La inteligencia artificial dio lugar a otra forma de organización y herramientas.
Industria 4.0, un nuevo desafío para las pymes
Cada pequeño paso dado para fabricar un producto puede generar datos que, almacenados y utilizados en forma adecuada, ayudan a desarrollar soluciones para mejorar la productividad y la eficiencia. Las nuevas tecnologías que trae la Industria 4.0 están más cerca de lo que aparentan. Para acceder a ellas, a menudo no hace falta mucho capital. Lo que sí se requiere es capacitación, cultura innovadora y visión de largo plazo. Los expertos aseguran que la inestabilidad macroeconómica no es un obstáculo para empezar a incorporar herramientas tecnológicas en compañías de cualquier tamaño. Y advierten que la carrera comenzó y no va a detenerse.
Robótica, impresión 3D, inteligencia artificial, computación en la nube, big data, Internet de las cosas, entre muchos otros, son los nombres que marcan lo que se viene denominando la “Cuarta Revolución Industrial”. El tiempo se encargará de verificar si se trata (o no) de una nueva etapa histórica. Pero, al día de hoy, los nuevos avances tecnológicos están teniendo una ponderación similar a las que tuvieron, en su momento, la máquina a vapor, la electricidad y la tecnología digital.
Así, aparecen conceptos, como el “mantenimiento predictivo” de una máquina. Los
sensores inteligentes ayudan a almacenar información sobre su funcionamiento, que puede predecir una rotura, reduciendo los tiempos de reparación. O el “gemelo digital” de un producto. Si se acumula información sobre su proceso de fabricación, se pueden simular distintas situaciones de estrés y también permite saber cómo reaccionaría ese proceso si, por caso, hubiera un corte prolongado de energía. Para analizar el prototipo de un producto ya no hace falta hacer matrices y muchas pruebas. La impresión 3D permite obtener, en poco tiempo y a bajo costo, una pieza muy similar a la real, que puede ser testeada.
“Estamos repensando todo el proceso productivo, desde la relación con un proveedor, lo que ocurre puertas adentro con los fierros de la empresa y la llegada al consumidor. Antes, las tres etapas estaban separadas y en el medio había mucha información que se perdía. Ese esquema está siendo reemplazado por otro en donde cada paso deja una huella digital que se integra a un conjunto de datos que ayuda a tomar mejores decisiones”, explica el economista Ramiro Albrieu, investigador del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
Tras relevar más de 300 empresas de diversos tamaños y sectores, el CIPPEC elaboró un informe sobre el estado de situación de la industria frente a este tema. Albrieu, uno de sus autores, asegura que muchas pymes desconocen “la magnitud del cambio” y recomienda que comiencen a interiorizarse. “Un 50% de las
empresas en la industria argentina no utilizan tecnologías que usen intensivamente datos en ninguna parte de su proceso productivo, porque directamente no saben de qué se trata el tema o piensan que no es para ellos. Y no es así, porque hay esquemas aplicables a cualquier escala”.
DEMOCRATIZACIÓN
La clave para que la ola 4.0 llegue a todos lados pasa por lo accesible de las nuevas herramientas. “Las nuevas tecnologías se han democratizado a nivel global”, señala Patricio Flynn, director de Tecnología de Ternium Argentina. “Existían en modo incipiente y se volvieron muy disponibles de forma muy rápida y formaron un boom.
Y esto tiene un impacto clave en la industria, en donde la automatización y la productividad tienen un peso importantísimo.”
Desde la posición de una empresa grande y con un vínculo fuerte con la cadena de pymes proveedoras y clientes, en Ternium no ven obstáculos para que toda la industria pueda beneficiarse. “Acceder es muy sencillo y barato. No hacen falta grandes inversiones. La innovación, muchas veces, es de bajo costo. Las tecnologías están para todos, no es más caro lo que se consigue en la Argentina que en Estados Unidos”, asegura Flynn. “Si quiero probar un desarrollo, por ejemplo, ya no necesito tener hardware. Utilizando la nube, el cloud computing, con una inversión mínima puedo probar si algo funciona o no.”
El secretario de Industria, Fernando Grasso, ubica a las empresas argentinas en una pirámide en cuyo tope hay un 3% de compañías innovadoras, que hacen uso intensivo de estas tecnologías e invierten en ellas. “Hay otro 20 o 30% que se lanzó por iniciativa propia o porque integran redes productivas que lo exigen. Y luego hay una enorme base, que es donde queremos concentrarnos nosotros: son esas empresas donde hay quienes están a las puertas de lanzarse, o directamente no han hecho nada.”
Grasso plantea que para dar el salto tecnológico, el primer paso a veces exige empezar desde cero: “El desafío ya no es la incorporación de las tecnologías sino preparar a las empresas para hacer cosas básicas”, dijo. “Si una empresa no tiene métricas de su proceso productivo, control de stocks, sistemas de gestión de la calidad, es difícil dar el paso a adoptar herramientas digitales. Esa tecnología de gestión puede tener soluciones low cost. Incorporar un sistema de sensores, con una inversión de $ 200.000, puede mejorar la productividad en un 10 o 15%”, señaló el funcionario.
