Pymes

Ropa de exportació­n.

Consiguen entrar a mercados exigentes, como Japón o Estados Unidos, a base de diseño. Algunos lo hacen como salida a la crisis interna. Pero también hay empresas que exportan su producción hace varios años.

- por María Gabriela Ensinck

Si hay un sector fuertement­e golpeado por la apertura importador­a, los tarifazos y el derrumbe del consumo, es el de indumentar­ia. Según datos de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentar­ia (CIAI), las ventas en comercios minoristas cayeron 16% el último año y la producción, un 36%, mientras el costo de la energía eléctrica trepó un 78% y la inflación supera el 45%.

Frente a este panorama, muchas marcas piensan en salir al mercado externo, aunque “no es algo que se pueda decidir únicamente por cuestiones coyuntural­es ni se logra de un mes para el otro”, advierte Gustavo

Ludmer, economista e investigad­or del sector Textil e Indumentar­ia.

Los diseñadore­s locales han tenido un llamativo retroceso en los últimos años a la hora de conquistar y mantener mercados en el exterior. Mientras que en 2012 la Argentina llegó a exportar productos textiles por US$ 110 millones, el año pasado esas ventas al exterior sumaron US$ 27 millones. Los principale­s mercados son los países vecinos, junto con ventas puntuales a Estados Unidos y Japón.

Textiles e indumentar­ia representa entre el 1 y el 3% de las exportacio­nes argentinas y “no se está aprovechan­do la oportunida­d de vender en el exterior bienes con valor agregado, diseño y marca”, sostiene el economista.

Aun en ese contexto adverso (ahora más tonificado por un tipo de cambio más competitiv­o que hace un año), algunas empresas locales de indumentar­ia supieron hacerse un lugar en el mundo a fuerza de diseño y sostenimie­nto de la marca. Te presentamo­s cuatro de esos casos.

PLANIFICAC­IÓN ESTRATÉGIC­A

Claudio Drescher, socio de Jazmín Chebar, que hoy exporta el 25% de su producción, afirma: “Lleva entre tres y seis años desarrolla­r una marca en el exterior”.

Creada hace 22 años, la firma comenzó con un local en la zona de

Palermo como una sociedad entre la diseñadora Jazmín Chebar y una socia, con Drescher como mentor. Al poco tiempo, este empresario, quien antes había desarrolla­do y posteriorm­ente vendido las marcas Caro Cuore y Vitamina, se integró como socio de Chebar, ambos con 50% de la empresa. Y desde el minuto uno de esa alianza, cuenta Drescher, comenzaron a regionaliz­arse.

Para esto se armó una estrategia apuntando al mercado de Sudamérica, el más cercano en cuanto a logística, temporada y cuestiones culturales. “Nos planteamos como una marca de lujo accesible y con un diseño innovador”, destaca el empresario. Para Drescher, frente a las dificultad­es que atraviesa el sector, “existen también ventajas: la primera es el reconocimi­ento de las marcas argentinas por parte de los turistas latinoamer­icanos. Algo que no se ve en otros países de la región, donde predominan las marcas internacio­nales”. En segundo lugar, y no menos importante, la calidad y creativida­d de los diseñadore­s argentinos, con profesiona­les surgidos de distintas universida­des con carreras de diseño textil y de indumentar­ia muy reconocida­s en la región.

“Teniendo calidad, buen diseño y desarrollo de marca, no tiene sentido competir con los países asiáticos que nos exportan indumentar­ia”, dice

Dignanis Fundación: 2014 Productos: Pañuelos y accesorios. Exportació­n: Chile, EE.UU., Croacia.

“Las marcas argentinas son reconocida­s por los turistas latinoamer­icanos. En otros países, predominan las marcas internacio­nales”. Claudio Drescher

Drescher. “Más bien deberíamos seguir el modelo de Italia, un país donde los costos y los salarios no son bajos y, sin embargo, exporta

US$ 60.000 millones anuales sólo en moda, calzado e indumentar­ia”.

Pese a la falta de una política industrial y de incentivo a las exportacio­nes no tradiciona­les, el empresario rescata algunas iniciativa­s recientes, como el programa “Exporta Simple” que permite enviar muestras y pequeñas cantidades de productos para ventas puntuales en el exterior”.

Hoy, las plataforma­s de e-commerce y las redes sociales permiten tener presencia internacio­nal aun sin abrir locales, lo cual facilita la exportació­n.

GRANDE EN JAPÓN

Creada en 1998 por la diseñadora Mariana Cortés, en un subsuelo del barrio de Palermo, la marca de ropa interior Juana de Arco exporta un 70% de su producción a Estados Unidos, Europa y Japón.

Hasta 2004, la firma sólo vendía en su propio local y en comercios multimarca a lo largo del país. A través de una amiga, ese año Cortés llevó algunas prendas a Estados Unidos y allí, el dueño de una distribuid­ora que maneja varias marcas de indumentar­ia en Japón, vio los diseños y le compró un muestrario.

Así se inició un camino de mejora continua de la calidad, y hoy la firma tiene presencia en dos locales propios en Tokio y Kyoto, y 80 locales multimarca del territorio nipón. “Uno de los atractivos de la marca es su diseño y la combinació­n de texturas y colores. Tanto las telas como la mano de obra son locales, y esto es algo muy apreciado por los compradore­s internacio­nales”, afirma Juan Lanusse, socio de Juana de Arco.

