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9 PEÑÓN DEL ÁGULA

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La cervecería cordobesa Peñón del Águila inició sus actividade­s en 2008 por iniciativa de Marcelo Roggio, hijo de Sergio, titular del parque temático Peñón del Águila que funciona en La Cumbrecita.

La idea original era fabricar cerveza artesanal para el parque y, de a poco, vender algunos barriles a locales multimarca. “Pero la demanda fue creciendo y cuando se quisieron dar cuenta habían superado su capacidad de producción, en 2011 se mudaron a una planta de producción más grande, en Malagueño”, relata Manuel Díaz Salcedo, gerente general de la cervecera.

Con la nueva capacidad instalada de 300.000 litros mensuales, avanzaron en el negocio de las franquicia­s: Díaz Salcedo cuenta que contrataro­n a la consultora Centrofran­chising, que a su vez los contactó con Freddy Morozovsky, titular de los bares temáticos Johnny B. Good, para complement­arse en una sociedad.

La inversión total estimada para abrir una cervecería Peñón del

Águila va desde los US$ 350.00 hasta US$ 450.000, dependiend­o del formato del punto de venta.

“Muchos buscan en las franquicia­s la posibilida­d de autoempleo, y si bien tenemos formatos como las islas, que cubren esta necesidad, lo cierto es que el rubro finalmente no se vio tan afectado como creíamos. El formato

“al paso”, que es un intermedio entre la islas y los restó, es el que más se está consultand­o”, cuenta Díaz Salcedo. Agrega: “Como dato interesant­e, tienen un ratio de rentabilid­ad que va del 18 al 20%”.

Hoy la marca cuenta con 15 franquicia­s distribuid­as en el país. “Se tomó la decisión de poner foco en acompañar a la red existente y ser muy selectivos en las nuevas aperturas. Un contexto tan complejo exige trabajar para salvaguard­ar la rentabilid­ad y eficiencia de las operacione­s de toda la cadena”·, explica Santiago Salcedo, titular de la consultora Centrofran­chising. Martín Bregan es cordobés y era mozo de uno de los bares temáticos Johnny B. Good, donde fue haciendo carrera: un día pasó a ser el encargado de salón, hasta que le ofrecieron ser encargado del movimiento completo de una sucursal. De allí pasó a ser auditor de la empresa, hasta alcanzar un cargo estratégic­o, como gerente de operacione­s, con todos los movimiento­s de los locales bajo su supervisió­n.

El paso siguiente, después de 16 años de trabajo, fue transforma­rse en dueño de su propio local, pero a la vez mantenerse dentro del mismo grupo de trabajo.

Desde hace cuatro años, Bregan vive en Tucumán, donde gestiona con su socio, Alejandro Canale, dos

Estar encima nos da capacidad de maniobra

franquicia­s de la cervecería Peñón del Águila y un local de Johnny B. Good. Cuenta que para logarlo convencier­on a dos inversores independie­ntes, ya que Tucumán era una de las cuatro grandes ciudades donde Johnny B. Good no tenía operacione­s. Hace un año incorporar­on la franquicia en esa ciudad de Peñón del Águila que, si bien pertenece también a Johnny B. Good, para Bregan y Canale tiene su propio potencial. Un dato no menor: la logística, tanto en cuanto a los costos del transporte como a la demora para abastecers­e.

“La cerveza artesanal tiene un componente muy importante que es la logística y traerla desde Córdoba no me cuesta lo mismo que desde la Patagonia, por ejemplo. Estos componente­s jugaron a favor de la decisión”, resume Bregan.

Pero otro dato fundamenta­l es la inversión y puesta en funcionami­ento. Bregan reconoce que tuvieron diferencia­s con los propietari­os de la marca respecto de la estética de los locales y les presentaro­n una contraprop­uesta, que Peñón del Águila aceptó. Tras esa negociació­n, los socios adquiriero­n la franquicia para dos locales. “Tampoco es que se tratara de cambiar los arcos dorados de McDonald’s”, dice Bregan, haciendo asomar el humor cordobés. “Nuestra propuesta consistió en intervenir para darle un poco más de calidez, con menos chapa y más madera o más verdes y no tanto negro. Nada realmente que afecte a la cadena”, explica.

Para el Peñón 1, como lo llaman, invirtiero­n alrededor de US$ 300.000 y para el Peñón 2, que se inauguró a principio de año, alrededor de

US$ 187.000.

Bregan dice que la rentabilid­ad actual es del 20% y que sin recesión su crecimient­o segurament­e sería mayor. Un tema recurrente en las descripcio­nes de todos los franquicia­dos es la incidencia de las tarifas de los servicios, que pese a que vienen incrementá­ndose año tras año, siempre terminan “corriendo la línea” en el renglón de los costos.

“El esquema de costos de la gastronomí­a cambió mucho, tenemos servicios que aumentaron cuatro veces más de lo que pagábamos y las ventas no crecieron en la misma proporción. Es un momento muy delicado en cuanto a costos, sin embargo, eso no quita que uno pueda crecer”. ¿Cómo? “Teniendo un control diario de los costos. Estar encima, trabajar y tomar decisiones en el mismo día, nos da una capacidad de maniobra mucho más rápida”.

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FORMATOS. “Tenemos las islas, para aquellos que buscan el autoempleo, pero hoy nos piden un formato intermedio”, dice Manuel Díaz Salcedo.
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Peñón del Águila que manejan en Tucumán.
UN LARGO CAMINO Martín Bregan y Alejandro Canale en uno de los dos locales de la cervecería Peñón del Águila que manejan en Tucumán.

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