“Los latinos somos lapidarios con el fracaso”.
Es director del Instituto para el Emprendimiento Sostenido (IES) de la Universidad EAN de Colombia, hoy una de las mejores incubadoras universitarias del mundo. Reclama a las corporaciones más lugar para los emprendedores chicos.
En 2018 la incubadora universitaria EAN Impacta, durante la ceremonia de premiación del World Incubation Summit (WIS), recibió de la red sueca UBI Global un reconocimiento que la posiciona como la doceava mejor incubadora universitaria del mundo - entre 1.600 que fueron evaluadas - y la más importante de Colombia. Detrás de este logro están Francisco Matiz, que dirige desde 2016 el Instituto para el Emprendimiento Sostenido (IES) de la Universidad EAN y que tiene a su cargo el programa de incubación.
“Somos como una startup al interior de la universidad, estamos constantemente diseñando, probando, evaluando e incluso equivocándonos”, reconoce Matiz, quien en abril visitó Buenos Aires, en un viaje a la universidad UADE y a su Centro de Emprendedores.
Durante aquella visita, Matiz reservó un espacio de su apretada agenda para dialogar con Pymes.
¿Qué perfil de emprendedor necesitamos en la región?
Desde EAN queremos que los emprendedores sean parte del cambio generando empresas de triple impacto. Estamos en un momento histórico con los problemas sociales y ambientales. Por lo tanto, pensando en nuestros futuros profesionales, esperamos que no solo sean creadores de empresas y generadores de puestos de trabajo, sino que también que puedan hacerlo conscientes del entorno en el que están sustentablemente.
¿Quedó superado el divorcio entre la universidad y la empresa?
Hemos empezado a desarrollar esquemas formativos en el aula a partir de una relación directa con las empresas de identificación de retos, llevamos a la universidad determinadas problemáticas de las compañías que necesitan resolución. Durante el semestre el profesor despliega los conceptos teóricos, pero para que los estudiantes los vayan aplicando a las problemáticas de las empresas y generar asi soluciones aplicables.
En Argentina un el modelo inspirador es el israelí.
Israel es la Strartup Nation; un paradigma como Silicon Valley.
Sin embargo creo que los modelos en general no son replicables, en todo caso son adaptables. Parte de la esencia de lo que tenemos que empezar a entender es que todos tenemos condiciones diferentes; no necesariamente lo que funciona en Tel Aviv va a funciona en nuestra
región, incluso lo que puede funcionar en Argentina no necesariamente va a funcionar en Colombia.
¿Cuáles son esas características que podrían ser adaptables o inspiradoras?
Entender el fracaso como un aprendizaje es algo que el modelo israelí tiene muy claro. Los latinos en general somos muy duros; cuando el emprendedor tiene un error casi que se siente lapidado y quizás allí hay un potencial gigante. Una de las premisas de los grandes fondos de inversión es no invertir en emprendedores que no hayan quebrado al menos una vez. Otro punto, que estoy trabajando fuerte en Bogotá, es el de sensibilizar al gran empresario de su responsabilidad con el fomento del tema del emprendimiento, las grandes empresas tienen la responsabilidad de generar espacios en su cadena de valor para los nuevos. El principal problema de los emprendedores no es cómo financiarse sino cómo lograr la primera venta. En este punto, apelo también a sensibilizarse con los tiempos de pago; en Colombia hay todo un movimiento para que las empresas paguen en tiempos justos a los emprendedores. Las empresas pagan de 120 a 150 días y eso asfixia a cualquier pequeño emprendedor que a su vez debe pagar a sus proveedores, también grandes empresas, que les cobran de contado o a 30 días. Son los pequeños que terminan financiando a los grandes, y eso no es justo.
¿Qué es IES y cuál es su misión en el contexto de la universidad EAN?
IES es una unidad estratégica de la universidad, es el resultado de la evolución del germen que dio nacimiento al EAN. Nacimos como un centro de emprendedores que se convirtió en universidad; esto le dio una lógica diferente. El EAN se fundó hace 53 años como Escuela de Negocios, con cursos administrados por una unidad que se llamaba Programa Emprendedor que fue evolucionado hasta convertirse en el IES. Nos encargamos de la formación trasversal de más o menos unos 10 mil estudiantes al año, ya que todos deben tener formación en estos temas, más allá de la carrera que estén cursando.
Y la incubadora.
En 2016 decidimos crear el programa, impactar socialmente empoderando a nuestra propia población estudiantil para que salidos de la universidad puedan tener sus propios negocios y generar nuevos puestos de trabajo. Llegan unos 300 chicos al año, enrutamos a unos 150 y quedan incubados alrededor de unos 35 proyectos. A medida que avanzan por las diferentes etapas de programa van teniendo acompañamiento más personalizado con un tutor coach. En la última fase los acercamos a empresarios de primer nivel para que los apadrinen; para ésto nos ayuda mucho la fundación Endeavor. Todo esto es gratuito tanto para los estudiantes como para los graduados.
Endeavor, una hacedora de unicornios.
En Colombia tenemos un Unicornio que es Rappi. Pero soy un poco crítico respecto a la categorización; temo que pueda creerse que el indicador de éxito del proceso emprendedor sea llegar a ser un Unicornio o que un país debe lograr tener muchos. Èn vez de criaderos de unicornios, tenemos que tener zoológicos con unicornios, pero también con alguna gacela y algún que otro chimpancé. Sino estamos distorsionando la dinámica del mercado; debemos dejar a cada emprendedor evolucionar en función de sí mismo, de sus características y no presionarlo con que
ser.• tienen que llegar a