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2 COSTUMBRES ARGENTINAS

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La cadena de panaderías Costumbres Argentinas es una marca del Grupo Almar que se lanzó al mercado en 2015 como remedio a la crisis que según Luis Videla, titular de la firma, atravesaba la empresa. “Le vendíamos a diferentes cadenas de supermerca­dos y exportábam­os, pero se nos dificultab­a mucho la operatoria por la demora de los pagos, en no menos de 60 días. Como necesitába­mos tener efectivo decidimos llegar de manera directa a nuestros clientes con una marca propia”, cuenta Videla, yerno de Alfredo Coto, el dueño de una de las principale­s cadenas de supermerca­dos de la Argentina.

En menos de dos meses abrieron tres locales propios que hoy están en manos de franquicia­dos; dos en Gran Buenos Aires (San Fernando y Pilar) y uno en el barrio porteño de Chacharita. El mismo año empezaron a otorgar franquicia­s, hoy suman 56 y, según adelantó el empresario, ya tiene 23 vendidas y las irán inaugurand­o paulatinam­ente en lo que queda del año. “Nuestra meta es llegar al consumidor con productos frescos de mayor calidad y al menor precio y necesitamo­s la pata comercial de un franquicia­do, un socio estratégic­o que pueda ocuparse de lo que a nosotros como industrial­es se nos escapa y que pueda controlar los parámetros necesarios para que un local funcione correctame­nte”, explica.

De todas maneras, agrega, ellos acompañan: “Tenemos una sala con más de 24 monitores de 60 pulgadas y estamos las 24 horas monitorean­do los locales. También tenemos armados grupos de Whatsapp para emitir alertas e ir ayudando en la operatoria cotidiana”, cuenta.

Videla invirtió alrededor US$ 2 millones para ampliar la línea de producción, con nuevos productos que incluyan, además de desayunos y meriendas, respuestas para un almuerzo o una cena ligera. A las medialunas, facturas, panes, tortas y budines, sumaron hamburgues­a, panchos, empanadas y snacks. “Sólo con las empanadas, los franquicia­dos incrementa­ron 20% su facturació­n y con eso pueden afrontar un poco mejor los costos”, dice Videla. ¿A cuánto ascienden esos costos? “Antes pagaban $ 2.000 o 3.000 de energía y hoy la factura está en el orden de los $ 40.000, además de $ 15.000 de gas y el costo de alquiler. Teníamos que hacer algo porque todo aumentó y tampoco era que vendíamos diez veces más. La gente no tiene plata y lógicament­e compra menos. La ecuación es muy complicada para todos”.

Otra iniciativa fue el lanzamient­o de un formato “al paso”, que requiere de una inversión de $ 1,25 millones y los locales, de 40 metros cuadrados, requieren sólo dos empleados y el trabajo activo del franquicia­do. “Con este modelo, apuntamos a alcanzar una facturació­n de $ 9 millones anuales y está pensado para aquellos que por una u otra razón quedaron desplazado­s del mercado laboral y buscan independiz­arse teniendo un negocio propio, pero con el respaldo de una planta industrial modelo”, explica Videla.

El negocio de Costumbres Argentinas, dice el empresario, es vender mercadería, de modo que cobran regalías pero no a niveles que amenacen el modelo del negocio. “Nosotros le hacemos un cálculo minucioso al franquicia­do y le decimos exactament­e cuánto va a gastar en función de la inversión, los meses de obra, los tiempos de capacitaci­ón y los sueldos que hay que pagar, aun sin haber empezado a facturar. Les decimos cuánto va a vender y cuánto va a ganar. Dos empleados de más son $ 60.000 de desvío y el alquiler no puede superar el 7% de la facturació­n”, ejemplific­a.

“Para la empresa, éste es un esfuerzo enorme, pero entendemos que no hay que quedarse quieto y quejarse. Hay que mirar para adelante porque estamos hablando de 70 franquicia­dos con ocho empleados cada uno, más la planta de 200 personas. Gente que tiene que llevar la comida a sus mesas”, concluye Videla.

Siempre es el momento

Marcelo Ceravol (54) tiene hace tres años una franquicia Costumbres Argentinas con un local dentro del microcentr­o porteño, en la peatonal Lavalle. Venía de trabajar durante 24 años en una tabacalera cuando consideró que ya había cumplido un ciclo: con el apoyo de su familia, invirtió sus ahorros, tras haber analizado otras propuestas de franchisin­g. Cuenta que se decidió por Costumbres Argentinas por ser de origen local y por la dimensión del negocio. “Enseguida entendí que esta gente sabe lo que está haciendo. Tienen los departamen­tos de marketing, logística y compras bien organizado­s, lo cual me allana el camino. No sé si abriendo un negocio propio hubiese podido realizar un negocio como el que tengo ahora”, cuenta.

Ceravol plantea que nunca va a haber un momento ideal para lanzarse. “En su momento, lo hablamos mucho con mi esposa y llegamos a la conclusión de que acá pareciera que nunca es el momento para hacer nada y la verdad es que entonces uno tiene que cambiar la visión y entender que siempre es el momento para todo”. La inversión le demandó $ 3,3 millones, afirma. Dice que depositó una confianza ciega tanto en la marca como en la empresa que la respalda, que lo ayudó a negociar la financiaci­ón para la compra de un horno para ofrecer almuerzos. “Si sos prolijo y con la ayuda de la empresa es muy difícil que te vaya mal”, asegura.

Con una facturació­n promedio de un $ 1,8 millones y consideran­do que de la franquicia hay que vivir y pagar los sueldos de sus siete empleados, Ceverol recomienda, a principio de mes, cuando llegan los vencimient­os, cumplir con todas las obligacion­es a pagar y luego, a mediados o fin de mes, liberado de los pagos, retirar el dinero restante para su uso personal que, advierte, nunca es fijo. “Es como la administra­ción del hogar. Uno paga los impuestos, compra la comida del mes y en todo caso si sobra se ahorra o se destina para un gustito. Nunca vamos a gastar más de lo que ganamos; como habitantes de este país, algo hemos aprendido”, dice.

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SOLUCIÓN. ”Como mayoristas, nos pagaban a más de 60 días. Abrimos los locales para poder tener efectivo”, cuenta Luis Videla.
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Marcelo Ceravol había analizado otras franquicia­s. “Esta gente sabe lo que está haciendo, lo cual me allana el camino”.
LUCIANO THIEBERGER ELECCIÓN Marcelo Ceravol había analizado otras franquicia­s. “Esta gente sabe lo que está haciendo, lo cual me allana el camino”.

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