Emprendedoras
Pese a que son líderes en cuatro de cada diez emprendimientos, la brecha de género sigue vigente.
Son dueñas de casi 4 de cada 10 empresas chicas. Pero persisten las asimetrías.
Las mujeres destacadas en el ámbito de los negocios siguen siendo, transcurridas practicamente dos décadas del siglo XXI, una minoría llamativa no sólo en la Argentina sino en el mundo. Tal como destacó en septiembre un informe de la plataforma de gestión Carta, difundida por Bloomberg, en las empresas tecnológicas de Silicon Valley las mujeres que obtienen compensaciones salariales con acciones (la “vía rápida” para que un empleado jerárquico pueda volverse rico cuando una startup irrumpe exitosamente en la Bolsa) captan menos de la mitad que sus colegas varones: 47 centavos de dólar, por cada dólar en acciones que hacen los hombres.
La muestra de Carta, sobre los ingresos de 180.000 empleados de 6.000 empresas, no hizo más que poner en evidencia que la brecha de género no reconoce fronteras, ni siquiera en el principal centro de desarrollo tecnológico del mundo.
En la Argentina, el avance de la mujer en la inserción laboral, incluidos los puestos jerárquicos y la propiedad de empresas, ha sido uno de los sucesos de mayor relevancia social y económica de la última mitad de siglo, según destacó el trabajo “Obstáculos y oportunidades para las mujeres en el mundo de las Pequeñas
y Medianas Empresas”, publicado en octubre por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC). Sin embargo, agrega el trabajo, desde principios de los años 2000, la participación laboral femenina declinó y, actualmente, sólo una de cada dos mujeres trabaja o busca empleo.
El trabajo de CIPPEC, a cargo de Florencia Caro Sachetti, Matilde Karczmarczyk y José Florito, indaga en particular sobre la inserción de las mujeres en el ámbito de las pequeñas y medianas empresas y los datos corroboran, con estadísticas, lo que puede ser observado de manera cotidiana: si bien la mujer cobra relevancia dentro del entramado pyme por el hecho de ser protagonista de sus propios emprendimientos, eso no significa que sean ellas las que obtienen la fuente de financiamiento para comenzarlo. Pero cuando la medición indaga
cuestiones más detalladas, como el poder de decisión en las empresas, o la cantidad de mujeres que acceden a cargos jerárquicos o a puestos laborales full time, el rol de la mujer queda en franca minoría.
PROPIEDAD
Un dato no menor del trabajo de CIPPEC es su metodología ya que, como señala en su introducción, no hay estadísticas concretas que establezcan las diferencias entre varones y mujeres en el universo de las pymes de la Argentina. Desde ese punto de partida, CIPPEC hace su propia elaboración a partir de diversas fuentes de información: cruza datos duros como la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec y la Encuesta de Empresas del Banco Mundial (2017), con encuestas sectoriales como son “Future of Business” (compilada por Facebook en colaboración con OCDE y el Banco Mundial) y “Morning Consult” (a empresas con una página de Facebook).
“En la Argentina, existen actualmente 539.470 empresas clasificadas como PYME según el Ministerio de Producción”, señala el informe. ”La Encuesta de Empresas del Banco Mundial estima que, en promedio, 57,8% de las firmas tienen participación femenina en la propiedad. Sin embargo, sólo el 7,9% tiene mayoría femenina y 8% de las empresas cuenta con al menos una mujer en puestos de alta dirección”. El trabajo agrega que en empresas medianas y grandes (más de 100 empleados), apenas 3% de sus accionistas controlantes son mujeres y sólo un 6,9% de mujeres acceden a puestos de alta dirección.
Esa tendencia se verifica en datos del Indec: mientras casi cuatro de cada diez dueños o cuentapropistas son mujeres, la proporción de mujeres dueñas baja a la mitad cuando las empresas son más grandes.
“Esta subrepresentación femenina en la propiedad o en puestos de mayor jerarquía en una pyme se verifica en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)”, señala el trabajo. “En el primer trimestre de 2018, del total de personas que declararon trabajar como patrón o cuenta propia, el 39% eran mujeres. Esta proporción cae a medida que se incrementa el tamaño de la empresa: mientras el 39% de las empresas unipersonales es de propiedad femenina, sólo el 22% de las firmas de entre 40 y 200 empleados pertenece a una mujer”.
En otras cuestiones, las diferencias de género no son relevantes. En cuanto al modo de adquisición, relevó el estudio, el 93% de las mujeres son fundadoras, en comparación con el 91% de los varones. Son muy pocos los que declaran haber comprado una firma existente (4% de varones y 2% de mujeres) y también coinciden, entre las razones para comenzar una empresa, en la independencia laboral que otorga un emprendimiento personal (22% de varones y 20% de mujeres), así como la búsqueda del emprendimiento propio para tener una fuente de ingresos s (21% de varones y 20% de mujeres). En cambio, a escala mundial, el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), del Banco Mundial, revela una mayor predisposición de las mujeres a empezar un emprendimiento por necesidad (25%) que los varones (18%).
Entre los desafíos, CIPPEC destaca que las
pymes cuyas propietarias o encargadas son mujeres, encuentran mayores barreras en torno al acceso al financiamiento, la inversión en infraestructura, la existencia de capital social, y la posibilidad de crecer, exportar y formar parte de cadenas de valor internacionales.
Sobre la distribución por rama de actividad, el trabajo señala que las mujeres se concentran en comercio, hotelería, restaurantes, y servicios comunitarios, sociales, personales y de salud. Y los varonesse enfocan en comercio, hotelería y restaurantes, servicios financieros, inmobiliarios y empresariales, y en transporte, almacenaje y comunicaciones, verificando la existencia de “paredes de cristal”.
Otra cuestión que aborda el trabajo de CIPPEC (y que, en esta producción, desarrollan de manera detallada las integrantes del equipo de Quales) es la segregación horizontal, un concepto que se refiere a sectores laborales donde las mujeres son minoría, a menudo por autoexclusión.
El trabajo de CIPPEC señala que mientras los hombres buscan actividades “que les garanticen ingresos en el futuro”, para ellas “es más importante que las barreras de ingreso al sector sean bajas”. Este análisis, agregan, “da cuenta de los fenómenos de segregación horizontal y vertical que experimentan las mujeres en el mundo PYME e impiden su pleno desarrollo profesional. Dado el rol fundamental de las pymes en la economía argentina, resulta esencial asegurar las condiciones necesarias para mitigar las desigualdades por género y promover el goce efectivo de los derechos de las mujeres en el mercado laboral”.
Pymes salió a hablar con ellas para ver qué hay detrás de estos números, sus historias y desafíos concretos. Son empresarias que en algunos casos se formaron para ejercer el liderazgo desde la cuna y, en otros, terminaron liderando un equipo casi forzadas por las circunstancias. Los relatos transmiten esa fuerza, a veces generada desde la fragilidad.