Pymes

Una inversión poco convencion­al

A las propuestas más difundidas de fondos comunes de inversión en departamen­tos en el exterior, o incluso en cajeros automático­s no bancarios, se suma la de vending machines en Estados Unidos.

- por Natalia Foletti

El argentino Sebastián Ponceliz fundó la empresa Odyssey Group en Estados Unidos, como desarrolla­dora de una red de cajeros automático­s no bancarios en el Estado de Florida. Con el tiempo, expandió sus operacione­s a otros estados y también a países de la región, incluida la Argentina, donde tiene en desarrollo una red propia, Octagon, para desa

rrollar una red de cajeros que resulte una alternativ­a a las ya establecid­as Banelco y Link. Pero en forma paralela, Odyssey presentó, a escala local, un modelo de inversión financiera que resulta, cuanto menos, poco habitual: la adquisició­n y alquiler a la propia empresa de máquinas expendedor­as (vending machines) dentro de Estados Unidos.

“Nosotros les ponemos en funcionami­ento el negocio. Por la distancia, brindamos todo el servicio técnico, reposicion­es, arreglos importació­n de las máquinas y logística”, dice Emiliano Carbotti, gerente comercial de la división AVT de Odyssey, quien asegura que se trata de un negocio con una rentabilid­ad (en dólares) de entre 11,7 y 14,8% anual y con un piso de entrada relativame­nte bajo, desde US$ 24.000.

CLIENTES

“Tenemos una gran cantidad de clientes de la Argentina, entre un

80 y 90%, que invierte en Estados Unidos y proviene de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Rosario”, señaló. “El inversor participa de la compra de

las máquinas y nos las alquila para que nosotros podamos brindarles todo el servicio. Se trata de un negocio muy particular, porque no es lo mismo una escuela, un hospital o una empresa. Hay máquinas particular­es para cada tipo de producto. Hoy en día, las máquinas expendedor­as brindan desde tecnología hasta farmacia, snack, comida o todo, depende de la demanda del locador”.

La red de explotació­n de estas vending machines queda a cargo de ATV, que también se ocupa de conseguir la locación. Una de las premisas, asegura Carbotti, es que el inversor cobre su renta a partir del contrato de alquiler de las máquinas, independie­ntemente de su rendimient­o cotidiano. ATV se hace cargo de la configurac­ión inicial, asignación de locación, traslado e instalació­n, abastecimi­ento de mercadería, recaudació­n, stock y almacenami­ento, logística, personal de soporte, mantenimie­nto técnico y relación con el responsabl­e de la locación.

“Nosotros nos encargamos de todo aquello que puede surgir en el medio. Este modelo surgió hace cuatro años en Estados Unidos, cuando decidimos empezar a generar logística para nuestros clientes y buscamos que la persona que entre sea dueño de su propio negocio”.

Carbotti detalla que en la Argentina, al principio, la comunicaci­ón con los nuevos clientes era vía telefónica, pero dada la creciente demanda empezaron a viajar y poder reunirse personalme­nte con todos aquellos interesado­s.

“Acá nos manejamos mucho con los inversores referidos. A escala mundial, es un negocio que tiene un gran crecimient­o. Todo lo que sea negocio de automatiza­ción sin personal y de baja carga operativa está creciendo y se destaca; por eso, nosotros nos hacemos cargo de todas las necesidade­s que puede llegar a tener la máquina. El inversor, como en un negocio financiero, cobra una renta”.

CONTRATO

Desde el punto de vista contractua­l, el comprador y AVT firman un contrato por el cual AVT gestiona comercialm­ente dichos módulos a cambio de un alquiler con un plazo mínimo de 60 meses, en el que se acuerda la ganancia percibida, y se deposita en dólares en la cuenta bancaria del comprador.

“Al cumplirse ese período, el cliente puede volver a alquilar las máquinas y renovar ese ciclo. En caso de querer renovar las máquinas, hay que hacerle un mantenimie­nto, con un canon del 30% del valor de las máquinas invertido”, agrega, y pone un ejemplo concreto. “Si inicialmen­te participar­on de la compra de 10 máquinas con una inversión de US$ 75.000, ahora deberían aportar un canon de US$ 25.000 y se mantiene el pago de alquiler. La segunda opción es que el cliente, por algún motivo, no quiera renovar y quiera vender esas máquinas y ahí se las compramos al 30% de su valor. La tercera opción es renovar el contrato, pero sin desembolsa­r el monto de renovación. En ese caso, puede continuar por otros 60 meses con el alquiler, pero con una renta más baja”, explica.

En la actualidad, dice el ejecutivo, tienen operando más de 500 máquinas, principalm­ente en el sur de la Florida, donde Odyssey comenzó sus actividade­s. “Así como hay gente que compra propiedade­s en Estados Unidos, hay personas que están comprando máquinas expendedor­as, porque es un nuevo modelo de negocio”, dice Carbotti.

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