a partir de mayo, junio o julio. El turismo interno también va a generar muy buenas noticias a partir de 2019. La lectura de la coyuntura es aprender a mirar con una perspectiva más amplia: desde dónde venimos y hacia dónde vamos. Creo que vamos a tener shocks, volatilidad y algunas dependen de temas internos, otras dependerán de temas externos.
Creo que los problemas que hay en el mundo son mucho más graves de lo que nosotros pensamos e impactan mucho más de lo que nosotros suponemos.