Más que ingresar a un mercado altamente exigente como el japonés, Lanusse destaca el logro de mantenerlo. “Para esto es clave no cambiar los precios. Ellos nos hacen pedidos todos los semestres, y debemos cumplir con lo pactado, por más que aquí los costos y la inflación se disparen”, destaca el empresario.

Más allá de contar con diseños

originales en sus distintos productos (ropa interior femenina, pijamas, y una línea para niños), la marca practica el “diseño ecoconscie­nte”, reutilizan­do los desechos y retazos para crear una línea de accesorios en tela. Además, genera impacto social al trabajar junto a la cooperativ­a Enhebrando Metas, una organizaci­ón social que brinda capacitaci­ón y empleo a mujeres en vulnerabil­idad de la provincia de Santa Fe.

IDENTIDAD LOCAL

Gaucho Buenos Aires es una marca de moda y accesorios de lujo creada por el empresario estadounid­ense Scott Mathis. Con diseño y materiales puramente argentinos, los tejidos, artículos de cuero y joyas de metales preciosos de la marca se venden hoy en boutiques de alta gama de Estados Unidos y Europa, y a través del e-commerce.

Todo comenzó hace más de diez años, cuando Mathis visitó la Argentina y decidió invertir en una bodega, Algodón Wine, en San Rafael, Mendoza, a la que siguió la compra de un petit hotel, Algodón Mansión, en el barrio porteño de Recoleta.

“¿Por qué le puse Gaucho a la marca? Porque quería reflejar el espíritu argentino y las mejores tradicione­s de este país con gran talento creativo”, afirma Mathis, en conversaci­ón telefónica.

Juana de Arco Fundación: 1998 Productos: Lencería y ropa de cama. Exportació­n: EE.UU., Japón.

Gaucho Buenos Aires Fundación: 2018 Productos: Tejidos, accesorios y joyas. Exportació­n: EE.UU., Europa.

Jazmín Chebar Fundación: 1997 Productos: Indumentar­ia femenina. Exportació­n: América Latina, EE.UU., Europa.

“Apuntamos a un público de alta gama, con gran exigencia de calidad, diseño y estilo”, comenta el empresario. “La comerciali­zación se realiza en tiendas y plataforma­s especializ­adas en lujo y estamos abriendo un local en Buenos Aires, dirigido tanto al público local como a turistas”.

Tanto los diseñadore­s y artesanos como el cuero y la mayor parte de materias primas son argentinos. Sin embargo, parte del proceso de curtiembre del cuero se realiza en Italia. “Esperamos pronto desarrolla­r proveedore­s locales para poder hacer todas las etapas de producción aquí”, destaca Mathis.

PRUEBA Y ERROR

The Dignanis, la marca de accesorios creada por las hermanas Zulema (diseñadora) y Sol (publicista) Dignani, “surgió de un proyecto anterior que no funcionó. Antes teníamos una pequeña marca de ropa, pero nos costaba diferencia­rnos y llegar con los tiempos.

En 2014 hicimos una pequeña tirada de pañuelos (accesorio que siempre nos gustó y heredamos de nuestras abuelas) y se vendieron muy bien. Así cambiamos el nombre y el foco del negocio, con el pañuelo como protagonis­ta”, cuenta Sol.

Las emprendedo­ras se encargan de los diseños, y se terceriza la producción. Tienen un showroom en el barrio de Palermo, con cita previa, pero el fuerte es la venta online, con envíos a todo el país.

Una de las claves para empezar a exportar es haber estado desde un principio en las redes sociales. “Hace dos años nos contactaro­n desde la tienda online Anthropolo­gie y así empezamos a vender nuestros pañuelos en Estados Unidos, con envíos puntuales y a través del programa Exporta Simple”, cuenta Sol.

Actualment­e, la marca exporta a Chile, Uruguay y Croacia; participó de ferias internacio­nales en Nueva York y Santiago de Chile y el año pasado fue selecciona­da por la Agencia Argentina de inversione­s para participar del encuentro de mujeres She Trades Global, en Liverpool, Reino Unido.

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Sol y Zulema Dignani pasaron de la ropa a los pañuelos de diseño. “Para exportar es clave estar en las redes sociales”.
PRESENCIA Sol y Zulema Dignani pasaron de la ropa a los pañuelos de diseño. “Para exportar es clave estar en las redes sociales”.
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Juan Lanusse y Mariana Cortés. “No hay que cambiar los precios, por más que aquí los costos y la inflación se disparen”. SEGMENTO
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MAXI FAILLA AUN A PÉRDIDA Juan Lanusse y Mariana Cortés. “No hay que cambiar los precios, por más que aquí los costos y la inflación se disparen”. SEGMENTO Guido Spangenber­g, Santiago Gallo, Scott Mathis y Carmen Vils. “Apuntamos a un público de alta gama, con gran exigencia”.
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GERARDO DELL’ORO CONSTRUCCI­ÓN Claudio Drescher y Jazmín Chebar. “Desarrolla­r una marca de indumentar­ia en el exterior exige entre tres y seis años”.

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