Comercios donde no se sentaron a esperar que todo pase.
Superaron la crisis de la pandemia por sus propios medios, sin respaldo financiero ni el apoyo de una marca. Testimonios de seis empresarios del sector que resistieron la decisión más temida: bajar las persianas. Por Nino Fernández
Uno de los sectores más perjudicados por la pandemia y la crisis de 2020 fue el comercio. Salvo excepciones como la venta de alimentos en negocios de proximidad, ferreterías, farmacias y kioscos, que fueron exceptuados de las restricciones de cuarentena, la mayoría de los restantes rubros del comercio registró fuertes caídas en su facturación. Según la Confederación de la Mediana Empresa (CAME), las ventas de los comercios, medidas en cantidades, cayeron más de 20% a lo largo del año (ver “Unas Fiestas con sabor a poco”).
Infinidad de locales debieron cerrar o achicarse. Otros se reinventaron o sumaron incluso productos o servicios absolutamente extraños al rubro original. Sin ventas durante semanas o meses, la mayoría sobrevivió. Y no precisamente por comercializar rubros de primera necesidad, tener espaldas financieras robustas, clientes cautivos o fidelizados. En muchos casos ni siquiera tenían local propio. Tampoco poseían el aprendizaje de experiencias anteriores de fuertes crisis de consumo, como la ocurrida durante el 2001-2002.
Con la cuarentena obligatoria debieron cerrar sus negocios por diferentes períodos de tiempo según los distritos y luego durante varias semanas trabajar en condiciones que poco tenían que ver con la ‘normalidad’ de prepandemia. El hilo conductor fue que no se quedaron con los brazos cruzados. En este informe se presentan seis casos de comerciantes que resistieron a la decisión más temida: bajar las persianas.
“Diciembre no fue como se esperaba, porque si bien las ventas se recuperaron en relación con lo que fue el año, siguieron disminuyendo frente a 2019, que de por sí fue un año malo”. Confederación de la Mediana Empresa