El punto de partida para que una empresa acceda a las nuevas soluciones requiere, según
“El momento para discutir estos temas es hoy. Hay que estar preparados para cuando pase la mala. Porque la mala, en algún momento va a pasar.”
Albrieu, de tres pilares. El primero: mucha cantidad de datos, almacenados durante mucho tiempo, para poder hacer diagnósticos correctos. El segundo: poder computacional, lo que no significa grandes inversiones. “Una gran empresa tiene un desarrollo propio; una pyme puede contratar servicios en la nube a un costo razonable. Los proveedores de tecnología ofrecen herramientas estandarizadas, que no son caras, que permiten guardar y usar todos los datos”, dice Albrieu. Y pone como ejemplo las páginas web. Para una pyme, armar un website dinámico, que permite el e-commerce y la interacción con los clientes, puede ser caro. “En la nube, hay servicios en los que se puede dibujar el diseño de una web, escanearlo y recibir 15 o 20 modelos diferentes. Además, ésa puede ser su vía de ingreso al mundo digital.”
El esquema se completa con el factor humano y, como es esperable, la necesidad de contar con programadores calificados. Pero Albrieu destaca que es muy importante que se involucren los propios directivos de la empresa, que conocen su proceso productivo y tienen poder de decisión: “Ya no corre más que el dueño recurra al encargado de informática sólo cuando se rompe una computadora. Tiene que capacitarlo, pedirle información y explicarle el proceso productivo para que investigue qué se puede hacer. Además, tiene que conseguir sentarse él mismo tres horas por semana a pensar cómo puede incorporar la tecnología, porque eso puede salvar a su empresa para siempre.”
PLAN
En abril, el Gobierno sancionó una resolución conjunta de las áreas de Producción y Trabajo, y Educación, Ciencia, Cultura y Tecnología, y lanzó el Plan Industria Argentina 4.0 para impulsar las capacidades tecnológicas de las empresas. El primer objetivo de la norma es la coordinación de todas las áreas del Estado que tienen contacto con el mundo productivo. Según explicó Grasso, el plan se desarrollará a través de tres ejes de acción:
– La capacitación de las empresas en estas nuevas tecnologías, que alcanza tanto a empresarios como a trabajadores. “Es importante el concepto de gestor tecnológico, para traducir las necesidades de la empresa a la oferta existente de consultoría, productos y servicios tecnológicos.”
– La asistencia técnica para brindar herramientas concretas a las empresas. El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) tiene productos “casi enlatados” que pueden ayudar a las empresas a implementar un plan de trabajo. “Tenemos casos concretos. Por ejemplo, sensorizar un área de la planta para que un software pueda medir tiempos y productividades. A partir de esa información, la empresa puede saber si le conviene incorporar tecnología o modificar su proceso productivo. Las empresas que implementan estos proyectos pueden recibir crédito fiscal y consultoría gratuita por parte de los expertos del INTI.”
– El desarrollo de una red de centros tecnológicos. “Es un aspecto más de largo plazo en el que la Argentina tiene capacidades, públicas y privadas, pero hace falta un espacio de coordinación que arme una hoja de ruta concreta con las distintas áreas de gobierno, las cámaras empresariales y otros actores. La resolución prevé la formación de un Consejo Asesor para que surjan acciones, que tal vez incluyan un proyecto de ley, que establezcan estos beneficios.”
Se prevé que la llegada concreta de estas soluciones a las pymes se vehiculice a través de las mesas sectoriales que administra Producción, las que cuentan con una “submesa” dedicada a la tecnología 4.0.
Las grandes empresas también servirán de canal de transmisión para las pymes que integran su red de proveedores, en busca de más eficiencia y productividad para ambas partes. “En Ternium, con el programa ProPymes, trabajamos con nuestra cadena de valor transmitiendo experiencias. En el último año capacitamos a 5.000 ejecutivos y empleados de pymes, ayudándolos a diagnosticar”, afirmó Flynn.
“Que el Gobierno coordine esta clase de ayudas es fundamental. Aquí se mezclan producción, ciencia y tecnología. Es una forma de unificar distintas fuentes capacitadas en el tema.”
Las complicaciones “macro”, como la caída del consumo, la falta de crédito y la presión impositiva suelen anteponerse a la modernización tecnológica, en particular dentro de una empresa chica. Esas dificultades, no obstante, no son incompatibles con la decisión de dar el salto, aun para una pyme. Desde el lado oficial, Grasso responde: “Cuando el empresario tiene la mirada de largo plazo, las decisiones no dependen de un contexto macroeconómico determinado. La inestabilidad puede retrasar decisiones, en especial si hay restricciones de financiamiento, pero en estos años el proceso de incorporación de tecnología nunca se detuvo”.
Para el economista Albrieu, “el momento para discutir estos temas es hoy. Hay que estar preparados para cuando pase la mala. Porque la mala, en algún momento va a pasar”. Y alerta sobre el peligro de creer que la tecnología
4.0 es sólo para algunos: “Si seguimos como hasta ahora, no vamos a ver una transformación estructural. Vamos a tener algunas islas, empresas o sectores, que van a operar con alta productividad, buena tecnología y conexión con el mundo, pero separadas del resto de la economía. La heterogeneidad que hoy se ve en la industria va a ser más marcada, separando a los que se quedaron en el camino”.