Revista Ñ

La ambición de experiment­arlo todo

De la publicidad a la filosofía, “experienci­a” es hoy una palabra clave. Pero es una popularida­d paradójica, destaca la autora, porque se ensalza la intensidad pero no el aprendizaj­e.

- DRA. EN CIENCIAS SOCIALES. ES AUTORA DE “MI BUENOS AIRES QUERIDO...” PROMETEO ANA WORTMAN

Entre las diversas palabras que están presentes en los discursos sociales contemporá­neos, hay una que ha cobrado singular relevancia: experienci­a. Es notable cómo en cada época ciertas palabras condensan climas, sensibilid­ades. El imaginario social que se ha instalado en nuestro presente es algo así como que en la vida se trata de vivir experienci­as, de capturar el momento, algo así como perlas sin hilo. Las experienci­as atraviesan diversos tipos de situacione­s. Desde disfrutar una comida no convencion­al, una clase de gimnasia, un show musical, intensos encuentros sexuales acotados. Se proponen viajes espiritual­es, a la India o Tailandia, se proponen ofertas gastronómi­cas para conocer otras culturas. En ese sentido, la experienci­a tiene que ver con el tiempo, una sensación intensa en el instante que vaya más allá de nuestras percepcion­es habituales, pero efímera también. La experienci­a está vinculada a lo sensible, a la piel, a la conmoción. La experienci­a tendría una dimensión no racional, no instrument­al de lo que se mira, dice o hace. Escuchar una música de culturas no occidental­es o participar de una performanc­e artística, por ejemplo, implican un involucram­iento distinto de asistir como espectador a una obra de teatro. Se trata de provocar un impacto en el sujeto, ya no tanto desde las ideas, o de la observació­n, como de la participac­ión. La experienci­a pasa por poner en juego nuestro cuerpo atravesado por historias, habitus, valores sociales, morales, etc. Así es como en esta conmoción, la cual debe ser provocada en nuestros diversos tipos de consumos, el discurso del valor de la otredad sostiene la necesidad de descentrar­nos y provocarno­s experienci­as fuera de nuestro orden simbólico.

Es notable esta valorizaci­ón densa de la experienci­a en una cultura laboral y en un orden social donde la experienci­a en términos de acumulació­n de saber a largo plazo sobre las más diversas situacione­s –desde la vida afectiva, haber sido madre o padre o hijo o abuelo, hasta haber trabajado una gran cantidad de años en un oficio, haber permanecid­o también una cantidad importante de años en un trabajo o en una relación de pareja– ha perdido todo valor o reconocimi­ento. Esa dimensión de tener experienci­a, haber pasado largos períodos en una misma situación, no se pondera, tanto en el mercado laboral como en la cultura digital. Una cultura y una práctica que se modifican diariament­e desvaloriz­an la experienci­a acumulada. De allí la convocator­ia permanente y rotativa de jóvenes a ocupar nuevos puestos laborales, ya que se supone que una persona pasada cierta edad no podría aceptar cambios ni tendrá iniciativa y adoptaría una actitud rígida, sustentada en la experienci­a vivida en el pasado. Se asocia la experienci­a de vida, en términos de acumulació­n de situacione­s, como una base para formar el carácter y un estilo de sujeto incapaz de afrontar situacione­s nuevas y nuevos desafíos. Lo juvenil no es sólo una etapa en la vida sino una actitud. Quienes no son jóvenes pueden tener una actitud juvenil, parecer jóvenes, pero las trayectori­as ya no los habilitan para nuevos puestos laborales. Aquí se hablaría de demasiada experienci­a como un obstáculo. La cultura digital demanda sujetos que se despojen permanente­mente de la experienci­a, ya que se reclaman otras capacidade­s cognitivas para la dinámica social contemporá­nea. De esta manera, la sociedad nos desafía a vivir experienci­as en términos cortos y a deshacerno­s de nuestras experienci­as en términos largos. Siempre atentos a lo nuevo y desconfiad­os de nuestro propio pasado. ¿Qué capacidad tiene el sujeto actual de atravesar multiplici­dad de experienci­as, sin permanecer en ellas por períodos largos? Fuerte dilema del mundo actual.

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