Premios NAVES.
Varios de los los premios de la edición 2018 de Naves son casos con un un marcado foco de acción centrada en el medio ambiente y el medio social, más que el negocio en sí. por MaxiMiliano kronenberg
Un total de 1.500 proyectos de rubros tan disímiles como salud, educación, agro, diseño, tecnología, gastronomía y turismo participaron de la vigésima edición de los Premios Nàves, la iniciativa que lleva adelante el IAE Business School. De esos proyectos, más de 800 correspondieron a pymes o emprendimientos startups.
El programa Naves consiste en albergar a los proyectos premiados para contribuir a su desarrollo, mediante la capacitación del IAE y también con el apoyo a empresas ya consolidadas a desarrollar nuevas iniciativas de proyectos para que puedan innovar y renovarse. El programa cuenta con el apoyo del Banco Macro como principal red de financiamiento.
En las 11 sedes distribuidas en todo el país, las empresas inscriptas pasaron por instancias clasificatorias hasta que quedaron 14 finalistas,
“Habrá un proceso de involucramiento activo: antes tirabas los productos descartables a la basura pero ahora podés hacer una huerta con estos desechos”.
equivalentes a 42 emprendedores, según la categoría: “Idea de negocio”, “Empresa naciente” y “Nuevo proyecto de empresa en marcha”.
En Naves 2018 hubo dos ganadores por cada rubro y uno de ellos se llevó el premio mayor, el viaje a Israel, el país con más emprendimientos e ideas innovadoras en el mundo que ofrece la posibilidad de ampliar el conocimiento y perfeccionar la estrategia, crecer a escala global y seguir extendiendo la red de contactos en el exterior.
En este informe, te presentamos a los ganadores de la edición 2018.
ECOSISTEMA
“No somos una fundación, somos un ecosistema. Nuestra especialidad está en crear metodologías, espacios, contactos, formas, consejos y herramientas para cambiar la vida a alguien en situación de vulnerabilidad, con los contactos, las herramientas y las guías”, explica Gonzalo Erize, fundador de la ONG Saun junto con los hermanos Tomás y Sebastián Méndez Trongé.
Erize, licenciado en Recursos Humanos, cuenta que en 2014 estaba de vacaciones en Laos y se topó con un niño, Saun, que vivía en la jungla y padecía de Hirschsprung, una enfermedad en el colon que puede derivar en consecuencias irreversibles. Erize suspendió sus vacaciones y se quedó 120 días con el pequeño, a quien trasladó a Tailandia hasta que dio con el médico indicado para salvarle la vida. “Esa experiencia me cambió la vida por completo, me di cuenta de que una persona común y corriente como yo le puede cambiar la vida a alguien”, cuenta. En 2016 creó Saun, a la cual define como una entidad con foco en una ayuda específica, no en la problemática social: “Es un Uber de ayuda”.
Tras haber ganado el premio Naves, viajó a Israel a intercambiar experiencias con centros de desarrollo. “Entramos en contacto con empresas innovadoras que están trabajando a través de tecnologías exponenciales. Cada debilidad que
“La ecoEstufa tiene un muy alto rendimiento energético, su eficiencia energética medida es del 80%, cuando la de una salamandra típica es del 20%”.
ellos tenían la convirtieron en fortaleza y esa tecnología que crearon la vendieron al mundo. Además, conocer la cultura israelí fue lo mejor del viaje”, agrega.
Desde su creación, Saun puso su estructura al servicio de 45 personas que, a su vez, aportaron su esfuerzo para mejorar la vida de otras personas. Ahora, con el premio y la ayuda de Naves, espera que su metodología de brindar “ayuda para ayudar a otros” pueda atravesar cualquier frontera: “Si vos tenés la iniciativa de ayudar a otro, estés donde estés, queremos que tengas este ecosistema a tu lado”.
ENVASES PLANTABLES
Growpack ofrece productos de packaging como vasos, apoya-vasos y ensaladeras, entre otros, elaborados con las semillas del maíz. El emprendimiento nació de una idea de Sean Tenorio, un estudiante de Veterinaria que en un viaje al exterior descubrió cómo extraer las semillas del maíz para desarrollar packaging sustentable. Interesó a su amigo Exequiel Bunge, un ingeniero industrial de 25 años y luego a Martin Blankenhorn, estudiante de Administración de Empresas.
