Una relación tumultuosa
“Ha sido la muerte más anunciada” sostiene el escritor guatelmateco Rodrigo Rey Rosa que vino a la Feria de Guadalajara a a presentar su libro Fábula asiática. “Todavía resta por ver si esto va a acelerar el cambio o si por el contrario va a profundizar la política y que despierte lo que significaba Fidel para nuestra generación y hasta se logre añorar esa época”.
La relación de Fidel Castro con los intelectuales siempre contó con el apoyo de pensadores de todo el mundo aunque a veces fue tumultuosa. En los 60 lo adoraron Sartre, Juan Goytisolo, Alfredo Bryce Echenique, Simone de Beauvoir. Más tarde participarían de ese club de conversaciones en las madrugadas tropicales Gabriel García Márquez y Julio Cortázar. Gabo llegó a ser un gran amigo y también asesor del líder barbudo, solían tener conversaciones que podían durar hasta nueve horas, contaba el autor de Cien años de soledad.
Una mujer cercana en el afecto y la admiración, la mexicana Elena Poniatowska detalló: “Pensé ¡qué bueno por él!, que por fin, con 90 años, y que ya estaba cansado. Pero yo sentí que Fidel Castro –independientemente de todos los horrores que dijeran de él, que era un dictador o que continuaba en el poder sin límites– había cambiado toda la postura de América Latina, no sólo la de Cuba, que había cambiado la interlocución con los Estados Unidos… Y que eso para nosotros ha sido muy valioso”. En el mismo sentido, Laura Restrepo señaló en una exposición en la feria que “Fidel es la encarnación gloriosa y a la vez dolorosa de la limitación en los intentos por reemplazar el viento final por sombra de esperanza’’. Y Arturo Pérez Reverte sostuvo en su alocución: “Hubo un sueño hermoso que se llamó Sierra Maestra, un sueño muy divertido de justicia y hombres valientes que se echaron al monte a pelear por la libertad y la justicia y vencieron. Después se pudrieron en el poder y han terminado un sueño en un payaso grotesco en jogging”.
“Ahora se trata de ver de qué manera Cuba va a ir abriéndose, democratizándose, optando por una forma más civilizada del desarrollo que es la democracia”, expuso Mario Vargas Llosa en la presentación de su libro Cinco esquinas y reiteró su sentencia: “La historia no lo absolverá”. “El daño al final que ha causado ha sido muchísimo mayor que los beneficios que pudo haber tenido en algunos campos, la educación o la salud”. El escritor rumano Normal Manea concluyó que “fue el último de los grandes revolucionarios latinoamericanos, uno de los principales opositores de Estados Unidos, que eligió oponerse al capitalismo de Estado por más de 20 años”.