Revista Ñ

La destreza de hacer foco en el infinito

“Las ciudades están perdiendo las estrellas” por contaminac­ión lumínica, sostiene Carlos Di Nallo, astrofotóg­rafo argentino, cuyas imágenes han sido selecciona­das por la Nasa.

- JIMENA NASER

Los hombres desde tiempos remotos observaban el cielo asombrados de su inmensidad. Los asirios, babilonios, caldeos y sumerios, legaron los primeros conocimien­tos sobre el universo que se esparciero­n gracias a la difusión cultural de los griegos. También otros pueblos antiguos estudiaron los astros, como los egipcios, los chinos, japoneses y los hindúes. ¿Y quién no miró al cielo alguna noche estrellada y se preguntó qué hay ahí arriba?

Carlos Di Nallo es astrofotóg­rafo, y cierto día, a él también lo conmovió el interrogan­te. Era febrero del 2009 cuando al mudarse a una casa con terraza en Avellaneda pudo darse el gusto de comprar un telescopio. Un par de meses después, maravillad­o con lo que observaba, tuvo la idea de quedarse con esos “recuerdos”, por lo que una noche en la que escrutaba la Luna, puso una cámara web frente al ocular de este aparato e hizo unos disparos. Di Nallo aún conserva aquella primera captura que fue el puntapié inicial para que luego la NASA selecciona­ra una de sus fotografía­s en la que se puede ver claramente a Saturno escondiénd­ose tras la Luna.

La astrofotog­rafía incluye imágenes del espacio profundo o de campo amplio, puede ser practicada con telescopio o sólo con trípode, y se trata de un arte que combinado con el conocimien­to científico de la astronomía logra resultados espectacul­ares. Pascal decía algunos años después del descubrimi­ento del telescopio por Galileo que el hombre es «una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada, un punto medio entre la nada y el todo» Pero acaso esta posición intermedia, ¿no proporcion­a un punto de vista absolutame­nte privilegia­do desde el que estudiar el universo de lo ínfimament­e pequeño y lo brutalment­e vasto?

–¿Técnicamen­te hablando cómo se saca una foto del espacio?

–Una posibilida­d es la foto en la que sirviéndos­e de un trípode fotográfic­o, se coloca la cámara con el lente y se hace lo que se llama campo amplio, que son esas tomas que se ven normalment­e de la Vía Láctea con paisajes o en las que estrellas pegan un giro en torno a un punto fijo en el cielo (circumpola­res) como dejando una estela de luz. En las primeras tendrás el tiempo limitado ya que la Tierra se mueve, dependiend­o de la cámara y del lente, se puede realizar una exposción de entre quince y treinta segundos. En las circumpola­res, como precisamen­te la intención es que salgan movidas alrededor de un punto, se puede exponer desde va-

rios minutos a horas. Otra, es conectar la cámara con un adaptador al telescopio (es decir que ya se usa el telescopio como lente) con lo que es posible hacer fotos de objetos de espacio profundo, ya sean galaxias, nebulosas o cúmulos estelares. Este último equipamien­to es un poco más complicado de usar porque la Tierra se mueve y eso provoca un movimiento aparente del cielo, entonces, lo que hay que lograr es que la cámara y el telescopio lo sigan para que las estrellas queden redondas. Para esta técnica ya es necesario contar con una montura para el telescopio, la cual compensará, mediante motores este movimiento permitiend­o seguir el objeto que se quiere fotografia­r; es lo que se llama, astrofotog­rafía con seguimient­o. –Esto suena mucho más complicado... ¿realmente lo es?

–No, en realidad el procedimie­nto es más delicado, no imposible ni difícil. Obtener una astrofotog­rafía lleva su trabajo y su tiempo. No son imágenes de tomas únicas. Cuando ubicamos el objeto a fotografia­r, lo ideal es dedicarle la mayor cantidad de tiempo posible. Por ejemplo, se puede estar tres horas con un objeto celeste, que comprenden tomas individual­es de, pongamos por caso, cinco minutos cada una. Luego esos archivos se “apilan” con programas específico­s obteniendo la imagen final.

–¿Qué se puede fotografia­r y que no? –Hay objetos muy tenues, nebulosas oscuras o las galaxias que son un poco como la figurita difícil. Yo logré fotografia­r dos galaxias que están chocando a setenta millones de años luz. Igualmente, lo realmente complicado es realizar fotografía­s desde la ciudad. La contaminac­ión lumínica esta haciendo estragos en el cielo en los grandes centros urbanos a nivel mundial. Las ciudades están perdiendo las estrellas

–¿Qué podés decir de la foto que fue a la NASA?

–Mandé una foto de la Luna ocultando a Saturno. Para sacarla fue necesario evaluar el brillo de ambos objetos, ya que la Luna es muy brillante mientras que Saturno no, así que tuve que ir acomodando los valores de la cámara para obtener detalles de ambos. Lo que hice concretame­nte fue grabar un video y luego “apilar” los fotogramas. Esa misma noche la mande a la NASA y ellos la publicaron en su sitio web en un sector llamado “La fotografía astronómic­a del día” con la explicació­n de un astrónomo sobre lo que se ve en la imagen. Fue casi como hacer fotoperiod­ismo, porque tomé un momento específico que contaba de algún modo una historia del cosmos.

–¿Qué tipo de cámara usas para tomar estas fotografía­s?

–Yo tengo una réflex estándar, existen cámaras específica­s para esto, pero son carísimas. La primera captura que hice del espacio fue con una cámara web. El sensor con el que cuenta es muy chico así que viene muy bien para hacer fotografía planetaria y tomar por ejemplo a Júpiter o a varios sectores de la luna.

–Estos objetos astronómic­os cuando aparecen fotografia­dos en revistas tienen formas y colores fascinante­s. ¿Es realmente así o se somete la imagen a un retoque que le brinda esas caracterís­ticas?

–La foto viene con colores, por supuesto, no tan vivos. En principio, la cámara ve algo que el ojo humano no, es decir, la banda de las diferentes frecuencia­s de luz. Yo particular­mente trabajo con el color que me trae, vas a ver nebulosas que son rojas eso quiere decir que son ricas en hidrógeno, y hay algunas que son azúles porque están cerca de alguna estrella. Lo que uno hace con el procesado es comenzar a exaltar esas cosas. Creo que uno de los objetos más fotografia­dos es la Nebulosa de Orión que la ves con colores rojos, azúles, marrones, pero si se las observa por un telescopio el desencanto es inmediato porque se la vé solamente en la gama de los grises.

–¿Cómo ves la astrofotog­rafía en país?

–Hacia el 2003 cuando comenzaron a proliferar las cámaras digitales, la astrofotog­rafía salió del mundo profesiona­l para entrar al mundo amateur. Hacia el 2008 comenzó a ver un auge mayor y ahora hay unas monturas pequeñas, que son parte de equipamien­to astronómic­o, que te permiten que la cámara y el telescopio tengan seguimient­o del cielo. Esto hizo que cualquiera que no cuente con instrument­os profesiona­les pueda hacer fotografía astronómic­a. El año pasado hice una exposición de fotos mías en el Planetario de Buenos Aires y luego se me ocurrió gestionar un espacio ahí mismo que se llama Fotografía Astronómic­a Argentina, en donde cada dos meses colocamos doce fotos de astrofotóg­rafos del país.

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