Bajo el eslogan “Plantable”, Growpack desarrolló este packaging compostable con las semillas de maíz que pueden volver a utilizarse y producen alimentos cuando regresan a la tierra. Además, su proceso de descomposición es de seis meses, contra los 450 años que demora el mismo envase pero de plástico.
Growpack fue elegido finalista en la categoría “Idea de negocio” por el desarrollo de este novedoso packaging que tiene “triple impacto” económico, social y ecológico. “Somos una opción de impacto ambiental positivo. Nuestra idea germina a partir del concepto de la economía circular; de tener en cuenta nuestra materia prima hasta donde termina, pudimos identificar que el maíz es una planta que ofrece la posibilidad de desarrollar un material similar al cartón y con eso podemos moldear un abanico muy
“Queremos hacer el mayor parque solar de Latinoamérica en la estancia Guañizuil. Necesitamos unos 4 ó 5 años para lograrlo”.
grande de productos para el consumo masivo y de descarte diario”, agrega.
Con varios clientes y proveedores en carpeta, Growpack estará en funcionamiento a partir de mediados de este año, agrega Tenorio.
ESTUFA ECOLÓGICA
Las estufas ecológicas, hechas a partir de materiales reciclados y alimentadas con desechos orgánicos, ya se vienen haciendo en distintos lugares de la Argentina desde hace tiempo. En 2016 el profesor Mariano Campi ganó el Premio Comunidad a la Educación, de la Fundación La Nación, por la construcción de viviendas en barrios carenciados con estufas tipo rocket, que hacen un aprovechamiento calórico integral.
Pero Pablo Durán y Marcos Nahuel Cangelosi lograron, con su emprendimiento Ecomanos, llevar la estufa ecológica a un reconocimiento tanto a escala nacional como en el exterior.
Durán, estudiante de Ingeniería Aeronáutica y de Ingeniería Industrial en la UTN encaró junto a Cangelosi, estudiante de Ciencias Ambientales de la UBA, el desarrollo de una estufa a partir de un trabajo comunitario en la Sociedad de Fomento El Rincón de Tortuguitas, en José C. Paz.
“Vimos que en invierno los chicos pasaban frío en el almuerzo”, cuenta Durán. Con conocimientos de ingeniería aeronáutica y aplicando herrería básica, Durán y Cangelosi crearon la “ecoEstufa” con materiales metálicos reciclados, alimentada con basura orgánica (restos de podas, hojas secas, pasto seco, cartones, cajones y maderas de descarte). Cuentan que su ecoEstufa tiene un muy alto rendimiento energético, que no produce humo ni particulado y que el monóxido de carbono es canalizado al exterior. Además, agregan, su eficiencia energética medida es del 80%, cuando la de una salamandra típica es del 20%. Su proyecto ganó primero la edición de Naves Rosario y con la beca participaron de la fase nacional en el
IAE, en la categoría Empresa Naciente a nivel Nacional. Cuentan con dos unidades de negocios: la venta de ecoEstufas listas para instalar y los Talleres y Capacitaciones comunitarios.
Además del premio Naves, el desarrollo de la ecoEstufa permitió a EcoManos obtener diferentes premios y reconocimientos, como “Emprende Conciencia”, por la Fundación Invap y el Ministerio de Producción de Nación, así como el galardón Innovar, del Ministerio de Ciencia y Tecnología. También ganó el concurso Proesus de emprendimientos sustentables que entrega la Secretaría de Ambiente y Sustentabilidad de la Nación.
En el exterior, obtuvo el cuarto puesto en los Premios Latinoamérica Verde en la categoría Energía, el 27º lugar en Ciudades Sustentables y el 36º puesto en Desarrollo Humano dentro de los Top#500 de Proyectos de Mayor Impacto de Latinoamérica.
PARQUE ENERGÉTICO
Horacio Vásquez trabajaba en una multinacional, en Chile, dedicada a la industria de energías renovables con el propósito de vender proyectos de energía eólica o solar a sus clientes en Sudamérica, hasta que en 2016 renunció para crear su compañía, Leader Energy. “Llevaba 10 años en la industria viendo cómo se desarrollaban los negocios hasta que convencí de pasarme al otro lado”, cuenta. “Tengo 34 años, soy joven y si no aprovecho ahora, nunca más voy a hacerlo”, y cruzó la Cordillera.
