El paraguas de la marca
Leandro Merli trabajaba en una empresa de telecomunicaciones y hace 4 años, junto a tres socios, encararon la apertura de un local de Mostaza. Además de conversar con los gerentes de la empresa, dijo, fue a hablar con dos franquiciados para tener la versión de aquellos que, como él, tenían invertidos sus ahorros. Según Merli, el negocio cumplió sus expectativas y ahora tienen 3 locales en la zona oeste. El primero lo puso en Castelar, el segundo en Liniers y el más reciente, de 2019, en Ramos Mejía.
Merli dice que una de las primeras preguntas que suele hacer cuando analiza una marca es cuántos locales cerraron. “Yo prefiero una marca que quizás abra menos locales, pero que le funcione y no cierren. A favor de Mostaza, yo veía que abrían un local cerca de las marcas multinacionales y vendían a la par. Mostaza es una marca aspiracional fuerte, capaz de empujar a una multinacional”, aseguró.
Pero toda esa fortaleza tambaleó durante las primeras semanas de la cuarentena, cuenta el emprendedor. “Gracias a Dios Mostaza ya tenía desarrollado el canal de entrega a domicilio. De modo que, una vez que a los 40 días del inicio de la cuarentena se nos permitió abrir exclusivamente para entregas a domicilio, pudimos empezar a tener algo de facturación, como para cubrir algunos gastos”.
Con 75 empleados entre los tres locales, además de ver cómo cubrir los costos, tuvieron que llevar adelante una preparación adicional para trabajar en pandemia. “Se les brindó equipo de protección y capacitaciones sobre los cuidados y correcta manipulación de los alimentos”.
En los meses más duros pudo cumplir con los 75 sueldos gracias a los ATP y a un crédito bancario que solicitaron para gastos fijos. “Además, por cumplimiento, la empresa nos ayudó con alguna bonificación y la financiación de pagos que nos quedaron pendientes cuando tuvimos que cerrar”. El año pasado cerró con una caída de ventas de 40%, medidas en unidades.
Hoy sus tres locales trabajan con una capacidad máxima de 30% de las mesas, más los servicios de entrega a domicilio y de retiro en el local.
“La pandemia me confirmó que estar con una marca fuerte influye. El año pasado vimos cerrar grandes restaurantes y estoy convencido de que tomé la decisión correcta, si bien nos exigió pelearla, como a todo el mundo. Ahora el objetivo de este año es intentar volver a los estándares de actividad que teníamos antes”, concluyó Merli.