Tres casos de escuelas de danzas para todo tipo de público.
Emprendedoras que, movidas por su pasión por el arte del movimiento, montaron centros educativos que a la vez son un buen negocio. Todo tipo de ritmos y para todas las edades. por MARIANA ROLANDI
Los niños y adolescentes “pueden elegir entre jazz, ballet, ritmos urbanos y comedia musical”. Para jóvenes y adultos “hay clásico, jazz, contemporáneo, “lyrical, theatre, street, reggaeton, femme, ritmos urbanos, dancehall, hip hop, elongación y más”, cuenta Poli Gómez, una de las dueñas de MOV. Junto a su socia Melisa Ferrari empezaron alquilando salas por hora para dar sus clases. “Después de algunos años, en 2011, pudimos alquilar nuestra propia sala en el barrio de Belgrano y ahí empezamos a montar la escuela. El primer estudio era un único espacio muy pequeño. Luego de cuatro años y mucho trabajo nos mudamos a un lugar más grande, donde empezamos a incorporar más actividades y profesores. Hace un año nos volvimos a agrandar, nos mudamos a un estudio a la calle, con dos salas, tres baños, recepción y una oficina”, cuenta Ferrari.
En el caso de ADI, las actividades comenzaron hace más de 40 años en dos sedes, una en el barrio porteño de Colegiales y la otra en Caseros, al otro lado de la General Paz. “Ambas comenzaron muy austeramente utilizando salas libres de una casa o alquilando una vieja casona. Primero se dictaban algunas actividades, tanto mi hermana como yo dábamos la mayoría de los cursos. Con el paso del tiempo hubo reformas que permitieron agregar más salas con la consiguiente incorporación de actividades y docentes. Este crecimiento fue paulatino, variando de acuerdo a los vaivenes de la economía, y adaptándose a las nuevas tendencias del mercado artístico”, explica una de las hermanas, Mónica Stralci.
El emprendimiento de la bailarina y actriz Reina Reech se concretó en junio de 1996 con el “Estudio de Danzas y Arte Reina Reech”, que inició sus actividades en el barrio de Belgrano. Hoy tiene dos sedes más: en 2006 abrieron un nuevo estudio en el barrio de Palermo y en 2007, en Caballito. “Logramos así que personas de diferentes lugares de la Capital y el Gran Buenos Aires puedan acceder con facilidad a estudiar y crecer artísticamente con nosotros”, cuenta Reech.
Los tres casos coinciden en tener alumnos que van desde los 3 años, hasta que uno tenga ganas de seguir bailando. “Los más pequeños comienzan con Iniciación a la Danza siguiendo más adelante con Clásico, Jazz, Tap, Hip Hop, Acrobacia en tela, etc”, cuentan en MOV y agregan que los adolescentes se inclinan por el Clásico, Jazz, Tap, Danzas Urbanas y, algo que dicen les encanta, la Comedia Musical. Los adultos, mientras tanto, se inclinan por la danza clásica, las clases de elongación, Theater Dance, Tap, Canto, y Teatro, dos actividades que están incluidas como un plus a las clases de distintos bailes.
En la escuela de Reina Reech además de este tipo de clases hay carreras de formación académica: intérprete, que da el título de
Bailarín; puesta coreográfica, que da el título de Coreógrafo, y profesor de danza. El plan de estudio está diseñado para que el alumno pueda cursar las tres carreras al mismo tiempo.
“Nuestra misión es formar artistas de nivel para desempeñarse en diferentes estilos de danza. La versatilidad de nuestra carrera apunta a que los alumnos tengan la libertad de elegir su preferencia artística y les ofrecemos las herramientas necesarias para insertarse en el medio laboral”, cuenta Reech.