La compañía desarrolla y vende proyectos de energía solar, con un portafolios de proyectos solares eólicos de casi 1.000 megawatts en la Argentina.
Leader Energy ganó todas las licitaciones en el parque solar de la localidad de Iglesia (San Juan) para los próximos 30 años. Sus clientes son: Jinko Solar (el mayor fabricante de paneles solares en el mundo, de origen chino), Enel Green Power (la principal multinacional de energías renovables en el mundo y actual dueño de Edesur), Scatec Solar y Equinor –dos multinacionales de energías de Noruega–, y Martifer (Portugal), que construyó varios parques solares en el mundo.
En Leader Energy trabajan ocho personas, repartidas en las oficinas de la Argentina, Chile, Colombia y España. La empresa fue finalista de los premios Naves 2018 como “Empresa naciente” y recibió seis meses de capacitación para ajustar su modelo de negocios. “Somos una startup a la que le está yendo bien. No somos una idea o un potencial negocio. Nos eligieron porque nos estamos consolidando”, dice Vásquez. Uno de sus proyectos, dice, es hacer “el mayor parque solar de Latinoamérica” en la estancia Guañizuil, de San Juan, donde están llevando adelante proyectos solares. Son 260.000 hectáreas. “Queremos que sea el lugar más grande de Latinoamérica en energía solar. Ya tenemos 209 megawatts y queremos llegar a 800 megawatts. Necesitamos entre cuatro y cinco años para lograrlo”.
TELGOPOR BIODEGRADABLE
Hongos del Valle comenzó a partir de una tesis de grado presentada por la bióloga Ayelén Malgraf. “Me llamó la atención la cantidad de rastrojos agrícolas desperdiciados, así que comenzamos a evaluarlos en laboratorio para producir hongos comestibles”, cuenta. Con 15 años en el mercado, este emprendimiento ubicado en la zona de Cerrillos, en la provincia de Salta, se dedica al desarrollo de distintas variedades de hongos comestibles en diferentes
“Me llamó la atención la cantidad de rastrojos agrícolas desperdiciados, así que los evaluamos en laboratorio para producir hongos comestibles”.
presentaciones: frescos, secos y kits de autocultivos. Malgraf, fundadora y CEO del emprendimiento que transforma residuos agrícolas en alimentos, cuenta que se inscribió para participar en los premios Naves 2018 a sugerencia de una compañera. Salió finalista, a partir del impacto de su proyecto de bioempaques: utiliza rastrojos de la agricultura para formar distintos tipos de embalajes que reemplazan el poliestireno expandido o telgopor. El micelio de los hongos actúa como “pegamento” y permite la creación de materiales resistentes a la humedad e impactos, y a la vez es biodegradable. A partir del reconocimiento de Naves, Malgraf está proyectando una planta elaboradora de bioempaques y nuevas plantas satélite. “También apuntamos a seguir creciendo en la producción de hongos comestibles, expandiendo los cultivos y abarcar nuevos mercados”.
CERTIFICACIONES
Desde los años ’80, DomínguezLab brinda servicios dedicados al cuidado de la salud, con especialización en la certificación de bioequivalencia para exportar medicamentos en Latinoamérica y Asia. También trabaja en las certificaciones de inocuidad de alimentos como la leche, la miel y la carne de exportación.
Recientemente lanzó CRO-VET, desde donde ofrece servicios a la industria farmacéutica veterinaria mediante la realización de estudios de eficacia, seguridad, residuos y bioequivalencia. El proyecto fue realizado por Ariadna Vanesa Prinsich, Luciano Risso, Mario César Domínguez, Natalia Marina Cardillo y Carlos Walter Bertoncini y fue premiado por Naves.
“Esta nueva unidad de negocios ofrece servicios de investigación clínica por contrato (CRO) para certificar la eficacia, seguridad e inocuidad de medicamentos de uso veterinario (VET) que son empleados para el tratamiento de enfermedades en animales de producción y animales de compañía”, explica Natalia Cardillo, directora de Unidad de Investigación Clónica Animal de DomínguezLAB. Tras el premio, participaron del programa de capacitación en el IAE. “Pudimos mejorar nuestro modelo de negocio, principalmente a partir del networking. Además, pudimos fortalecer nuestro proyecto con la mirada externa”, señala Cardillo.